El engaño oficializado

18/03/2014 - 12:00 am

La recomendación de COFEPRIS y Secretaría de Salud, a través del nuevo etiquetado frontal obligatorio de alimentos y bebidas que está por imponerse en México, es que los mexicanos consumamos 18 cucharadas cafeteras de azúcar al día.  Como señalamos anteriormente, la OMS desde 2002 estableció como máximo tolerable de consumo de azúcar el equivalente de 10 cucharadas cafeteras al día y ahora ha puesto a consulta reducir este máximo tolerable a 5 cucharadas cafeteras. En el boletín de prensa de la OMS se hace referencia directa al consumo de azúcar a través de los refrescos por ser éste el producto que representa la mayor ingesta de este ingrediente para gran parte de la población.

Diversos estudios indican que el consumo diario de una sola lata de refresco de 355 mililitros puede aumentar el riesgo de obesidad en los niños en un 60% y el consumo de una o dos latas aumenta el riesgo de diabetes en un 25%, para la población en general. Si tomamos en cuenta la nueva consideración de la OMS (5 cucharadas cafeteras) una lata de refresco (7 cucharadas cafeteras) debería informar que contiene 140% de lo que se recomienda como máximo tolerable por este organismo internacional. Sin embargo, el nuevo etiquetado que pretende hacer obligatorio el gobierno mexicano diría que una lata de refresco de 355 mililitros contiene el 38% del requerimiento diario de azúcar. Este etiquetado representa un atentado contra la salud de los mexicanos que sufren uno de los índices más altos de sobrepeso, obesidad, diabetes y muerte por diabetes en todo el mundo.

¿De dónde tomó COFEPRIS este etiquetado? Es el que introdujo en México Coca Cola y Kellog´s entre otras compañías, dos de las empresas que más contenido de azúcar presentan en sus productos. Por ejemplo, Coca Cola que comercializa la bebida Frutsi diseñada y mercadeada para niños pequeños, introduce en esta bebida de tan sólo 200 mililitros 5 cucharadas de azúcar. Kellog´s, por su parte, fabrica y publicita a niños cereales como Zucaritas y Choco Krispis con 30 a 40% de su peso de azúcar.  Como es de suponer, el etiquetado que desarrollaron estas empresas maquilla y engaña sobre los contenidos de azúcar haciendo pensar a los consumidores que están consumiendo una cantidad saludable de azúcar que no representa un daño a su la salud. Este etiquetado fue retomado por las principales empresas procesadoras de alimentos y bebidas y ahora lo podemos ver en las principales marcas del mercado. El peligro es que ahora el gobierno pretende volverlo oficial.

No se trata sólo del engaño en el contenido de azúcar, se trata también del hecho de que este etiquetado no es entendible para la mayor parte de los consumidores. Esto es muy grave ya que los etiquetados frontales han sido promovidos como una alternativa frente a los etiquetados posteriores de los productos donde viene la tabla nutrimental y la lista de ingredientes que nadie entiende. Se pretende que los etiquetados frontales sean fáciles de entender y que sirvan para reducir el consumo de alimentos altos en azúcares, grasas y sal/sodio ya que son los ingredientes más relacionados con la epidemia de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), en especial con la obesidad y la diabetes.

No sólo el estudio del Instituto Nacional de Salud Pública ha demostrado que este tipo de etiquetado basado en porcentajes de ingesta diaria recomendada de azúcar, grasas y sodio no lo entienden ni los estudiantes de nutrición en México, así se ha demostrado en diversos estudios alrededor del mundo.

Investigadores de diversas instituciones de los Estados Unidos realizaron el reporte “Facts Up Front Versus Traffic Light Food. A Randomized Controlled Trial” (Los Hechos al Frente del Producto contra el Semáforo. Ensayo aleatorio controlado) comparando el etiquetado que las empresas han desarrollado y que ahora el gobierno mexicano pretende imponer, y el etiquetado conocido como semáforo.

El etiquetado de las empresas fue expuesto a un grupo de consumidores y se les aplicó un cuestionario sobre calorías, azúcares, sodio y grasas. Se les proporcionaron 8 productos y se les preguntó si tenían bajos, medios o altos contenidos de calorías, azúcares, grsas y sodio.  El estudio comprobó que el etiquetado conocido como GDA o Facts Up Front provocó que los consumidores subestimaran los contenidos de azúcares y grasas.

Etiquetado empresarial (GDA) promovido por COFEPRIS
Etiquetado empresarial (GDA) promovido por COFEPRIS

El etiquetado del semáforo fue más útil para los consumidores ya que de menara muy sencilla y rápida, a través de los colores verde, amarillo y rojo, pudieron reconocer si el producto contenía bajos, medios o altos contenidos de grasa saturada, azúcares y sodio.

Etiquetado del semáforo
Etiquetado del semáforo

En México aplicamos una encuesta a 221 consumidores como parte de un reporte de Consumers International en el que participaron 8 países más de América. Europa, Asia y África. El resultado fue que el 83% de los consumidores interpretaban correctamente los niveles de sal, azúcar y grasas con el etiquetado del semáforo.  Es importante señalar que los consumidores mexicanos se expusieron por sólo una vez al etiquetado del semáforo y el 83% pudieron interpretarlo. Su entendimiento puede acercarse al 100% cuando la exposición al mismo se realiza de manera rutinaria.

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El etiquetado del semáforo comenzó a discutirse en el Parlamento Europeo para evaluar la conveniencia de aplicarlo en la Unión Europea. la Gran Industria de Alimentos y Bebidas gastó mil millones de Euros en cabildeo y logró evitarlo.

COFEPRIS dio un paso importante al reconocer que la autorregulación de las empresas en su publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia no protegía a los niños de este tipo de publicidad y que era necesario que el gobierno la regulara. Ha presentado una regulación que es limitada pero reconocemos el paso. Sin embargo, COFEPRIS quedará marcada por haber promovido un etiquetado engañoso, un etiquetado que atenta contra la salud de la población, que viola el derecho de los consumidores a la información, que va en sentido contrario a la propia Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, que va contra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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