Hace unos días una joven indígena fue detenida por robar una botella de agua en un Soriana de Acapulco. Las fotos muestran a los empleados de Soriana llevándola para entregarla, a la policía municipal y a ésta trasladándola detenida en una camioneta. Mientras se espera que los diputados aprueben ya la legislación que obligará a todas las escuelas a contar con bebederos de agua, en un supermercado se detiene y se entrega a la policía, a una pobre mujer que no encuentra donde beber agua en un país donde este derecho básico es permanentemente violado. ¿Cuál es la ética de la empresa Soriana? No se trata de exigirle que permita el robo, se trata tan sólo que tengan un grado mínimo de humanidad y que si se da esa situación, ofrezcan a la mujer agua para beber. ¿No deberían tener estos establecimientos bebederos de agua para sus clientes?. El derecho al agua está ya reconocido en la Constitución, falta la ley que lo reglamente, pero es de sentido común que se brinde agua para beber a quien no tiene acceso a ella. Así como denunciamos que una mujer tenga que parir en la calle porque no le reciben en un hospital público, debemos denunciar que una mujer sea detenida y entregada a la policía por robar una botella de agua.
El agua es un tema en nuestro país. Al comprar un boleto en Cinépolis o adquirir un producto en sus dulcería, preguntan si se desea donar 5 pesos a la fundación de esta cadena de cines. La misión de la fundación es beneficiar a personas de la tercera edad con operaciones gratuitas de cataratas. En los cortos de cada película se proyecta una historia de dos personas mayores entre las que ha nacido un fuerte cariño, a pesar de que no se han podido ver por las cataratas que sufren. Gracias a la fundación esta pareja puede verse, ver el rostro de la persona que han comenzado a amar. Paradójicamente, el gran negocio de Cinépolis está en promover malos hábitos que llevan a la diabetes, principal causa de cataratas. Estas empresas ganan más en las dulcerías, que a través de las películas que proyectan. No hay ningún paquete de bebidas y botanas en el mercado que contengan las calorías que vienen en los que ofrecen estas dulcerías. Un solo refresco grande tiene más del equivalente a 30 cucharadas de azúcar y si se suman las calorías de las palomitas podrían rebasarse, en una sola sentada, el máximo de calorías recomendadas para un adulto en todo un día.
Una botellita de agua en Cinépolis cuesta 28 pesos y los bebederos de agua han desaparecido en esta cadena, al parecer, era un mal negocio que los clientes pudieran hidratarse con agua, sin gastar en sus dulcerías. Sin duda, la principal causa de cataratas en México es la diabetes y el tipo de productos y los paquetes que arman en Cinépolis, son totalmente diabetogénicos. Si esta empresa tuviera un compromiso integral de combatir las cataratas desde su origen, tendrían que tener una política de dar acceso gratuito a agua en su cadena de cines.