“Nuestros deseos e impulsos del inconsciente influyen en lo que pensamos y hacemos de formas en que Freud jamás soñó”. Ése sería -traducción libre- el subtítulo del artículo central de Scientific American de enero pasado, a cargo de John A. Bargh, profesor de la Universidad de Yale: “Our Unconscious Mind”. Ahí, como es costumbre en la última época de Sci. Am., el autor nos promete explicarnos un montón de cosas (cómo influye el inconsciente en por quién votamos, qué compramos o a dónde ir de vacaciones) y al final nos resuelve muy poco o nada. Pero deja una idea central: muchos de los procesos que creemos que son racionales y conscientes, en realidad, no lo son tanto.
Dejando de lado las discusiones de academia y los problemas de traducción a causa de la polifonía de la palabra “inconsciente” en español, me centraré en esa tesis: lo que creemos racional y consciente (en su sentido coloquial) tal vez no lo sea tanto. Por ejemplo: la lectura.
Leer, en general, es una actividad que consideramos consciente y racional. Es decir, si estamos concentrados en la lectura -por ejemplo, estudiando un texto- creemos estar al tanto de la actividad que estamos llevando a cabo y, además, no sólo estamos recibiendo la información de forma pasiva sino que también creemos irla procesando, creemos que reflexionamos sobre si lo que leemos tiene lógica o coherencia o de plano es un disparate. Acoto, así, los casos de lectura a textos que no sean explícitamente sentimentales (como una novela de amor o un cuento de Hans Christian Andersen).
¿De verdad es un acto consciente y racional leer? ¿O hay otros “mecanismos inconscientes”, otros factores que influyan en la forma en que percibimos el texto?
Una estructura funcional
Hace unos años me encargaron leer el artículo “La psicología del aprendizaje del enfoque constructivista”, del Dr. Clifton B. Chadwick (Revista Latinoamericana de Estudios Educativos), y es algo asombroso. Ponga mucha atención:
La idea de un enfoque constructivista en el aprendizaje y en el currículo ha entrado con fuerza en América Latina... Algunos países plantean que su currículo es o debe ser constructivista... Gran parte de este enfoque surge de la reforma curricular de España... y los trabajos de Coll... además de las ideas de Piaget... pero con frecuencia se encuentran educadores que parecen no haber estudiado cuidadosamente el campo. Nuestro objetivo en este trabajo es ofrecer un resumen...
¿Todo bien hasta aquí? El segundo párrafo:
Es común que los autores de artículos acerca del constructivismo sugieran que “...no disponemos aún de una teoría comprensiva... [y que] nuestro marco de referencia es un conjunto de teorías”... También señalan que “...no puede decirse en absoluto que sea un término unívoco...” “no puede hablarse del constructivismo como una escuela propiamente dicha”... Sugiero que es posible plantear que el constructivismo es una forma o tal vez una extensión del boom cognoscitivo...”
¿Seguimos bien hasta acá? El tercer párrafo (recuerde, leer es un proceso racional y consciente):
Muchos de los conceptos que subyacen en el movimiento constructivista tienen historias largas y distinguidas, apreciables en las obras de Baldwin, Dewey, Piaget, Vygtoski, Bruner y otros importantes investigadores y teóricos. Las metodologías y enfoques del constructivismo actual incluyen...
Supongo que seguimos bien, ¿cierto? El resto de ése párrafo es una secuencia de conceptos y nombres con referencia de año. Pero viene el cuarto párrafo:
El planteamiento de base desde este enfoque consiste en que el individuo es una construcción propia que se va produciendo como resultado de la interacción de sus disposiciones internas y su medioambiente y, por lo tanto, su conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción que hace de la misma.
¿Quiobo? Corríjame si me equivoco (ahí está la sección de comentarios), pero a estas alturas usted cree que va entendiendo lo que va leyendo aunque nunca hubiera oído hablar del “enfoque constructivista” en educación. Tal vez se le escapen algunas palabras, o nombres de autores, pero cree que entiende y que el texto es coherente. Mejor aún, si el enunciado del cuarto párrafo le parece algo confuso, usted no sólo confía en que el autor lo explicará posteriormente sino que, y esto es lo asombroso, usted ya cree que el tema es importante, que tiene detractores y que se demostrará a la postre que estos detractores vivieron en el error. Si usted es fan de las teorías de la conspiración, ya revisó el artículo original (o está a punto de hacerlo) para ver si yo, maquiavélicamente, omití partes importantes para manipular su lectura con los puntos suspensivos: hágalo.
Sin embargo, a estas alturas el autor no ha dicho gran cosa más allá del enunciado-definición del cuarto párrafo. ¿Qué pasa si cambiamos “constructivismo” por otro concepto que nada tenga que ver con el área de la psicología del aprendizaje? Por ejemplo:
La idea de una izquierda moderna ha entrado con fuerza en América Latina... Algunos países plantean que su política es o debe ser de izquierda ... Gran parte de este enfoque surge de las reformas en [nombre de país europeo] ... y los trabajos de Perengano... además de las ideas de Sutano... pero con frecuencia se encuentran analistas que parecen no haber estudiado cuidadosamente el campo. Nuestro objetivo en este trabajo es ofrecer un resumen...
Es común que los autores de artículos acerca de la izquierda moderna sugieran que “...no disponemos aún de una teoría comprensiva... [y que] nuestro marco de referencia es un conjunto de teorías”... También señalan que “...no puede decirse en absoluto que sea un término unívoco...” “no puede hablarse de izquierda moderna como una escuela propiamente dicha”... Sugiero que es posible plantear que la izquierda moderna es una forma o tal vez una extensión del boom de la nueva política...”
Muchos de los conceptos que subyacen en el movimiento de izquierda tienen historias largas y distinguidas, apreciables en las obras de V, W, X, Y, Z y otros importantes investigadores y teóricos. Las metodologías y enfoques de la izquierda moderna incluyen...
El planteamiento de base desde este enfoque consiste en que el individuo es una construcción propia que se va produciendo como resultado de la interacción de sus disposiciones internas y su medioambiente y, por lo tanto, su conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción que hace de la misma.
¿Qué tal? ¿Y si cambiamos “izquierda moderna” por “economía de mercado”?
La idea de una economía de mercado ha entrado con fuerza en América Latina... Algunos países plantean que su política es o debe ser la economía de mercado... Gran parte de este enfoque surge de las reformas en [nombre de país europeo] ... y los trabajos de Perengano... además de las ideas de Sutano... pero con frecuencia se encuentran analistas que parecen no haber estudiado cuidadosamente el campo. Nuestro objetivo en este trabajo es ofrecer un resumen...
Es común que los autores de artículos acerca de la economía de mercado sugieran que “...no disponemos aún de una teoría comprensiva... [y que] nuestro marco de referencia es un conjunto de teorías”... También señalan que “...no puede decirse en absoluto que sea un término unívoco...” “no puede hablarse de economía de mercado como una escuela propiamente dicha”... Sugiero que es posible plantear que la economía de mercado es una forma o tal vez una extensión del boom de la nueva política...”
Muchos de los conceptos que subyacen en el movimiento de la economía de mercado tienen historias largas y distinguidas, apreciables en las obras de V, W, X, Y, Z y otros importantes investigadores y teóricos. Las metodologías y enfoques de la economía de mercado incluyen...
El planteamiento de base desde este enfoque consiste en que el individuo es una construcción propia que se va produciendo como resultado de la interacción de sus disposiciones internas y su medioambiente y, por lo tanto, su conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción que hace de la misma.
Y la misma estructura funcionaría para “cocina conceptual”, la “literatura cyberpunk” o un concepto que no exista, como el “samborismo”. Haga la prueba.
Retórica pura
Esto se llama retórica y antes, hace mucho tiempo, se enseñaba en las escuelas. El arte del discurso (su “orden”, dijera Foucault), o el estudio de sus formas y propiedades. Si usted es partidario de la “izquierda moderna”, seguramente el segundo ejemplo no sólo lo hacía sentir bien sino que en su cabeza iba rellenando los campos faltantes: el nombre del país europeo y los nombres de los autores que sustentarían la “idea”. Mientras que el tercer ejemplo le hizo sentir desasosiego o enojo: “¡pura propaganda neoliberal!”, pudo haber pensado.
Pero si usted es partidario de la “economía de mercado”, le pasó exactamente lo contrario. Y eso que, en ningún caso, el texto en realidad decía “algo”.
Lo mejor del caso es que “el planteamiento de base” del enfoque constructivista, ese enunciado-definición del cuarto párrafo que parecía ser la primera aportación propia del autor, no tuvo que modificarse cuando se cambió el concepto del discurso: siguió “funcionando”. Esto, por descontado, no significa que dicho “planteamiento de base” sea universal y verdadero sino, simplemente, que dicho enunciado es hueco -como los nombres del país europeo y de los autores X,Y, Z- y uno, como lector, lo puede rellenar con los conceptos que a uno le plazcan.
Sentirse bien o sentirse enojado, nos han dicho, no son actividades propias de la razón y, por lo tanto, tampoco son necesariamente conscientes. Así, haber asentido o disentido durante la lectura del primer ejemplo (sobre todo si nunca habíamos oído hablar del mentado “enfoque constructivista”) tampoco eran reacciones racionales y conscientes, aunque así lo creyéramos. De modo que es muy probable que John A. Bargh esté en lo cierto: “nuestros deseos e impulsos del inconsciente influyen en lo que pensamos y hacemos de formas en que Freud jamás soñó”.
¿Estoy en lo correcto? ¿O simplemente hice un ejercicio de retórica?