Ni agua para beber

21/01/2014 - 12:00 am

Después del oxígeno el agua es el compuesto más importante para sobrevivir. El agua para beber es una de las necesidades más básicas y, por tanto, de los derechos esenciales del hombre. Nuestro país contrasta profundamente con otras naciones en cuanto al acceso y disponibilidad de agua para beber.

Recientemente la Cámara de Diputados aprobó 3.5 mil millones de pesos para instalar bebederos de agua, con sus sistemas de purificación, en las escuelas de educación básica del país. Toca a los senadores aprobar este recurso. Actualmente, los escolares, cuando tienen sed, no tienen acceso a agua para beber, tienen que comprar el líquido y si hay que elegir entre agua embotellada y un refresco, la mayoría selecciona el segundo. No es de extrañar que en regiones como la montaña alta de Guerrero encontráramos que los escolares, en estas poblaciones de alta marginación, gastaran entre 10 y 15 pesos diarios en comida chatarra dentro de las escuelas, la mayor parte en refrescos. ¿Cómo ocurre esto?: todo indica que este dinero provenía del programa Oportunidades, del gobierno pasaba a las familias y de éstas a las grandes empresas procesadoras de alimentos y bebidas que lo recibían como si se tratara de un subsidio gubernamental.

En diversos países se puede beber el agua de la llave y se cuenta con sistemas de información sobre su calidad. En México no sabemos la calidad del agua que tenemos en casa. Por ejemplo, sabemos que en la ciudad de México existen zonas que cuentan con agua de calidad para beber, mientras que en otras beberla representa un riesgo para la salud. Este problema se agudiza porque el Gobierno del Distrito Federal no ofrece información regular sobre la calidad del agua que existe en las diversas zonas de la ciudad. Ni los que cuentan con agua de calidad la beben por falta de información.

Todos pagamos un servicio de agua potable, sin embargo, sabemos que esta agua puede no ser potable. En un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2010 se encontró que el 90% los habitantes de Monterrey declaraba que “el agua de la llave es potable, se puede beber sin riesgo”, por su parte, el 82% de los habitantes de la ciudad de Chihuahua tenían confianza en la calidad del agua de la llave para beberla. Sin embargo, en el Distrito Federal, los números se invirtieron y el 62% de sus habitantes consideraban que el agua de la llave representa un riesgo para la salud.

El BID se decidió a estudiar el caso de México cuando los mexicanos nos convertimos en los mayores consumidores de agua embotellada en el mundo. El tema de la falta de acceso a agua para beber está en la raíz de que seamos tanto el mayor consumidor de refrescos como de agua embotellada por persona en el mundo. Basta recorrer la ciudad, entrar a los edificios públicos, los centros comerciales y recorrer los parques, para documentar la ausencia de bebederos de agua. Por necesidad, cuando requerimos registrar las imágenes de un bebedero público en el DF, nos dimos a la tarea de buscarlo, encontramos sólo uno en lo que es una de las mayores conglomeraciones humanas del planeta.

Los efectos económicos para las familias más pobres que no tienen acceso a agua para beber y los efectos ambientales en la generación de basura por el alto consumo de agua embotellada y refrescos que ya ha rebasado las capacidades de varios municipios, parecen no importar a nadie.

Ante la incertidumbre, existen opciones para purificar el agua y que son más baratas, menos engorrosas y con menores impactos sociales y ambientales que el agua embotellada. Sin embargo, tampoco estas opciones han sido promovidas por las instituciones públicas, lo que prevalece son las campañas de publicidad del agua embotellada. Llama también la atención el comportamiento diferenciado por región en esta materia. Ante la pregunta “los que no beben el agua tal y como sale de la llave ¿qué hacen para beber? El 73% de los habitantes de la ciudad de Chihuahua respondieron: filtrarla. En cambio, en el DF sólo el 6% respondió que la filtraban, mientras que el 76% señaló que la tomaban de garrafón. En promedio, el 81% de los encuestados en 9 ciudades (Querétaro, Ciudad de México, Monterrey, Chihuahua, Tampico, Jalapa, Guadalajara, Villahermosa, Tuxtla Gutiérrez) señaló que tomaban agua de garrafón.

La instalación de bebederos de agua, con sus sistemas de purificación, en las escuelas de educación básica; así como iniciativas, como la del GDF, de hacer obligatorio que en todos los restaurantes los comensales tengamos acceso gratuito a agua para beber: son algunos de los primeros pasos para recuperar la cultura de hidratarnos con agua simple. Sin embargo, algo común en nuestro país es que las políticas no sean integrales, que sean medidas aisladas y como tales, ineficaces. Esperamos que no sea así.

Por lo pronto, sería importante que lanzaran una campaña para promover el uso de sistemas de purificación de agua en los hogares y centros de trabajo. Si tan sólo se prohibiera que los recursos públicos se destinaran a la compra de agua embotellada y parte de estos recursos se dedicaran a la instalación de sistemas de purificación en las dependencias públicas, se tendrían ahorros millonarios.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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