¡Cuidado! violación correctiva

16/01/2014 - 12:00 am

La violación correctiva es considerada por la ONU como un crimen de odio y los primeros casos documentados demostraron un patrón concluyente: los violadores son hombres que, apoyados por sus familiares y personas lesbofóbicas, reprueban el lesbianismo y consideran que las mujeres deben corregir su comportamiento “desviado”. La violación se convierte entonces en un rito de sometimiento desde el poder masculino, pero también es una forma de castigo o reprimenda social hacia la mujer que ha declarado abiertamente su lesbianismo.

En Johannesburgo la estrella de futbol Eudy Simerlane fue levantada por un grupo de hombres jóvenes, posteriormente violada tumultuariamente, razón por la que perdió la vida. Cada año miles de mujeres que viven congruentemente su vida amorosa con otras mujeres, son violadas por hombres que se imponen el reto de transformarlas. Los agresores quieren conquistarlas contra su voluntad y creen poder convertirlas en heterosexuales a partir de tener sexo, aunque sea forzado, con un hombre; hay un reto machista detrás del crimen.

Una y otra vez leo la evidencia de la violación de Yakiri Rubí, quien insólitamente sigue en prisión por haberse defendido de un ataque sexual y una probable muerte a puñaladas el 9 de diciembre de 2013. Fue arrestada por haber pedido ayuda a la policía, fue ella quien llamó a la autoridad desde una heladería luego de huir del hotel en que fue agredida.

Lo que subyace detrás de este caso nos habla de aquello que durante años los medios mexicanos han acallado: los crímenes de odio contra mujeres lesbianas. El caso de Yakiri Rubí se ha convertido en un símbolo, porque ella es una joven brillante de 20 años, que en su barrio, Tepito, ha trabajado como activista y promotora cultural desde adolescente. Ella es parte de esa nueva generación de mujeres jóvenes que saben defender los Derechos Humanos con una perspectiva incluyente y profesional. Es en ese contexto que Yakiri vivía en congruencia su vida amorosa con su pareja mujer, a quien iba a visitar cuando fue raptada y violada en el hotel Alcázar de la Ciudad de México.

Miguel Ángel Ramírez Anaya salió corriendo, sangrando, del hotel Alcázar. Justo frente al hotel hay una clínica a la que pudo entrar para salvar la vida, pero en cambio se fue hasta su hogar, donde perdió la vida desangrado ¿de qué huía? Según testigos corrió luego de haber intentado violar y matar a su víctima. Después de él salió también Yakiri Rubí, con la ropa desgarrada, llorando y llena de su propia sangre a raíz de las puñaladas inflingidas por el propietario del cuchillo. En la heladería le prestaron el teléfono, llegó la policía y denunció que fue violada y atacada con un arma blanca por Miguel Ángel, quien, dijo ella, al verla llena de sangre y verse herido él también salió huyendo a esconderse. Yakiri Rubí dijo entonces que el hermano de su atacante era su cómplice; que ambos la habían llevado amenazada con un cuchillo hasta el hotel.

Curiosamente el Procurador Rodolfo Ríos Garza salió con gran premura a anunciar a los medios que Yakiri no había sido violada, entonces sin periciales de por medio el abogado público decidió revelar datos inconclusos de una Averiguación Previa. ¿por qué el encono y la prisa del Procurador?. Al día siguiente el Subprocurador Garrido, ya en bajo perfil, admitió que Yakiri sí había sido violada, que el procurador Ríos se había precipitado. Que no hay evidencia alguna de que ella hubiera entrado por su voluntad al hotel donde ocurrió la agresión sexual y que las cartas que el procurador dijo a los medios demostraban que Yakiri y Miguel se conocían, no habían sido revisadas aún y se desconocía a su autor. Ahora lo sabemos, el remitente de las cartas ha declarado formalmente: no era el agresor ¿por qué se atrevió el Procurador a desacreditar una violación y una defensa propia sin evidencia ni periciales?

Aquí alguna evidencia pericial comprobada ante Ministerio Público:

-La ropa de Yakiri le fue arrancada por la fuerza. El peritaje  demuestra que le fue arrancada por alguien a quien tenía de frente.

-El autor de las cartas que Yakiri llevaba en su bolsa (las que llevaron al Procurador aseguró que eran del hombre acusado de violarla), ya declaró. Se demostró que las misivas no están relacionadas con el caso, y el autor, como millones de mexicanos, se llama Miguel; es un amigo de Yakiri. (La autoridad estaba predispuesta a desacreditar a la víctima)

-La policía del Distrito Federal nunca clausuró el hotel Alcázar en que se dieron los hechos, por tanto dejaron que se pedieran evidencias vitales del caso. (La ausencia de este procedimiento se da en casos en que el MP da por hecho que el crimen está demostrado y no ordena el aseguramiento de la escena del crimen)

-Todos los peritajes actuales, físicos y prsicológicos, demuestran fehacientemente que sí fue violada y que el ataque dejó marcas típicas de sometimiento. La PGDF ya lo confirmó.

-Las autoridades no tomaron fotografías de las heridas de Miguel, por tanto los criminólogos no pudieron hacer estudio para demostrar las posturas en que se dieron ambos ataques: los de ella y los de él. Habría que exhumar el cadáver.

-Las lesiones que Yakiri tiene en sus manos y brazos demuestran, según el análisis criminalístico, que el agresor empuñaba el arma. Esto confirma los dichos de Yakiri, que defendiéndose pudo lograr voltear la mano del agresor y éste se clavó su propio cuchillo. La adrenalina puede lograr que una mujer de 50 kilos levante un peso hasta de 90 kilos para salvar su vida.

-La policía que acudió al llamado de Yakiri la arrestó de inmediato frente al simple dicho del hermano del hombre al que ella señaló como su agresor. El dicho del hermano valió mucho más que el de la víctima que también sangraba.

-La policía impidió que Yakiri viera a sus padres (derecho que la ley le confiere) en el momento en que de ser víctima pasó a inculpada, prejuzgada y violentada por la propia autoridad.

-El Ministerio Público manipuló las declaraciones de los policías que acudieron al llamado de Yakiri, todas las declaraciones son copia textual de una sola, con el cambio de nombres de cada agente. Los policías aseguran que eso se hace “para ahorrar tiempo”.

-El Procurador General de Justicia Rodolfo Ríos Garza pudo haber incidido en el juez para dictar auto de  formal prisión, pues al declarar falsamente al día siguiente que él contaba con evidencia de que la víctima tenía una relación con el agresor, que ella había entrado por su voluntad al hotel y que no había sido violada, habló como autoridad con acceso a evidencia formal (inexistente, ahora sabemos). Ríos Garza no ha salido a pedir una disculpa pública, incurrió en una falta administrativa grave y violó los preceptos del protocolo de CEDAW.

Todos los estudios sobre violencia sexual demuestran que una buena parte de las violaciones son premeditadas y que en el ámbito de la criminología esa premeditación tiene todas las características de un comportamiento de depredador. Esto significa que el violador perfila a su víctima de la misma manera en que un felino divisa a su presa y espera el momento adecuado para atraparla. El 31% de las mujeres violadas reportaron haber sido acosadas previamente por el violador y en muchos casos lo conocían de vista. El 80% de las mujeres víctimas de violación habían visto al menos una vez a su agresor. En los casos de violación correctiva, las mujeres reportaron que sus agresores se habían acercado en su lugar de estudio o trabajo y habían preguntado si eran lesbianas.

Los estudios determinan que el típico violador premedita el ataque, usa múltiples estrategias para agredir a su víctima entre ellas está un acercamiento casual para protegerse y decir que la víctima era su conocida. Esto se da debido a que las sociedades culpabilizan a las mujeres de incitar a los hombres a la violencia sexual, de tal forma que la estrategia tiene un componente que fortalece la falsa noción social que los exculpa.

Un estudio del FBI determina que la gran mayoría de los violadores eligen a su víctima con mucho tiempo de antelación, esperan por la oportunidad y atacan. La mayoría llevan armas blancas o instrumentos punzo cortantes con los que puedan amenazarla si opone resistencia. La mayoría de los violadores de mujeres adultas encuentras protección de sus familiares, incluso hermanos y padres les justifican, ya que en el imaginario social la violación es un simple acto sexual con violencia. Es decir, se minimiza la violencia ejercida, se ignora que el crimen oculta un acto de poder, de imposición, de penetración de la voluntad y búsqueda del sometimiento emocional y físico de la víctima.

¿Fue esta una violación correctiva? No se puede descartar. Tampoco debemos descartar que la Cámara de Diputados del Distrito Federal exija al Procurador Ríos una explicación pública sobre su participación flagrante en la violación al Debido Proceso de Yakiri Rubí, así como los múltiples y persistentes fallos sistemáticos en los procedimientos de investigación que esa procuraduría hace con todos los casos de violencia sexual contra mujeres. Yakiri Rubí es ya un símbolo de las nuevas generaciones de ciudadanas comprometidas con su comunidad que son castigadas primero por un violador y después por el propio sistema.

Lydia Cacho
Es una periodista mexicana y activista defensora de los Derechos Humanos. También es autora del libro Los demonios del Edén, en el que denunció una trama de pornografía y prostitución infantil que implicaba a empresarios cercanos al entonces Gobernador de Puebla, Mario Marín.
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