Muerto ya no chiva

15/01/2014 - 12:00 am

La primera semana de enero confirmó que este año no estará exento de incidentes violentos en las cárceles así como de corrupción, autogobierno, inseguridad y de violaciones de derechos humanos dentro de ellas.

Dos incidentes marcaron el inicio de año, por un lado en el Centro de Readaptación Social de Iguala entraron en la madrugada del 3 de enero seis hombres armados haciéndose pasar por servidores públicos con el pretexto de que traían a un interno para su ingreso y mataron a cuatro reos, posteriormente los custodios mataron a cinco de ellos y al final también murió un custodio. Total un saldo de 10 personas muertas.

En teoría una cárcel es el lugar más complicado para salir pero también para entrar, no cualquier persona puede ingresar y son necesarios una serie de requisitos: primero la ropa, no se puede ingresar vestido de color negro, azul, beige o blanco, entregar una identificación vigente, después una revisión corporal (que muchas veces viola los Derechos humanos ya que hay que desvestirse o los custodios realizan tocamientos que no deberían y en algunas ocasiones a las mujeres se les hace hacer sentadillas sin calzones para constatar que no escondan droga en la vagina), al pasar la revisión corporal te ponen un sello en la muñeca y otro en el antebrazo que sólo se pueden ver con luz neón y después una serie interminable de rejas, puertas, candados y muros.

Evidentemente todo lo anterior cuando se trata de una visita autorizada por la dirección del penal. ¿Cómo entonces entran 6 personas a altas a horas de la madrugada sin permiso alguno?  ¿dónde están los elementos de seguridad y custodia?  ¿qué pasa con el entrenamiento y con la capacitación que son esenciales para un lugar de esta naturaleza?

Por otro lado, el mismo día cuatro internos del penal de Atlacholoaya, Morelos, se fugaron. El mismo caso pero al revés. ¿Cómo pueden cuatro internos salir por la puerta grande sin mayores problemas? ¿Cómo pueden violar todas las medidas de seguridad anteriormente descritas? ¿Cámaras de seguridad, custodios, puertas, rejas, candados, etcétera? Pero este caso es aún peor, Hilario Montaño, uno de los fugados fue detenido y el día siguiente fue encontrado muerto por golpes en el área de ingreso y sin haber recibido atención médica alguna. Anteriormente 10 custodios habían sido imputados por involucramiento en la fuga. Hilario había declarado que la evasión la habían planeado durante seis meses y que los custodios les ayudaron. Más claro ni el agua, para que se pueda dar un evento de esta magnitud tiene que haber corrupción e intereses de por medio.

Los dos casos ratifican el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) realizado por la CNDH, en donde tras evaluar algunos centros se detecta que de las mayores irregularidades son el autogobierno (poco o nulo control en el ejercicio de funciones de autoridad en relación a la seguridad y a las actividades del centro), insuficiencia de personal de seguridad y custodia y que no existen acciones para atender y prevenir incidentes violentos como riñas, fugas, suicidios, homicidios y motines. El centro de Morelos obtuvo  en el derecho a la salvaguarda de la integridad física y emocional una calificación de 7.03, en condiciones de gobernabilidad 6.22  y en derechos para una estancia digna, donde se evalúa la atención médica  5.44 y el de Guerrero 4.73 en gobernabilidad y 6.28 en el de integridad física.

Estas irregularidades tienen una consecuencia irreparable: la autoridad que "administra" las cárceles en México es completamente incompetente en cuanto que no puede garantizar la seguridad y la integridad física y emocional de los internos. Primero que nada el personal de seguridad y custodia es insuficiente; no existe un parámetro de relación número de custodios-internos, sin embargo, hay centros que tienen un elemento por cada 100 internos, segundo: el poco personal no tiene ni la capacitación necesaria ni el equipamiento necesario, tercero: la corrupción sobrepasa la ética y el profesionalismo de los servidores. Lo anterior es claro en el caso de Hilario quien primero fue ayudado por los custodios a fugarse y posteriormente en su recaptura, por el peligro latente de que chivara (delatar), los funcionarios públicos lo mataron a golpes.

Cualquier interno al ser sentenciado con privación de libertad pierde el derecho a la deambulación física pero adquiere el derecho a que la autoridad salvaguarde su integridad física y emocional, es inaceptable que cualquier persona armada pueda entrar y matar a 4 presos, peor aún que sea la misma autoridad quien los mata ¿por qué la autoridad no protege a estos ciudadanos? Tal vez porque no los considera como tales, son simplemente la escoria de la sociedad.

@criminologiamex

Mercedes Llamas
Doctoranda en Gobierno y Administración Pública por el Instituto Universitario Ortega y Gasset de la Universidad Complutense de Madrid, Maestra en Criminología y Política Criminal por el INACIPE y Licenciada en Educación Especial en Infracción e Inadaptación Social por la Escuela Normal de Especialización.
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