El riesgo de la alta fructuosa

26/11/2013 - 12:00 am

Ante el impuesto a las bebidas azucaradas las empresas refresqueras anunciaron que dejaran de usar azúcar de caña para usar jarabe de maíz de alta fructuosa (JMAF), con el fin de  disminuir los costos de su materia prima. De hecho, la mayor parte del endulzante que utilizan es JMAF. Esta declaración suena a una revancha contra el gobierno federal: me pones un impuesto, yo te impacto en la industria azucarera, aún más de lo que ya he hecho.

Durante semanas, esta industria amenazó en que se provocaría desempleo en la industria azucarera, en los pequeños comerciantes y en la propia industria refresquera si se imponía un impuesto de 1 peso por litro al refresco y las bebidas azucaradas. Sin embargo, en los últimos días, parte de las refresqueras aumentaron 1 peso en sus presentaciones de 600 mililitros y no sólo en las bebidas con endulzantes calóricos, las que recibirán esa carga tributaria, también en sus presentaciones light. La prensa les preguntó si el aumento tenía que ver con el impuesto, si lo estaban adelantando y la respuesta fue que no, que era un aumento de los que realizan periódicamente. Al parecer no hay lógica: el aumento de un peso al litro de bebida azucarada generará pérdidas de miles de empleo y las refresqueras muestran preocupación, y a las semanas, aumentan un peso a sus presentaciones de 600 mililitros.

Los consumidores debemos estar preocupados sobre el tipo de azúcares añadidos a las bebidas y alimentos procesados que consumimos. Sabemos bien el daño que el consumo de altas cantidades de azúcar genera en el organismo, la mayor parte de los mexicanos vincula el alto consumo de refresco con la diabetes, incluso, un poco más que con la obesidad. Sin embargo, existen diferencias entre los diversos tipos de azucares, todo indica que el daño del JMAF en la salud, es mayor que el de azúcar de caña y los consumidores no sabemos cuándo lo consumimos. El etiquetado en México no brinda información al consumidor sobre el tipo de azúcar añadida en las bebidas y alimentos procesados, como si ocurre en otros países, como los Estados Unidos.

El uso de jarabe de maíz de alta fructosa puede ser de mayor beneficio para el mercado, pero no para la salud. De hecho, hay estudios que revelan que aquellos países con mayor consumo de jarabe de maíz de alta fructosa tienen mayores índices de diabetes; esto independientemente de las ingestas de azúcar de caña y peso corporal entre la población. Tal lo comprueba un análisis realizado en 43 países, incluyendo México, en dónde se observa que a mayor consumo de jarabe de maíz de alta fructosa mayores índices de diabetes tipo 2.

El consumo de altas cantidades de fructosa se ha visto asociado no sólo a aumentos de peso y diabetes mellitus tipo 2, sino también a padecimientos como resistencia a la insulina, elevación de triglicéridos en sangre, elevación de ácido úrico, colesterol, elevación de la presión sanguínea, acumulación de grasa en hígado, cálculos renales, entre otros.

En México contamos con la NORMA Oficial Mexicana-051 sobre especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados, la cual especifica que la información contenida en las etiquetas de los alimentos y bebidas deberá ser veraz y que debe describirse y presentarse de tal forma que no induzca al error al consumidor con respecto a la naturaleza y características del producto.

Esta NOM-051 debe estandarizarse con la Guía de Etiquetado de Alimentos de la Food and Drug Administration de Estados Unidos del 2009, la cual establece que: “El nombre de un ingrediente indicado deberá ser específico y no un nombre colectivo (genérico)”. Es decir, donde en nuestro país se informa “azucares”, en EUA tiene que especificarse el tipo de azúcar. Nuestra propuesta es que la NOM-051 incluya que en la lista de ingredientes se especifique qué tipos de azúcares contienen los productos. Tales azúcares pueden ser: jarabe maíz de alta fructosa, jarabe de maíz, endulzante de maíz, fructosa, dextrosa, jugo concentrado de fruta, glucosa, miel, azúcar invertida, lactosa, maltosa, jarabe de malta, molasa, azúcar morena, azúcar cruda, sacarosa, jarabe, etcétera.

Una red de más de 20 organizaciones agrupadas en la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA) estamos pidiendo a COFEPRIS que en el etiquetado de las bebidas y alimentos se obligue a informar el tipo de azúcar que contienen, para que podamos estar informados si contienen JMAF por el mayor daño que tiene sobre la salud este compuesto.

Podemos decir que México, como país grande en población y territorio, es el país con el mayor índice de mortalidad por diabetes en el mundo. México ocupa el sexto lugar en este índice, pero los primeros 5 son Kuwait y pequeñas islas del Pacífico, cuyo consumo depende, principalmente, de alimentos altamente procesados importados. Dos factores se entrecruzan y nos exigen tener un mayor cuidado con el JMAF: 1. todo indica que el JMAF genera un riesgo mayor de diabetes, y 2. la población mexicana tiene una mayor propensión genética a desarrollar diabetes, es decir, debe tener un mayor cuidado frente a estos riesgos.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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