Los supuestos impactos del impuesto al refresco

17/09/2013 - 12:01 am

La propuesta del impuesto al refresco desató la respuesta conjunta de las empresas refresqueras y la industria azucarera desde antes de ser presentada por el Ejecutivo federal. En este contexto es importante señalar que desde hace ya varios años la industria refresquera incorporó a sus bebidas el jarabe de maíz de alta fructuosa desplazando, en gran medida, a la azúcar de caña. Esta situación afectó la comercialización de la azúcar de caña y bajó su precio en un grado mucho mayor de lo que puede hacer cualquier impuesto. Sin embargo, frente a la propuesta del impuesto, las refresqueras han atraído a los productores de azúcar.

El principal argumento de refresqueros y azucareros contra el impuesto es la pérdida de empleos. Los argumentos a continuación exponen la relatividad de estas aseveraciones.

Fructuosa contra azúcar. El panorama internacional ha cambiado y ahora la fructuosa de maíz es cada vez más despreciada por los consumidores, por lo menos en aquellos países donde los consumidores pueden leer en la etiqueta que la azúcar contenida en el producto es fructuosa de maíz. En México esto no es posible, hasta el momento, las empresas no están obligadas a dar esta información.Diversos estudios científicos han demostrado que la composición de la fructuosa de maíz es más dañina que la del azúcar de caña, generando un mayor riesgo de obesidad y diabetes. Lo anterior no quiere decir que el alto consumo de azúcar de caña, el que puede venir contenido en un refresco o bebida azucarada, no representa un importante riesgo a la salud.  Sin embargo, la fructosa, todo indica, representa un riesgo mayor. Para la reducción en el consumo de la fructuosa, lo que beneficiaría a las bebidas con azúcar de caña, bastaría que la etiqueta nos diga el tipo de azúcar que contiene la bebida y otros productos, sacarosa (de caña) o jarabe de maíz de alta fructuosa , y que exista un poco de información para que los consumidores prefieran la azúcar. Conocer el tipo de azúcar en un producto es un derecho del consumidor que es violado en México. Al parecer, desde el legislativo ya trata de enmendarse esta situación.

Este cambio de etiquetado y de percepción de los consumidores no es difícil que ocurra y les traería más beneficios a los cañeros que los riesgos que puede representar para ellos el impuesto al refresco. Su problema real no está en el impuesto está en la decisión de los refresqueros de preferir la fructuosa sobre su producto. Si el impuesto va adelante y se exige que el etiquetado de las bebidas azucaradas indique el tipo de azúcar que contiene, veríamos que la economía de la industria del azúcar se beneficiaría. La campaña que está haciendo la industria azucarera apoyada por los refresqueros solamente puede ser contraproducente por su carácter engañoso.

Las bebidas light sin impuestos. La industria refresquera argumenta que con el impuesto se perderán cientos de miles de empleos, reproduciendo el argumento de las tabacaleras en su tiempo. Sin embargo, las tabacaleras no tenían la opción de vender otro producto, las refresqueras si la tienen. Por qué no hablan los refresqueros del hecho de que muchos consumidores pasarían de las bebidas azucaradas (con fructuosa de maíz o azúcar de caña) que tendrían el impuesto, a consumir las mismas bebidas en sus opciones light (con edulcorantes no calóricos) que no tendrían el impuesto.  Además, las refresqueras tienen un enorme margen de maniobra para establecer sus precios que les permite bajarlos en las comunidades indígenas de Chiapas en un 30 hasta 40%. Y anuncian la catástrofe económica con un impuesto del 10% o 20%.

 Las falsedades a la luz. El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC)  ha declarado que la campaña que lanzamos en la que se preguntaba “¿Le darías doce cucharadas de azúcar a tu hijo?, ¿Por qué le das refresco?”, era engañosa con el argumento de que un refresco no contiene 12 cucharadas. Le preguntamos: ¿Por qué no la denunció como nosotros si lo hicimos contra la campaña de Coca Cola de “149 calorías para ser feliz” y que la autoridad concluyó que era engañosa? La campaña de Coca Cola fue retirada en el Reino Unido y enfrenta una denuncia en este momento en Brasil. La nuestra, la de las “12 cucharadas”, en cambio, fue premiada recientemente por la Asociación Mexicana de Publicidad Exterior. Una mentía, la otra informaba.

Por un lado, la ANPRAC declara que no son doce cucharadas y por otro lado, su ahora aliada, la industria azucarera, lanza una multimillonaria campaña pública para promover el consumo de azúcar señalando que una cucharada de azúcar solamente contiene 14 calorías. Si tomamos en cuenta que una Coca Cola de 600 mililitros contiene 252 calorías tenemos, de acuerdo a la industria azucarera, que ese envase contiene el equivalente a más de 16 cucharadas de azúcar. Por un lado ANPRAC dice que no son 12 cucharadas, por otro lado, la industria azucarera da elementos para concluir que son 16. Cuando el propósito es la ganancia, la mentira es un recurso si la autoridad la permite.

El criterio en que nos basamos para la campaña de las “12 cucharadas” es el establecido en México como oficial: una cucharada cafetera de azúcar equivale a 5 gramos, es decir, 20 calorías. En los Estados Unidos el criterio es de cuatro gramos, lo que daría más por cada envase de 600 mililitros. Sabemos perfectamente que si dejamos margen a error tendremos las demandas de las poderosas refresqueras y sus abogados.

La discusión no es menor ya que el consumo de un solo refresco de 600 mililitros, el más consumido en México en su presentación individual, rebasa el máximo tolerable de azúcar añadida para todo un día establecido por la Organización Mundial de la Salud que es del 10% del total de la ingesta calórica. Para un adulto al que se le recomienda una ingesta calórica de 2000 calorías, esto significaría que no debería de consumir más de 200 calorías provenientes de azúcar añadida en todo un día. Una sola Coca Cola de 600 mililitros contiene 252 calorías. Convertido en cucharadas, la OMS recomienda como máximo tolerable no más de 10 cucharadas de azúcar añadida en todo un día para un adulto y un solo refresco contiene más de 12 cucharadas. Y lo que hay que tener presente es que la azúcar añadida viene en muchos otros productos procesados de consumo común, además del azúcar que añadimos al café, el té y otros alimentos y bebidas.

El caso es aún más grave cuando se trata de niños que requieren un consumo calórico de alrededor de 1250 calorías, a los que se les recomienda un máximo tolerable de 125 calorías provenientes de azúcar añadida y que en un solo refresco ya están consumiendo el doble, además de seguramente consumir cereal, yogurt, jugos procesados y otros productos con altos contenidos de azúcar añadida.

El consumo de azúcar tiene implicaciones más allá de aumentar la ingesta de calorías, tiene un fuerte impacto metabólico. Actualmente, un alto porcentaje de la población que está en su peso presenta manifestaciones de síndrome metabólico, como triglicéridos altos, alta concentración de azúcar en sangre, resistencia a la insulina, colesterol alto e hipertensión. La evidencia señala que una causa central es el alto consumo de azúcar, tanto de azúcar de caña como de jarabe de maíz de alta fructuosa. Como señalamos anteriormente, existe evidencia de que la fructuosa de maíz representa un riesgo aún mayor.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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