La discusión surrealista sobre Pemex

06/08/2013 - 10:09 am

La pobreza de España en los 1700 vino del oro de la Nueva España y del Perú. La pobreza de México después de 1982 viene del oro negro de nuestro subsuelo.

¿Por qué esta paradoja? Porque en un país de mercado y libre apropiación de la riqueza, el motor del desarrollo está en aquellos que pueden invertir en proyectos productivos, es decir los "Señores del Capital".

Y en España de entonces, los ricos decidieron divertirse y pedirle prestado a los holandeses para comprarles a los mismos holandeses teniendo como respaldo de sus deudas el oro de América.

En el México de hoy, nuestros ricos decidieron pedirles prestado a los norteamericanos, para divertirse en los casinos de los norteamericanos, ir de shopping a las tiendas de los norteamericano y garantizar las deudas con los impuestos omitidos gracias al oro negro del este sur mexicano.

Pemex ha mantenido el presupuesto de gastos del país entre un 25 y un 30 por ciento, y eso ha permitido que vivamos un sector de mexicanos pagando bajos impuestos, consiguiendo prórrogas para pagarlos, robándose el IVA recaudado en su negocios, con tasas impositivas preferenciales. En fin, los ingresos de Pemex se transfieren a los mexicanos vía omisión de impuestos, y no sólo a la hija de... Deschamps, sino a los grandes, grandes capitales, y a los de oportunidades, y por respeto a la información de los lectores no repito aquí los casos tan sonados de omisión de impuestos, sólo subrayar que el 60 por ciento de los mexicanos trabajan en la informalidad, es decir, en la ilegalidad fiscal.

En esas condiciones, ¿qué significa privatizar Pemex?

¿De verdad los grandes capitales estarán dispuestos a sustituir la carga impositiva de Pemex con cargo a sus bolsillos, el gobierno podrá renunciar al contribuyente cautivo más importante de todo el mundo para país alguno, los vendedores ambulantes de "los cerrajeros", los de Tepito y los de "el pasito" estarán dispuestos a pagar el 30 por ciento de sus ganancias?

Cuando defendemos a Pemex, de verdad defendemos el patrimonio de nuestros hijos o el patrimonio de los omisores del pago de impuestos.

Porque no creo que empresa transnacional alguna este dispuesta a pagar impuestos por el 97 por ciento de sus ganancias de la explotación de Pemex.

¿Entonces qué discuten? Es surrealismo puro. O un fenómeno de perdida colectiva de inteligencia y sentido común.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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