México vs Latinoamérica

07/07/2013 - 12:01 am

En muchas ocasiones es un buen ejercicio hacer política criminológica comparada entre diferentes países, sobre todo si los objetos de estudio comparten aspectos políticos, económicos y sociales. El día de hoy me atrevo a comparar cinco componentes (tasa de encarcelamiento, número de instituciones, sobrepoblación, porcentaje de prisión preventiva y porcentaje de mujeres encarceladas) de los países de Latinoamérica, los cuales tienen ideologías, culturas y políticas no iguales pero con ciertos rasgos de similitud.

México cuenta con una tasa de encarcelamiento de 209 presos por cada 100 mil habitantes lo que se traduce en 240,000 personas en reclusión. Latinoamérica, si la comparáramos como región, en general usa la prisión con mucha más frecuencia que el resto del mundo (sin tomar en cuenta a EE.UU.), ya que el promedio mundial de la tasa es de 175. Esto se puede deber a diferentes razones: i) tienen más conductas criminalizadas dentro de sus códigos penales con penas de prisión, ii) las sentencias de prisión pueden ser más largas, iii) utilizan con menor medida la justicia alternativa, iv) existen menos formas de salir de prisión como libertad condicional, preliberaciones o sistemas electrónicos de monitoreo, v) lentitud en los procesos judiciales. Llama la atención los casos de El Salvador y Panamá, los cuales tienen tasas de encarcelamiento altísimas.

En cuanto al número de instituciones, es complejo establecer si tener muchos es benéfico o perjudicial, ya que en mucha medida puede depender de la extensión geográfica de los países; naciones como Brasil y México requieren de muchas más cárceles para cubrir todo su territorio. El hecho de que se cuente con una multiplicidad de centros permite que los internos puedan estar más cerca de sus familiares lo que podría fortalecer los vínculos sociales; sin embargo, al contar con un mayor número de centros se puede perder su control o pueden depender de un mayor número de autoridades, lo que imposibilita su unificación. En el caso mexicano, existen cárceles que dependen de las autoridades federales, estatales y municipales, presentando estas últimas serios problemas de presupuesto y espacio.

Por lo que respecta a la sobrepoblación, considero que este es uno de los principales problemas que enfrentamos tanto en México como en todos los demás países de América Latina ya que no es un problema aislado y trae consigo una multiplicidad de conflictos como insalubridad (infecciones, contagio de enfermedades), condiciones de alojamiento indignas, desorden, poco control y baja seguridad; y lo que es peor, se convierte en casi imposible el objeto de los sistemas penitenciarios la reinserción social ya que el tratamiento individualizado se convierte en una mera utopía.

Con la comparación que nos permite la tabla que se puede ver posteriormente, podemos caer en el error de considerar que el caso de México no es un caso extremo ya que cuenta con 24% de sobrepoblación, sin embargo, primero se tiene que considerar que estos número pueden estar maquillados ya que son las autoridades quienes establecen la capacidad instalada, y en muchas ocasiones habilitan espacios como bibliotecas, centros escolares, cocinas y almacenes como dormitorios y así elevan la capacidad instalada. En segundo lugar, independientemente del porcentaje de sobrepoblación, en México debido a la corrupción, existen celdas que son para cuatro y que son ocupadas por un solo interno quien “renta” la celda, mientras que por el otro lado, hay celdas que son para seis dentro de las cuales viven hasta 56 personas, quienes tienen que dormir colgados a los barrotes, en cuclillas, o hasta de pie.

Me alarma de sobremanera descubrir que la media del uso de la prisión preventiva en Latinoamérica es de 46%, lo que quiere decir que de cada 100 personas reclusas 46 pueden ser en algún momento inocentes, llegando a estar hasta cuatro años internos sin recibir sentencia condenatoria. Casos extremos son Bolivia, Paraguay, Panamá y Venezuela, los cuales tienen más de 60 procesados por cada 100 internos. Además, la prisión preventiva implica un gasto público muy alto ya que se podrían llevar procesos en libertad hasta que se dicte sentencia lo que implicaría un ahorro inmenso.

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Elaboración propia con datos proporcionados por International Centre for Prison Studies.

Nota: dentro de  los datos de número de instituciones para calcular la media se eliminaron tanto el dato más alto como el más bajo, lo anterior con el objeto de presentar un promedio más real.

@criminologiamex

Mercedes Llamas
Doctoranda en Gobierno y Administración Pública por el Instituto Universitario Ortega y Gasset de la Universidad Complutense de Madrid, Maestra en Criminología y Política Criminal por el INACIPE y Licenciada en Educación Especial en Infracción e Inadaptación Social por la Escuela Normal de Especialización.
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