Cuando se habla de la cárcel, todos opinamos como si fuéramos expertos en el tema y conociéramos la realidad y lo que se vive día a día en el interior de ésta, sin embargo, pocos somos los que hemos tenido la oportunidad de entrar y constatar con nuestros propios ojos el modus vivendi de los internos y de las autoridades.
Hoy aprovecho un reportaje fotográfico hecho por el fotógrafo brasileño Sebastián Liste, quien tuvo la suerte de visitar y fotografiar durante más de una semana la vida dentro de Vista Hermosa, una de las cárceles más peligrosas de Venezuela que se caracteriza por tener un autogobierno absoluto, ya que es un interno quien controla desde las visitas familiares, actividades, mercadeo de drogas y sustancias ilícitas, hasta la seguridad y la disciplina de los otros internos.
Las fotografías me llaman la atención porque independientemente de ser un país distinto a México y contar con diferentes sistemas de justicia, el interior de los reclusorios lucen igual y se manejan igual. Intentaré comentar cada foto haciendo alusión a los problemas que se viven dentro de las cárceles mexicanas, aún y cuando las fotos sean de Venezuela.
Esta zona es conocida como “La Guerrilla” donde son confinados los adictos y aquellos que violan las reglas no escritas del reclusorio. De igual forma en México, la mayoría de las cárceles tiene zonas especiales donde habitan los adictos, estas zonas se caracterizan por un hedor especial y por la falta de condiciones higiénicas.
La droga abunda dentro de las prisiones de México. Se puede conseguir lo que se quiere dependiendo de la capacidad económica. Así como en la sociedad adicta fuera de prisión, las clases altas consumen cocaína y las bajas mariguana y solventes, de igual forma dentro de los pasillos y celdas se puede observar todo tipo de adicción. En una ocasión en el Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla, haciendo una revisión cotidiana, una custodia me pidió que estuviera presente en la revisión que les hacía a las internas ya que en esa celda olía a mariguana, y presencié cómo se tragaban los cigarros de mariguana para no ser descubiertas.
La droga es una forma de control por parte de las autoridades ya que éstas tienen perfecto conocimiento de la cantidad que entra y lo permiten para tener controlada a la población ya que de lo contrario podrían arriesgarse a motines. Los familiares, y en especial las mujeres, en muchas ocasiones introducen droga en sus cavidades vaginales, logrando meter hasta dos kilos.
Es un hecho la imposibilidad de evitar la drogadicción dentro de los penales; sin embargo, constituye una obligación por parte de las autoridades el brindarles las herramientas necesarias para prevenir y tratar el consumo de estupefacientes.
En esta foto se puede apreciar como un interno, miembro del grupo controlador, porta un arma dentro de la prisión.
En México, y sobre todo en las prisiones del sur y del norte del país, existen grupos de internos que controlan y gobiernan toda la vida interna de las cárceles: visitas familiares, actividades, visitas íntimas, mercadeo de drogas, sustancias ilícitas y armas, tránsito dentro de las diferentes áreas, alimentación, servicio médico, sólo por mencionar algunos aspectos. En una ocasión dentro del CRESET (penal estatal de Villahermosa, Tabasco), al estar haciendo una visita común e intentar ingresar a Centro de Observación y Clasificación, el custodio que iba acompañándonos, nos informó que si queríamos entrar a esa área lo hiciéramos sin su presencia y bajo nuestro propio riesgo ya que él no tenía permitido el paso. Las condiciones de esta área eran inhumanas e indignantes; era una zona bajo tierra, sin iluminación ni ventilación, como a 50 grados centígrados, donde vivían los internos que por alguna razón no podían vivir con los demás reclusos, ya que tenían amenaza de muerte. Dormían en hamacas unos arriba de otros y permanecían en esta zona todo el tiempo, incluso las visitas familiares se llevaban a cabo en esta área.
Visitas familiares dentro de las prisiones. Este tema es sumamente complejo y complicado, ya que es un derecho del interno recibir a su familia así como mantener relaciones sociales con sus amistades, con la finalidad de fortalecer los vínculos sociales del interno evitando así la inadaptación social. Sin embargo, las visitas familiares así como las conyugales se convierten en una forma de control por parte de las autoridades hacia los internos así como una perfecta manera de obtener dinero. Según una encuesta realizada a internos del Distrito Federal y del Estado de México, el promedio que cada visita tiene que pagar en cobros indebidos por parte de las autoridades es de 130 pesos aproximadamente; para que los dejen entrar, para que llamen a su familiar, por ocupar un espacio dentro de los espacios de las visitas, por tener una silla, por una sombra, por calentar comida, prácticamente todo se paga.
Son cuatro las visitas semanales que en la mayoría de los reclusorios del DF, se pueden llevar a cabo, así que cada dos días aproximadamente las cárceles se convierten en parques, mercados y hasta ferias donde se venden todo tipo de artículos y donde lo único que recuerda la prisión son las rejas. Pero ¿por qué la autoridad permite cuatro visitas a la semana? ¡¡La cantidad de dinero que todo el personal recibe, lo justifica!!