¿Cómo se definirá la Secretaría de Salud frente a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, la Academia de nuestro país y las organizaciones civiles de interés público que piden regulaciones a la publicidad de comida chatarra dirigida a la infancia que en más del 95% de los casos promueve el consumo de los alimentos que presentan las más altas concentraciones de azúcares, grasas y sal?, ¿cómo se definirá frente a la recomendación que pide establecer etiquetados en el frente de los productos que sean claramente entendibles para los consumidores permitiéndoles realizar elecciones saludables e identificar si un producto tiene altas concentraciones de azucares, grasas y sal?, ¿cómo determinarán el tipo de alimentos y bebidas que estarán disponibles en las escuelas que, como lo establece la reforma a la ley de educación y el Pacto por México, deben ser opciones saludables?
En el Foro Internacional de Políticas de Combate a la Obesidad realizado el 13 de mayo pasado por la Alianza por la Salud Alimentaria, el doctor Eduardo Jaramillo Navarrete, director general de Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, señaló que el Estado debe asumir su responsabilidad de proteger la salud, que la salud es un bien público, que estamos viviendo un momento histórico para cambiar, para vencer “las inercias del cambio cosmético”, que debemos pasar de la diagnosis a la prognosis con políticas públicas transversales.
Al comentar que el Presidente Enrique Peña Nieto presentará la Estrategia Nacional para la Prevención del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, el doctor Jaramillo señaló que esta Estrategia comprenderá la regulación de la publicidad y el etiquetado, dos de los condicionantes ambientales de la epidemia de sobrepeso y obesidad.
La intervención del doctor Jaramillo fue impecable. Hay dos posibilidades, o el Dr. Jaramillo tiene un compromiso profundo con la salud pública y esto será parte de la política que pondrá el interés público sobre el privado o el Dr. Jaramillo es excelente en decir lo que a la audiencia le gustaría escuchar. En unas semanas, no podrá pasar más tiempo, lo sabremos, cuando se dé a conocer la Estrategia Nacional para la Prevención del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. Sabremos entonces si salimos de la “inercia del cambio cosmético” o nos mantendremos en ella. Ya sabemos lo que significará mantenernos en ella: el incremento de las enfermedades crónicas no transmnisibles provocadas por la obesidad, el aumento dela mortalidad por diabetes, la agudización del colapso del sistema de salud pública, la pérdida del bono demográfico con una porcentaje alto de la población económicamente activa enferma y demandando servicios de salud.
Por lo pronto, el mayor problema de salud pública que vive el país, la obesidad, y que pone en riesgo su viabilidad financiera y productiva, tiene una mención extremadamente pobre en el Plan Nacional de Desarrollo.