Desde los años cincuenta hasta los noventa, en España, a muchas mujeres les pasó lo que más teme una madre, el robo de sus hijos y esto sucedía el mismo día en que daban a luz.
Según la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares, institución que se dedica a buscar tanto a madres como a hijos, declara que en este periodo más de 300 mil niños fueron robados y vendidos a padres adoptivos.
¿Cómo era el modus operandi de los que llevaban a cabo tan atroces crímenes? Generalmente lo hacían con partos múltiples, porque creían que las madres ofrecerían menos resistencia si se llevaban un hijo a su casa que con las madres que daban a luz a uno solo. En el momento del parto, los doctores se llevaban a los hijos y posteriormente sólo regresaban con uno diciendo que el otro había muerto. Cuando las madres exigían ver los cuerpos, les enseñaban un bebé muerto. Algunas madres, en su afán por encontrar a sus hijos enseñaban a otras madres la fotografía de sus supuestos hijos difuntos. ¿Cuál era su sorpresa? ¡Qué el bebé fotografiado era el mismo! O asistían a los cementerios para ver a sus hijos difuntos y se daban cuenta de que no existía registro de ningún hijo suyo en el cementerio, o en el registro civil tampoco figuraban.
Para esto se necesitaban miles de personas en contubernio: jueces, comadronas, enfermeras, médicos, personal de funerarias, servidores del registro civil, padres “adoptivos”, religiosos, familiares que sabían de la compra de los niños, sólo por mencionar a los más importantes.
En este delito encontramos a muchos victimarios y muchas víctimas. Por una lado estaban las madres que por su situación se encontraban débiles, cansadas y en algunos casos muy enfermas, por lo que en ese momento no podían luchar por ver a sus hijos o simplemente no querían encargarse de los trámites funerarios y se dejaban llevar por lo que las autoridades les decían, también escogían madres solteras, con poco apoyo familiar y/o limitados recursos económicos. Por otro lado están todos los hijos robados que sin deberla ni temerla no se enteraban de su situación hasta que sus “padres” se los decían antes de morir o hasta que dudaban de su filiación por diferentes motivos.
Otro factor de riesgo que influía a que las madres ofrecieran poca resistencia es el papel y el rol que tenían las mujeres en España, país que se ha caracterizado por su machismo. Las mujeres hasta hace algunas décadas necesitaban la venia de algún hombre para realizar algunas actividades que ahora serían impensables. Papel de sumisión y de aceptación a lo que dijeran las autoridades, los doctores, quienes junto con los sacerdotes contaban con un papel de autoridad sobre los demás ciudadanos.
Evidentemente el factor que lograba mover y callar tantas conciencias era el dinero, la ambición y la necesidad por tener un hijo, que poco a poco se convertía en un egoísmo tal que no tomaba en cuenta los sufrimientos tanto de los padres biológicos como de los niños comprados, quienes por una u otra razón terminaban dándose cuenta y odiando por encima de todo a las personas que algún día consideraron sus padres.
¿Qué consecuencias han tenido estos delitos en la actualidad? Miles y miles de personas completamente frustradas con sus vidas, hasta los propios padres adoptivos que en su momento lucharon y pagaron miles y miles de pesetas por robar a un hijo. Niños que ahora son adultos que no cesarán hasta encontrar a sus verdaderos padres y que se dan cuenta que toda su vida ha sido una farsa y que sus supuestos padres no han sido más que impostores. Hermanos que buscan a sus gemelos, sabiendo que en algún lugar de España han vivido vidas distintas.
Hasta hace relativamente poco se empiezan a llevar acciones legales, pero aún no hay ningún sentenciado por estos delitos. Este día de las madres es una buena ocasión para recordar a estas madres y a sus hijos robados a quienes les robaron la maternidad y la vida, respectivamente.
@criminologiamex