A la administración calderonista le queda menos de una semana para concluir. Es tiempo de hacer balance, y así lo está haciendo el propio Presidente, que en los actos recientes ha defendido a capa y espada la labor realizada en los últimos seis años.
Durante la campaña electoral de 2006, el entonces candidato Calderón prometió ser el Presidente del empleo y crear más de un millón de puestos de trabajo al año. La realidad es que durante su sexenio se crearon apenas 390 mil empleos anuales en promedio. Más adelante prometió ser el Presidente de la infraestructura, y si bien ha sido el sexenio en el que más se ha invertido, los resultados son escasos. Sin duda se han realizado obras importantes –carreteras, presas, etcétera– pero no parece que el país haya dado un salto significativo en este rubro.
También se presentó como el Presidente que acabaría con el crimen organizado, “que devolvería la tranquilidad a los mexicanos y la paz a nuestras calles”. En este punto el fracaso ha sido mayúsculo. La tasa de homicidios y de robos se triplicó, y el secuestro y la extorsión prácticamente se duplicaron. No me extiendo ya que los resultados están a la vista. Además del enorme deterioro de la seguridad, la violación a los derechos humanos y la tortura se incrementaron de forma notable.
De la corrupción mejor ni hablamos, ahí está la estela de luz como símbolo de lo que fue este sexenio.
Una de las cosas que más ha presumido el Presidente es el haber mantenido la estabilidad macroeconómica. Hay que reconocer que las finanzas públicas se han mantenido controladas, con un déficit relativamente pequeño. Aunque también es cierto que la deuda pública se incrementó casi cincuenta por ciento.
En este sentido, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas publicó recientemente una nota informativa en donde hace balance del crecimiento económico en los últimos cuatro sexenios. Y una vez más los resultados son muy desafortunados para la administración saliente.
Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el país creció en promedio un 3.96 por ciento al año; con Zedillo se alcanzó el 3.40; con el primer gobierno de la alternancia, el de Fox, el crecimiento económico fue del 2.13; y el sexenio actual cerrará con un promedio de apenas el 1.84 por ciento. Es decir, bajo el mandato del presidente Calderón, el país ha registrado el menor crecimiento económico del último cuarto de siglo.
Se puede alegar que le tocó una etapa difícil, en medio de una gran crisis económica –sobre todo el fatídico año 2009, en donde la economía mexicana decreció el seis por ciento– y es cierto. Pero también es cierto que se hizo muy poco para hacer frente a esta situación. En el citado 2009, por ejemplo, México fue el país que registró el peor desempeño de toda Latinoamérica. En términos económicos fueron seis años de un crecimiento mediocre.
Se vea por donde se vea, parece que este sexenio no fue muy positivo para México.
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