Le vendieron su alma a… Los Zetas

23/09/2012 - 12:03 am

Durante el sexenio de Felipe Calderón, ha habido 22 fugas de prisiones estatales, muchas de ellas masivas (superando los 950 reos fugados), yendo a la cabeza la de Nuevo Laredo, Tamaulipas de diciembre de 2010, de donde se fugaron 141 internos. Esta semana el CERESO de Piedras Negras, se lleva el segundo lugar con 129 internos.

En un primer momento se informó que habían sido 132 y que el escape había sido a través de un túnel de 7 metros de largo, 1.20 de diámetro y 3 de profundidad, el cual iniciaba en el taller de carpintería y terminaba en la pared norte del reclusorio donde cortaron un malla metálica y salieron a un terreno baldío, también se comunicó que se sometieron a tres vigilantes de seguridad y custodia durante la fuga.

Sin embargo, la versión de los hechos se ha ido modificando y los internos escaparon con plena luz del día (14:15 a 14:30) con la ayuda de los custodios, quienes abrieron la malla para que éstos salieran y sin utilizar el túnel ya que éste cumple con otra función: que algunos internos disfruten de noches de libertad, que salgan y entren para cumplir con sus intereses. En total fueron 129 internos los que se escaparon; un día después de la fuga, se encontraron a los 3 faltantes en el taller de carpintería escondidos.

Pero ¿cuál es el motivo principal de la fuga? No es la primera vez que los grupos del crimen organizado, principalmente los Zetas, los del Golfo y los del Pacífico organizan y ejecutan fugas masivas para engrosar sus ejércitos de lucha y más aún, en estos momentos que ante las detenciones de algunos capos como la de Eduardo Costilla “El Coss” (capo del cártel del Golfo quien mantiene una lucha de poder con los Zetas), es inevitable el enfrentamiento entre ellos.

Los medios de comunicación informaron que la delincuencia organizada no sólo estaba planeando una fuga en el Centro de Piedras Negras, sino en todos los de Coahuila, donde dichos grupos realizaron intensas campañas de reclutamiento, de hecho, el procurador del estado afirmó que la mayoría de los fugados pertenecían a los Zetas, por lo que en cierta parte confirma lo comunicado por los periódicos.

El procedimiento de alistamiento, sin lugar a dudas es caracterizado por la violencia y la coerción de su actuar; seguramente muchos de los internos decidieron obtener su “libertad” física a cambio de venderle su alma a los Zetas pero algunos otros pudieron ser obligados a hacerlo.

En cuanto a los custodios creo que sería válido aplicar la misma teoría; los zetas no discriminan uniformes azules, beige o negros, (en muchos reclusorios los internos están vestidos de azul o beige de acuerdo a su situación jurídica y los custodios de negro) por lo que los tres que abrieron la malla ciclónica con sus manos, podrían haber estado ya sea bajo la amenaza o en contubernio con dicho grupo y así podríamos ascender con los jefes de seguridad, directores y subdirectores del centro, directores de seguridad pública, etc.

La lucha de Felipe Calderón contra el crimen organizado, no sólo ha generado más de 80,000 muertos, sino que ha producido un aumento indiscriminado de cárteles y grupos dedicados a tales actividades, actualmente tenemos 3 veces más cárteles que al inicio del sexenio. El presidente de México, con motivo de dicha fuga dijo con orgullo que de los penales estatales había habido múltiples fugas y de los federales ninguna. Creo que sus asesores no le han comunicado que 83 de los internos fugados pertenecían al orden federal y cómo Gabriel Regino dijo a través de su cuenta de Twitter: “Si los reos eran Zetas y estaban por delitos federales, ¿Qué hacían en cárceles estatales?’”

Fuera de los temas de corrupción y autogobierno que imperan en el sistema penitenciario mexicano y que son de dominio popular, me quedo meditando acerca del poder que, ante un gobierno incapaz, ejercen los grupos delictivos sobre ciudadanos presos o libres,  que en su plan de vida no tenían contemplado pertenecer o trabajar para ellos, pero que las amenazas y extorsiones son tan fuertes que de no hacerlo, de no venderle su alma a los zetas, perderían esposas, hijos, trabajo, bienes, etc. Tristemente, cada vez es más común escuchar que a nuestros familiares o conocidos,- empresarios, trabajadores, profesionistas, estudiantes,…- independientemente de su trabajo, son usurpados, robados, secuestrados y molestados por grupos delictivos.

Nos encontramos ante un estado ausente, que únicamente ha ejercido una política Criminológica (en este caso Criminal) basada en la represión, violatoria de derechos humanos y que deja a los ciudadanos a su suerte y en indefensión total ante el poder y las reglas de los grupos delictivos.

Mercedes Llamas
Doctoranda en Gobierno y Administración Pública por el Instituto Universitario Ortega y Gasset de la Universidad Complutense de Madrid, Maestra en Criminología y Política Criminal por el INACIPE y Licenciada en Educación Especial en Infracción e Inadaptación Social por la Escuela Normal de Especialización.
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