El delito de ser pobre

02/09/2012 - 12:02 am

Estoy convencida de que la justicia en nuestro país, lamentablemente se compra  y que por lo tanto las cárceles en su mayoría, alojan a personas con bajos recursos. Establezco en su mayoría porque existen delitos que por la reacción social que causan, así como la influencia de los medios masivos de comunicación, no pueden quedar exentos de dicha pena.

Según datos del INEGI, las ocupaciones laborales tanto de procesados como de sentenciados del fuero común, registrados en el 2011, eran en su mayoría antes de entrar a prisión, artesanos y obreros, comerciantes, trabajadores agropecuarios y ambulantes; el 13% no contaba con trabajo alguno y únicamente el 24% de los reos contaban con trabajos como: profesionistas (el INEGI así lo clasifica), directivos, supervisores, coordinadores administrativos, técnicos y trabajadores de la educación.

Lo anterior indica que la mayoría de los internos, antes de ser encarcelados, contaba con trabajos de baja remuneración económica.

De aquí se pueden desprender muchas interrogantes criminológicas: ¿delinquen más los pobres? ¿La cárcel funciona como contención de la pobreza? ¿Se criminaliza más a las personas con bajos recursos? ¿La justicia es selectiva y discrimina?

Está por demás comprobado que la pobreza por sí sola no es un factor único para la comisión de conductas antisociales, sin embargo, sería un error negar que la pobreza puede traer consigo factores de riesgo como menores oportunidades laborales, escaso capital humano, un posible resentimiento social, sólo por mencionar algunos, pero que de ninguna manera son determinantes.

Es decir, no podemos aseverar que los pobres por el único hecho de ser pobres delinquen más, porque caeríamos en posturas mecanicistas, absolutas y deterministas, desechadas por los últimos estudios criminológicos. De hecho las investigaciones internacionales recientes indican que el delito no es característico de clase social alguna, que en algunos lugares la criminalidad ha disminuido a la par del aumento de la pobreza y del desempleo y, que el delito abunda en las clases medias.

Entonces, ¿por qué el sistema penitenciario en México está, principalmente poblado de personas con bajos recursos? Puedo hacer algunas aproximaciones, que como su nombre lo dice, son meras aproximaciones, producto de la observación más no de comprobación.

1. La justicia es selectiva y castiga a los pobres más que a los ricos.
2. La política criminológica en México está orientada a criminalizar a los pobres.
3. El control social formal (penal) tiene la tendencia de castigar a la delincuencia común, que en muchos otros lugares del mundo, es penada con medidas alternativas a la prisión.
4. Las personas encarceladas no pueden pagar las fianzas impuestas por la autoridad para salir de prisión.
5. La criminalidad castigada con pena privativa de libertad es producto de las definiciones arbitrarias de la ley penal.

En conclusión, nuestro sistema penal aunque programa la criminalización de prácticamente toda la sociedad mediante las leyes, dispone de medios para hacerlo con una minoría que selecciona entre los más vulnerables, entre los más pobres.

Twitter: @criminologiamex

Mercedes Llamas
Doctoranda en Gobierno y Administración Pública por el Instituto Universitario Ortega y Gasset de la Universidad Complutense de Madrid, Maestra en Criminología y Política Criminal por el INACIPE y Licenciada en Educación Especial en Infracción e Inadaptación Social por la Escuela Normal de Especialización.
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