Ellos tienen la culpa

28/08/2012 - 12:00 am

Los mismos americanos son culpables de que les hayan disparado. La frontera es una región violenta por vocación, y más la frontera norte, aquí desde hace mucho hemos lidiado a los criminales con y sin uniforme. Y aprendimos que aunque la Constitución se flexibilice mucho, hay normas que más tienen que ver con la supervivencia que con el respeto al Estado de Derecho. Una de esas normas no escritas en sus letras pero si aplicadas en la interpretación de la ley a los policías era que nunca debían disparar a un vehículo o persona salvo repeliendo un ataque. Nos costó mucho que los jueces y policías aceptaran esa norma para los casos de alegada defensa propia.

Sin embargo, cuando llegaron los militares a Juarez lo primero que hicieron fue romper esa regla. Y con eso rompieron las tensas ligazones que ofrecían opciones para la supervivencia de los ciudadanos. Dos días después de instalado el poder militar aquí, los integrantes de un retén dispararon contra una patrulla de Seguridad Pública porque no se detuvo frente a ellos. El chofer de la patrulla recibió un tiro en la cabeza y sigue sin recibir justicia, porque su caso se turnó al fuero militar. Pero la impunidad en ese caso sentó un grave precedente: en Mexico se le puede disparar a los simples sospechosos cuando no obedecen a la autoridad. Los defensores de Derechos Humanos de inmediato acudimos en protesta a todas las instancias, aquello ponía en riesgo sobre todo a familias y ciudadanos inocentes. Pero no fuimos escuchados, hasta el Presidente en aquellos dias justificaba los homicidios en campaña como "efectos colaterales" de la guerra contra el narcotráfico, y el gobierno de Estados Unidos, copartícipe en esta guerra justificó tales excesos del Ejército, con argumentos similares a las muertes de los niños en Afganistán: costos indeseados pero inevitables de la guerra. Y el precedente se volvió costumbre. Muchos inocentes, jóvenes, familias, niños o mayores que no supieron reaccionar a gusto de los oficiales armados, en las carreteras pagaron con su vida o su integridad física estas practicas, aplaudidas incluso por la prensa cuando el muerto era un delincuente conocido. Así que pronto los policías de gatillo fácil tuvieron justificación para matar.

Fue precisamente con apoyo en ese precedente de disparar preventivamente a los sospechosos que ahora son baleados los miembros de un cuerpo de capacitadores norteamericanos que circulaban por estos caminos de Dios.

¿Cómo iban a saber los federales responsables que aquella camioneta estaba ocupada por norteamericanos miembros del cuerpo diplomático de Estados Unidos?

Al menos de ahí no los van a mover, porque ya se acostumbraron a disparar preventivamente de manera impune.

Y ahora el gobierno estadounidense va a exigir que se haga picadillo de los policías federales que están peleando "su guerra" contra las drogas. Ahora sí resulta criminal que los policías disparen en tales circunstancias. Pero, ¿y los cientos de veces que lo han hecho y a los deudos no se le pagó ni el funeral? ¿Acaso la vida de un mexicano es menor a la vida de un americano? ¿Sólo las muertes mexicanas son "efectos colaterales" y las de los gabachos son homicidios? Y entre los mexicanos las muertes a los supuestos delincuentes son mas justificadas que las muertes de los supuestos inocentes? Realmente este asunto se está llenando de hipocresía y de sumisión a los poderosos "que pueden dejar de invertir".

Ciertamente disparar sin repeler un ataque previo es un delito y debe castigarse, pero no porque las victimas sean norteamericanos sino porque son seres humanos y así deben castigarse todos los homicidios que se han cometido en tales circunstancias de modo, tiempo y lugar.

Ahora que con tal permisividad, se han encubierto muchos homicidios intencionales, y por eso se arroja una terrible duda en este caso. Realmente los policías se equivocaron o les están advirtiendo a los americanos que el territorio mexicano corresponde a los mexicanos para lo bueno y para lo malo. ¿O había algún operativo que no convenía que vieran ojos extraños? Será difícil saber la verdad, pero los derecho humanistas les advertimos hace cinco años y no creyeron estar en el mundo de las posibilidades. Ahora ellos tienen la culpa.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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