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Darío Ramírez

14/06/2012 - 12:01 am

¿Por qué 60 mil muertos no son tema del debate?

La gran duda es a quién ve Felipe Calderón poniéndole la banda presidencial. Se verá como el panista que le entregó la banda al PRI o como el Presidente que se atrevió a dar un paso fundamental en el fortalecimiento de la democracia mexicana al traspasarle el poder político a un candidato de izquierda. Seguramente […]

La gran duda es a quién ve Felipe Calderón poniéndole la banda presidencial. Se verá como el panista que le entregó la banda al PRI o como el Presidente que se atrevió a dar un paso fundamental en el fortalecimiento de la democracia mexicana al traspasarle el poder político a un candidato de izquierda. Seguramente si Calderón piensa en su legado político no querrá echarse el milagrito de ser el Presidente con 60 mil muertos en las calles durante su sexenio y, además, ser el panista que le abrió la puerta al PRI para regresar a Los Pinos y así sellar 12 años de gobiernos panistas que no concluyeron el proceso democrático que inició con la alternancia.

Es evidente que la elección presidencial de 2012 está sumamente competida. Basta ver los números para determinar lo reñido de la contienda. De hecho Calderón ya echó la suerte y afirmó que cualquiera puede ganar. Tal vez sea la primera señal de aceptación de derrota y el comienzo del paso libre para que el candidato priísta se enfile de manera contundente a la presidencia de México. O bien vale la esperar para ver en qué termina el affaire Yarrington y demás gobernadores del PRI para determinar por quién se inclina Calderón. Es posible que al final, la vena anti-PRI de Calderón haga que se incline por Andrés Manuel López Obrador.

En el ágora electoral hay muchos temas que no son tocados o que son abordados de manera superficial. Los spots es lo que más nutren lo partidos políticos a la sociedad. Sin embargo, es de resaltar que durante el segundo debate el tema de la grave crisis de seguridad que hemos padecido durante los últimos seis años no haya sido el tema toral del debate entre candidatos. Se antojaría que lo abordaran como el tema central en la agenda nacional.

¿Por qué los candidatos abordaron el tema de la violencia y el narcotráfico de manera más profunda? Valdría preguntarse ya que es un arma poderosa si se quiere desahuciar al gobierno panista actual y a la candidata Josefina Vázquez Mota. O evidenciar que los estados con mayores problemas de crimen organizado e inseguridad son gobernados por el PRI. Mucha tela de donde cortar.

Durante el proceso electoral nada es fortuito y todo es estrategia por parte de los partidos políticos y sus aliados. Debemos de entender que el hecho de que no se haya tocado el tema de acuerdo a su importancia responde a una estrategia electoral más allá de un desinterés sobre el tema.

Cabe la posibilidad de que los candidatos decidieron no hablar sobre el narco y la violencia por dos razones. La primera tiene que ver con el artículo del New York Times donde se sugería que se cambiaría la estrategia para enfrentar el narco. Los candidatos y candidata tomaron la decisión de no alimentar la idea de que la estrategia militar cambiaría para enfrentar al narco. Esa sería una señal que Washington no recibiría con agrado. Mejor guardar silencio para no poner intranquilo al vecino del norte. El esquema en el cual México pone los muertos y Estados Unidos la ayuda militar parece ser rentable para Estados Unidos.

La segunda tiene que ver con enviarle un mensaje de tranquilidad al narco. Cualquier mensaje que devele la estrategia podría tener un impacto directo en el papel que ha jugado el narcotráfico dentro del proceso electoral de 2012. Hasta ahora ha estado ausente y al margen de un involucramiento directo en las elecciones. Afirman algunos expertos que ya hay dinero ilegal en campañas políticas, pero hasta ahora no hay candidatos que claramente representen los intereses del crimen organizado. Plantear una estrategia efectiva podría cambiar el comportamiento de estos grupos y con ello la tranquilidad de la elección. Es decir, no quieren jugar con una variable que es tan inestable.

Queda claro que acabar con el crimen organizado no es lo mismo que acabar con la violencia. El primero se administra, como se hace en todos los países incluyendo a Alemania, Estados Unidos e Inglaterra. El segundo no cabe en un país donde la democracia está en construcción. Todos los candidatos deben de reconocer que los niveles de violencia son insostenibles. De continuar por este camino, las consecuencias económicas, políticas y sociales sacarían a México del camino para convertirse en una poderosa economía emergente.

El que no se discuta en el debate presidencial el tema más apremiante que vive el país es en sí mismo un hecho analizable. Los candidatos compartieron la misma estrategia del silencio. Ninguno optó por golpear al presidente ni los intereses norteamericanos. Un guiño de doble vía. Calderón, por su parte, tiene una preocupación clara: ¿a quién ponerle la banda presidencial?

Darío Ramírez
Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y Maestría en Derecho Internacional Público Internacional por la Universidad de Ámsterdam; es autor de numerosos artículos en materia de libertad de expresión, acceso a la información, medios de comunicación y derechos humanos. Ha publicado en El Universal, Emeequis y Gatopardo, entre otros lugares. Es profesor de periodismo. Trabajó en la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), en El Salvador, Honduras, Cuba, Belice, República Democrática del Congo y Angola dónde realizó trabajo humanitario, y fue el director de la organización Artículo 19.

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