Desde el inicio de las campañas políticas a la presidencia de la República, diversas agrupaciones civiles han llamado a los candidatos a firmar compromisos para enfrentar los más graves problemas del país. Todos esperaríamos que con los enormes recursos que tienen los partidos que conforman la partidocracia del país, tendrían entre sus filas a expertos en políticas públicas sobre los principales temas de la agenda pública.
En dos semanas hemos participado en dos foros diferentes el primero llamado “Compromisos por la Salud: Enfermedades Crónicas no Trasmisibles”, al que asistieron alrededor de 100 organizaciones sociales que trabajan contra el tabaquismo, el cáncer, la diabetes, la tuberculosis, las enfermedades mentales, la obesidad, y muchas otras enfermedades que representan ahora el mayor problema de salud pública del país. El segundo fue el “Foro Nacional Política Alimentaria y Nutricional” convocado por un amplio grupo de universidades públicas y privadas como la UAM, la UNAM, la UIA, el IPN, la UVM, el Tec de Monterrey e Institutos como el Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de la Nutrición.
Las menciones anteriores son sólo para dar idea de la gran riqueza de conocimientos y experiencias de las organizaciones e instituciones reunidas en estos eventos que debería encontrar entre los candidatos respuestas, al menos, a la altura de sus convocantes. Sin embargo, la decepción ha sido enorme, no sólo porque los candidatos no atendieron estos eventos, hecho que puede entenderse ya que su agenda en estos momentos es muy complicada. La decepción viene de los representantes enviados por ellos, los que esperaríamos fueran especialistas en el tema y, por lo tanto pudieran dar aportaciones más precisas que los propios candidatos. No fue así. En el primer foro convocado por Fundación Mídete y la Asociación Interamericana del Corazón, enfocado a las enfermedades crónicas no transmisibles, el representante de JVM se dedicó a realizar un diagnóstico del problema hasta que la audiencia comenzó a demandarle propuestas que nunca presentó y terminó abucheado. La audiencia indignada estaba conformada, en gran medida, por mujeres de un decil económico alto, dedicadas a la atención de enfermedades que o no son atendidas por los servicios públicos de salud o estos servicios son de pésima calidad.
El representante de AMLO, un distinguido oncólogo, realizó un mejor diagnóstico pero tampoco llegó a propuestas y cometió un muy grave error que habla de su profundo desconocimiento de la salud pública: frente al problema de la obesidad y la creciente diabetes señaló que no había que hacer nada con la diabetes, que no era una enfermedad que pudiera prevenirse. La ignorancia profunda sobre el mayor problema de salud pública que vive el país en alguien que AMLO ha propuesto como futuro secretario de Salud, nos ha generado una profunda preocupación. Los gabinetes de los demás candidatos no los conocemos pero tampoco esperamos algo diferente. Del representante de EPN se escuchó lo mismo, más diagnóstico y nada de propuestas.
En el Foro convocado por las Universidades y los Instituto de Nutrición y Salud Pública en que la audiencia estaba conformada principalmente de expertos en el tema de la nutrición y alumnos de las diversas universidades convocantes, el representante de JVM advirtió quela candidata le había permitido algo así como “libertad de cátedra”. Llamó la atención esta afirmación cuando se había invitado a los candidatos a dar su postura sobre temas fundamentales como el derecho a la salud, a la alimentación, la desnutrición y la epidemia de sobrepeso y obesidad. La sorpresa fue a un mayor cuando el representante de JVM comenzó a leer un documento que centraba el análisis de la crisis alimentaria y nutricional que vivimos en el modelo neoliberal que se ha implantado y que había sido escrito por otro de los participantes en el evento.
El representante de EPN , tampoco presentó propuesta para enfrentar los mayores problemas de salud pública que vivimos y que no sólo están poniendo en riesgo la salud de la población, también las finanzas públicas.
El representante de AMLO, y señalado por el candidato como el secretario de Agricultura en su gabinete, marcó la diferencia: realizó un análisis de la situación en el campo y las causas de la crisis en la producción agrícola, para exponer las propuestas dirigidas a garantizar la producción de alimentos, base de la seguridad alimentaria y del cumplimiento del derecho a la alimentación. Presentó propuestas para enfrentar la epidemia de sobrepeso y obesidad y anunció que suscribían las propuestas que presentamos la Red por los Derechos de la Infancia en México, el Centro de Orientación Alimentaria y El Poder del Consumidor, en un desplegado el 6 de junio en los periódicos Reforma y La Jornada y que establecía, entre otras cosas: volver obligatoria la provisión de agua potable de acceso gratuito en escuelas y espacios públicos; garantizar la oferta exclusiva de alimentos saludables al interior de los planteles escolares; prohibir la publicidad de comida chatarra dirigida a la infancia por todos los medios; establecer un etiquetado frontal obligatorio en alimentos y bebidas que realmente oriente a los consumidores; fijar impuestos a los refrescos para generar los recursos necesarios para la introducción de bebederos en escuelas y espacios públicos y cumplir con el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna de la OMS/UNICEF y las recomendaciones de lactancia materna que los mismos organismos promueven.
Ningún otro candidato o candidata o alguno se sus representantes se ha comprometido a llevar adelante estas medidas. JVM suscribió la iniciativa de la REDIM y UNICEF “10 por la infancia” y que contiene dos puntos referidos a garantizar alimentos saludables y acceso gratuito al agua en las escuelas. Sin embargo, aún no suscribe los demás compromisos que conforman una agenda más integral para enfrentar la epidemia de obesidad que ha llevado a que la infancia mexicana ocupe los primeros lugares en este padecimiento. EPN hasta el momento no ha suscrito ninguno de estos compromisos.
Sabemos que los compromisos en campaña pueden quedar en promesas incumplidas. Sin embargo, esto es lo que podemos hacer desde las organizaciones sociales: sentarlos, presentarles nuestras propuestas e invitarlos a comprometerse con ellas. Después, tendremos que estar “encima de ellos”, porque deberán ser servidores públicos, esto es lo que en esencia estamos demandando la sociedad, que sirvan al interés público, no a los intereses fácticos ni a sus bolsillos.