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Darío Ramírez

07/06/2012 - 12:01 am

El PRI es un peligro para la libertad de prensa

El proceso electoral 2012 ha tomado un nuevo giro, desde mi parecer positivo para la democracia mexicana. Se desterró (o más bien lo hicieron los jóvenes del movimiento #YoSoy132) la narrativa impuesta que señalaba que el PRI era invencible y que la suerte electoral estaba prácticamente echada. Los señalamientos entre partidos se atizan, unos con […]

El proceso electoral 2012 ha tomado un nuevo giro, desde mi parecer positivo para la democracia mexicana. Se desterró (o más bien lo hicieron los jóvenes del movimiento #YoSoy132) la narrativa impuesta que señalaba que el PRI era invencible y que la suerte electoral estaba prácticamente echada.

Los señalamientos entre partidos se atizan, unos con mentiras, otros con descalificaciones, pero parece ser todo parte del juego democrático en una contienda electoral sumamente competida.

Todas las encuentras colocan como puntero al candidato del PRI, unas por más puntos otras con menos, pero todas coinciden. Más allá de los candidatos en lo individual, cada uno tiene un sistema partidista operando para su victoria. El revisar qué y cómo se ha hecho política en las entidades federativas gobernadas por el PRI, debe de arrogar información útil para determinar el voto a favor de este partido político. El mismo ejercicio se debe de hacer para los demás partidos. No podemos desasociar las experiencias en las gubernaturas con la plataforma electoral de algún candidato. Revisar la forma de gobernar, sus intereses y prioridades se tendría que convertir en insumos valiosos para determinar el la orientación de nuestro voto.

Durante el proceso electoral queda claro que están ausentes temas que deberían ser de primer orden en la agenda nacional. Los candidatos y candidata prefieren acogerse al arte del escabullimiento para no fijar posturas claras sobre temas fundamentales para la sociedad mexicana. Las posturas sobre problemas que aquejan al país se basan en principios generales sin entrarle al reto de definir el cómo intentarían resolver esos problemas.

La violencia contra la prensa en México es un tema central y de interés público. La democracia mexicana no podrá seguir caminando mientras seamos el país latinoamericano más peligroso para ejercer el periodismo. La desprotección hacia la prensa es una señal de aliento para el espiral de violencia contra ella. El Estado mexicano parece haber claudicado en la responsabilidad de proveer el contexto seguro para garantizar el derecho a la información de la sociedad.

Estamos un tanto acostumbrados a señalar la ineficacia e ineficiencia del gobierno federal. Pero si hacemos un análisis más minucioso vemos que gran parte de la indefensión de la prensa se debe a la corrupción e ineptitud de gobiernos locales, con rasgos autoritarios, que prefieren una prensa arrinconada, silenciada y con miedo, que una prensa fuerte e independiente. Al final, los autoritarios detestan una prensa incómoda.

En México los estados de la República más peligrosos para ejercer la libertad de prensa están y han sido gobernados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Los estados más peligrosos para la prensa donde se han registrado mayor número de asesinatos a periodistas desde el año 2000 son gobernados por el Partido Revolucionario Institucional, dígase: Veracruz 13 periodistas, Tamaulipas 11 periodistas asesinados, Chihuahua 10 periodistas asesinados (gobernado por el PRI desde 1998). La excepción sería el estado de Guerrero (que tiene gobierno perredista) en el cual están registrados 8 periodistas asesinados.

Los estados con mayor número de agresiones graves contra periodistas y medios de comunicación son gobernados por el PRI, por ejemplo: Tamaulipas 18 (7 Ataques a medios, 11 periodistas asesinados), Veracruz 16 (1 ataque a medio, 13 periodistas asesinados, 2 desaparecidos), Coahuila (9 ataques a medios, 2 periodistas asesinados 1 periodista desaparecido). Estos tres estados han sido gobernados por más de 80 años por el PRI.

Los ataques a las instalaciones de medios de comunicación son cada vez más comunes en México. Estos ataques tiene el fin de inhibir el ejercicio periodístico. Las estados con mayor número de ataques a medios con explosivos y armas de fuego desde 2006 a la fecha son: Coahuila 9 a taques a medios (siempre gobernado por el PRI), Tamaulipas 7 ataques a medios (también siempre gobernado por el PRI), Nuevo León 6 ataques a medios (prácticamente siempre ha sido gobernado por el PRI), Sinaloa 4 ataques a medios (desde enero del 2011 es de la coalición PAN/PRD pero anteriormente era priísta).

Durante los años 2009 al 2011, el estado que mayor número de agresiones como amenazas, hostigamiento, violencia física, detenciones arbitrarias fue Veracruz (PRI) con 66 agresiones, un tercio de estas agresiones fueron cometidas por agentes estatales. En Chihuahua se tienen registradas 57 agresiones durante el mismo periodo y podemos determinar que la mitad de ellas fueron cometidas por agentes estatales y municipales.

El posible regreso del PRI a la presidencia de la República tiene que pasar antes por la revisión de sus actos de gobierno en los estados que ha gobernado (muchos de ellos por más de ocho décadas). Su desprecio por la libertad de prensa, por la rendición de cuentas, por la falta de rendición de cuentas, por el respeto a los derechos humanos son elementos comunes en todos sus gobiernos. No queda más que pensar que esa manera de gobernar la replicaría en dado caso de llegar a Los Pinos.

Darío Ramírez
Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y Maestría en Derecho Internacional Público Internacional por la Universidad de Ámsterdam; es autor de numerosos artículos en materia de libertad de expresión, acceso a la información, medios de comunicación y derechos humanos. Ha publicado en El Universal, Emeequis y Gatopardo, entre otros lugares. Es profesor de periodismo. Trabajó en la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), en El Salvador, Honduras, Cuba, Belice, República Democrática del Congo y Angola dónde realizó trabajo humanitario, y fue el director de la organización Artículo 19.

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