Representantes de los candidatos del PAN, PRD y PRI a la presidencia de la República acudieron al Foro “Compromisos por la Salud: Enfermedades Crónicas No Trasmisibles”. Lo que ahí se trató fueron los costos de las enfermedades provocadas principalmente por la mala dieta, el tabaquismo y el alcohol. Todos esperabamos propuestas. Y lo que hemos visto ya en otros foros, cada uno llegó con su diagnóstico y ninguna propuesta concreta. Por momentos, el auditorio repleto de representantes de más de 100 organizaciones abucheó a los candidatos, como ya se ha hecho en otras ocasiones y en otros espacios.
Los candidatos, sus partidos y sus “expertos en salud” parece que no han registrado la realidad. Sus propias plataformas políticas no incluyen el tema a pesar de que desde hace un par de años la Secretaría de Salud señalaba que existen 10 millones de diabéticos y que para el 2020 se incrementará esta cifra a 20 millones. Parece que no han escuchado que la propia Secretaría de Salud estima que para el 2017 el costo de las enfermedades asociadas a la obesidad, especialmente la diabetes, ascenderá a 170 mil millones de pesos, el total de su presupuesto actual; que entre 2009 y 2011, solamente dos años, el gasto en atención a la diabetes creció 30% alcanzando los 7 mil 800 millones de dólares. Es importante mencionar que el costo promedio anual por paciente al año en México fue de sólo 708 dólares, frente al costo en Estados Unidos que fue de 7 mil 883 dólares y en países como Francia y Holanda de alrededor de 4 mil dólares. Esta gran diferencia entre los costos de las enfermedades habla de la mala calidad de los tratamientos. Más del 50% de lo invertido en México provino de los pacientes y sus familias, 30% fue aportado por el IMSS, 11% por la Secretaría de Salud y 7% por el ISSSTE. Las cifras no incluyen a los 150 mil pacientes que requieren diálisis y que no son cubiertos por el Seguro Popular.
Sin embargo, los candidatos, sus partidos y sus “expertos en salud” parecen no conocer esta realidad. ¿Qué van a hacer para cambiar los deteriorados hábitos alimentarios?, ¿cómo van a bajar el consumo de refrescos?, ¿cuándo van a introducir bebederos de agua potable en las escuelas y espacios públicos?, ¿qué tipo de etiquetados van a establecer en los alimentos y bebidas para que los consumidores puedan realizar elecciones mejor informadas?, ¿qué tipo de campañas de orientación alimentaria van a desarrollar? Preguntamos, pero no responden. ¿Dónde están sus expertos en salud pública?
Sin lugar a dudas, una causa central de esta epidemia es el alto consumo de azúcar que se da desde muy temprana edad a través de los productos altamente procesados que se publicitan para los niños y las niñas, incluso los que se publicitan para que las madres se los den a sus bebes. Las primeras manifestaciones de alteraciones metabólicas se están registrando en México desde los 5 y 6 años de edad. Estos individuos llegarán a su edad productiva enfermos. El bono demográfico se perderá, ese momento en que tendremos más población productiva que anciana o menor de edad. Ese bono estará formado por un alto porcentaje de enfermos en edad productiva.
La preocupación no está sólo en las personas con sobrepeso y obesidad, el alto consumo de azúcar y harinas refinadas ha provocado que el 40% de las personas con peso normal estén desarrollando enfermedades relacionadas con el síndrome metabólico como lo son diabetes, hipertensión, problemas de dislipidemias, enfermedades cardiacas e hígado graso de tipo no-alcohólico. La obesidad no es la causa, sino más bien un marcador para la disfunción metabólica, la cual es aun más prevalente. ¿Conocen los candidatos, sus partidos y sus “expertos en salud” las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, las políticas que se están aplicando en otros países, están leyendo a los expertos, los estudios que demuestran las mejores prácticas? Todo parece que no. De algo tenemos que estar advertidos, gane quien gane, nosotros, como expresión de la sociedad, tendremos que defender el interés público, no podemos esperar, tendremos que estar “encima de ellos”.