Los jóvenes vencen a Peña y a Televisa

23/05/2012 - 12:00 am

Desdeñados por políticos y medios, cuyo contubernio inspiró la consigna de “prensa vendida” que mantiene su vigencia, los jóvenes universitarios han conquistado en días por lo menos dos victorias mayúsculas: minar políticamente a Enrique Peña Nieto y doblar a Televisa.

Tan vigoroso es el movimiento de los jóvenes de las universidades privadas –cuya articulación con las públicas está en curso–, que el consorcio televisivo que preside Emilio Azcárraga Jean fue forzado a informar sobre ellos la misma noche del viernes 18, en el noticiario estelar conducido por Joaquín López Dóriga, y este lunes 21 por la mañana con Carlos Loret de Mola.

La victoria es inequívoca: los universitarios no sólo hicieron pedazos el bloqueo informativo en su contra instaurado desde el “Viernes Negro” de Peña Nieto, una semana atrás –que a las claras tenía el propósito de protegerlo–, sino que millones de mexicanos atestiguaron su hazaña en televisión abierta, con la potencial simpatía al movimiento que se articuló mediante las redes sociales Twitter, Facebook y Youtube.

Y no sólo eso: si la fortaleza de Peña Nieto son los resultados de las encuestas, como se ufanan sus propagandistas en los medios –algunos de ellos literalmente a sueldo–, entonces su derrumbe se perfila inminente por lo menos si de universitarios se trata, porque en sólo un mes –en abril– perdió nueve puntos porcentuales.

El dato no es menor si se toma en cuenta que esta caída fue registrada por la encuesta del diario Reforma antes del 11 de mayo, el “Viernes Negro” de Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana, que fue el inicio de las protestas, como las marchas del viernes 18 a las instalaciones de Televisa Santa Fe y San Ángel contra la manipulación informativa, así como las del sábado en la capital y en varias ciudades del país en repudio del candidato priista-verde.

De acuerdo con esta medición del Grupo Reforma –que edita los diarios El Norte, Reforma y Mural–, levantada del 19 al 22 de abril, Peña Nieto tenía en marzo el 39% de las preferencias entre “electores de escolaridad superior” y en abril se cayó a 30%.

Pero Peña Nieto no sólo se desplomó nueve puntos entre universitarios, sino también dos entre la población con educación básica y otros dos en la de educación media. Hasta las más oficialistas firmas de encuestas observan  esa tendencia a la baja.

Según esa misma encuesta, publicada este domingo 20 en el suplemento “Universitarios”, el priista también ha caído en el apoyo entre la población de entre 18 y 24 años de edad (pasó de 48% a 41%) y de entre 25 y 29 (de 55% a 42%) y en la población mayor a 50 años sólo perdió un punto.

La encuesta del Grupo Reforma indica que, a su vez, Josefina Vázquez Mota cayó también nueve puntos en el mismo mes entre los universitarios, la misma cifra que Peña Nieto, mientras que el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, creció 16 unidades: de 19% en abril se disparó hasta el 35% en mayo, tres puntos más que la panista y cinco más que el priista.

Y los resultados de otras dos firmas encuestadoras son elocuentes: Demotecnia, de María de las Heras, informó este lunes que Peña Nieto tiene 39%, sólo 8 puntos arriba de López Obrador, mientras que Vázquez Mota sólo tiene 26%; y Covarrubias y Asociados, que da al priista 36% por 27 del perredista y 24 de la panista. En ambos casos la diferencia es ya de un dígito.

Por eso, como aquí se apuntó la semana pasada, algo muy serio debe ocurrir en la campaña de Peña Nieto tras el desafío de los jóvenes de la Universidad Iberoamericana, el viernes 11, para que la iracundia de él y de sus huestes cobre una dimensión insólita, que se tradujo luego en golpizas de escuadrones priistas contra manifestantes en Coahuila, Veracruz y Colima.

La rebelión juvenil está desbaratando los planes de quienes veían como de trámite las elecciones y hasta cruzaban apuestas a la integración del gabinete, entre ellos Televisa y sus medios satélites, sujetos a un escrutinio riguroso al que estamos sometidos todos los medios y periodistas.

No hay que darle muchas vueltas: la indignación de los jóvenes por la manipulación informativa de Televisa es semejante a la que sus padres padecieron en 1988, por ejemplo, porque la cobertura sobre las campañas en curso no difiere a la de ese año, cuando los jóvenes ni siquiera habían nacido.

Cualquier televidente lo ve: las notas sobre Peña Nieto privilegian tomas abiertas para observar las multitudes que lo aclaman, los close up del candidato son con el ángulo más favorable y los audios resalten las frases más impactantes, mientras que las de Vázquez Mota y López Obrador son mezquinas, con encuadres opacos y frase anodinas, con tomas a un puñado de simpatizantes, aunque haya miles. Eso sí, el mismo tiempo para alegar equidad.

Eso también debe cambiar y si, como parece ser, no es por un acto de vergüenza profesional, deberá serlo por una exigencia social como la que está en curso. No olvidemos que Televisa es la empresa informativa que reporteó la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968, treinta años después...

 

Apuntes

En esto contexto Peña Nieto anunció un manifiesto que es, en realidad, una insolencia: los diez puntos –respeto a la libertad de manifestación, de expresión, libertad religiosa, a los derechos humanos, una nueva relación con los medios, no discriminación, división de poderes, elecciones libres, transparencia y rendición de cuentas y federalismo– son garantías que están en la Constitución, que por lo visto no ha leído… Por cierto, es tal el terror del priista a los universitarios que no irá a la Universidad Panamericana, donde estuvo matriculado pero que, como se ve, no estudió…

Twitter: @alvaro_delgado

Apro

Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.
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