Cámara... Acción...

12/03/2012 - 12:03 am

La razón de grabar cuando un presunto responsable de delito es detenido o cuando un secuestrado es liberado, es una práctica común en todo el mundo. Nada como la trasparencia, y más cuando se está bajo el estado de inseguridad y desconfianza como el que se vive en el país. A las autoridades les da por filmar todo, pero resulta que lo hacen a destiempo o generan inevitablemente más incertidumbre y sobre todo desconfianza, que es precisamente de lo que se viene huyendo.

Cuando fue liberado Rubén Omar Romano, en aquellos días entrenador del Cruz Azul, se hicieron varias consideraciones que pasaron de largo, quizá por la euforia de la liberación misma. Sin embargo, no quedó muy claro cómo fue que los conductores de los principales noticiarios de televisión abierta estaban en el lugar en el momento en que fue liberado. Corrieron un alto riesgo haciendo la trasmisión en “vivo” porque, si todo era en tiempo real, pudo brincar cualquier situación que violentara lo que estaba pasando con consecuencias impredecibles. Lo otro que pudo pasar es que lo hubieran liberado el día anterior u horas antes y que lo que vimos haya sido una puesta en escena para que viéramos en “vivo” las bondades de las autoridades; opción por la cual nos inclinamos.

Varias fuentes aseguran que cuando Sandra Ávila, “La Reina del Pacífico”, fue detenida se les “olvidó” grabar. Cuando la llevaban por el Periférico, se dice, “alguien” preguntó si habían grabado los detalles de la detención. Como no lo habían hecho, se regresaron al estacionamiento del restaurante en  San Jerónimo donde había sido detenido y va de nuevo el “operativo”. Dicen que la “reina” cada vez que ve una cámara cerca lo que hace es posar en recuerdo de lo que hicieron cuando la detuvieron “dos veces”.

Otros casos han sido emblemáticos. Las largas entrevistas y testimonios de algunos delincuentes muestran que si las cosas no se hacen bien y con base en una estrategia, todo puede resultar contraproducente. Algunos de los detenidos terminan por reírse, ironizar o cuentan todo lo que las autoridades quieren escuchar sin que esto haga válidos sus testimonios; se les ve hasta con sus camisas de moda como el “JJ” y la “Barbie”.

El caso de Florence Cassez fue el extremo de una estrategia mal diseñada. El problema vino de origen. ¿Por qué hacer una puesta en escena en un asunto tan delicado como son los secuestros? ¿Por qué no desde el inicio grabaron al detención? ¿Qué pretendían al llevarlos a otra “locación”? ¿Qué querían demostrar? ¿Valía la pena la puesta en escena? ¿Era muy difícil decir donde y a que hora habían llevado a efecto la detención? ¿Se querían poner la medalla la cual hoy les ha salido realmente cara?

El caso Florence Cassez enfrenta a las autoridades a sus incapacidades. Se llevo a efecto un juicio que trataba a toda costa de demostrar su responsabilidad antes que hacer justicia. Resulta cuestionable que no hayan previsto lo que venía, ya que tarde que temprano se iban a conocer las irregularidades. Florence se ha convertido en una víctima de las autoridades quienes en su afán del reconocimiento generaron un vacío en un caso de alta sensibilidad como son los secuestros. Los días por venir van a ser de presión para la Corte. Es importante que su decisión sea tomada en conciencia y con base en los hechos y bajo estos Florence Cassez debe ser liberada. Las autoridades construyeron un laberinto del cual no pueden salir, y por cierto si van a seguir grabando terminen de una vez por todas con las puestas en escena.

Javier Solórzano
Es periodista. Conductor de radio y televisión.
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