Un acuerdo

02/01/2012 - 4:56 pm

Sin entrarle al pesimismo que tanto se da en el país, es evidente            que este año se ve complicado. Uno de los principales escollos son las elecciones. En muchas naciones, estos procesos son fiestas de la democracia, pero en el nuestro las miradas inquisitivas que nos echamos unos y otros nos llevan en automático a la desconfianza y la incertidumbre.

¿Qué tanto nos hemos preparado en este 2012 para que no se repita el 2006? Esta es la gran pregunta que, hoy por lo menos, no tiene clara respuesta. Se ha avanzado en el cambio y actualización de las leyes, pero sólo sabremos si dan de sí durante las elecciones y de nuevo y, por lo que se ve, sobre todo en el “día después”. Sería políticamente irresponsable repetir los errores y el no haber diseñado instrumentos para enfrentar los elementos que llevaron a los errores e irregularidades del 2006. La cuestión es si lo que aprobó el Congreso en el 2007 da para evitar de nuevo el escándalo y la incredulidad.

Las elecciones de este año son un reto grande que debe asumir la sociedad, pero sobre todo, los inefables políticos junto con su protagonismo banal y baladí. La semana pasada le decíamos en Sin Embargo MX que algo que puede pasar con las elecciones es que siga sin pasar nada, gane quien gane. Lo que nos urge es una gran transformación política que permita hacer posible lo que sigue siendo una asignatura pendiente: la Reforma del Estado.

Vamos de nuevo al lugar común, en tanto no evolucione el status de los medios de comunicación, en particular la televisión, la política se verá sometida a los designios de los concesionarios. No le hemos encontrado el valor real a la democracia porque no nos ha ayudado a vivir mejor. Si bien con ella somos hoy una sociedad más participativa y activa, el efecto no ha llegado a todos y todas. Quizá sean las clases medias las que más hayan intensificado su participación; sin embargo, no perdamos de vista que ésta se ha dado fundamentalmente fuera de los canales institucionales que representan los deteriorados partidos políticos.

La lectura de los diarios y, en general, la mirada de los noticiarios de radio y televisión de estos días están concentradas en la política como si esta tuviera una efecto nacional real. Tiene la lógica de pequeños grupos dominantes de la sociedad y de la función de los medios en los que se quiere informar al tiempo que se mandan mensajes también a esos pequeños grupos, los noticiarios y los diarios, como en muchos países del mundo representan poco la dinámica de la sociedad en general.

El año electoral no pinta bien cuando todo se convierte en litigio. Si bien las instancias legales están diseñadas ex profeso para responder a lo que los actores políticos creen irregular, es evidente que tanta protesta y tanta denuncia nos van llevando a los caminos de la previsible confrontación antes de tiempo. Si las elecciones no nos ayudan a estar mejor y sobre todo a convivir de manera diferente de lo que ha pasado en estos últimos seis años, la democracia de nuevo será vista como algo lejano y e a la mano para evurralo eslo más grave es que para algunos podrá ser una instancia prescindible.

El riesgo es alto y  hay que enfrentarlo con uno de los instrumentos que se tiene a la mano: un gran acuerdo nacional de cara a las elecciones. Los partidos políticos, sus candidatos, el gobierno federal y los estatales, las ONGs nacionales e internacionales, los medios de comunicación,  los empresarios, los sindicatos y las universidades deben sumarse a un gran acuerdo que permita defender las elecciones y sobre todo que lleve a respetar los resultados gane quien gane. No podemos ir a las elecciones con una mano adelante y otra atrás. Tenemos que ir con el compromiso de todos y todas para que nos vuelvan aparecer plantones, negación al diálogo, ni presidentes que descaradamente apoyan a un candidato de su partido, el cual por cierto no era su candidato. Son elecciones complicadas a las cuales se les suma la delincuencia organizada, casi nada. Sin acuerdo el futuro será de nadie.

Javier Solórzano
Es periodista. Conductor de radio y televisión.
en Sinembargo al Aire

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