Desconfianzas, agentes, silencios y medios

31/10/2011 - 12:02 am

Parece que no hay de otra que leer la prensa de EU para enterarse de lo que pasa en el país. En los tiempos de Carlos Salinas de Gortari era similar. Había que leer The Wall Street Journal, sin Internet, para saber, por ejemplo, que Ramón Aguirre y Fausto Zapata habían “ganado”, pero no iban tomar posesión en Guanajuato y San Luis Potosí. En el diario estadounidense nos informaron que tenían que hacerse a un lado en lo que se conoció como “concertacesiones”.

La práctica ha sido recurrente. Pasó en los sexenios de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox. Nunca ha quedado claro si desde los gobiernos se informa a los diarios o a la televisión y radio de EU, o en el fondo lo que pasa es que ellos saben más de nosotros que nosotros mismos. Con Felipe Calderón las cosas no han cambiado, más bien se mantienen y muy probablemente por el efecto que causa en EU la inseguridad y la violencia en México están más interesados y entrados; lo que aquí pasa les afecta más que nunca.

The New York Times es el diario que ahora está de moda. En las últimas semanas nos ha ido contando detalles de la operación que no fue ni “rápida” ni “furiosa”; detalles de cómo actúan los agentes de EU en el país; de un operativo en Reynosa en que un agente de EU se hizo pasar por “zeta” y un candido iraní le creyó lo que vino a terminó con un intento de “gran atentado” en la Unión Americana; y, finalmente, junto con The Washington Post nos andan reportando que ahora sí estamos, o están, cerca de Joaquín Guzmán Loera, el mundialmente famoso “Chapo”.

En el caso del agente encubierto que detuvo al ciudadano iraní en nuestro país, la historia nunca terminó por ser creída. La información fue confusa y varios senadores del PRI y PRD calificaron la “operación” como “vergonzante” y “vergonzosa”. Rosario Green, ex canciller y ex segunda de abordo de la ONU se preguntó: “¿a cuenta de qué les estamos haciendo este “favor”?” En el mundo de las confusiones, de la información discrecional y los silencios oficiales, el tema ha pasado a segundo plano de la mano de la incertidumbre de lo que realmente sucedió. Ahora hemos entrado en que estamos, o están, a punto de capturar al “Chapo” bajo el lema del viejo oeste: “vivo o muerto”.

Quién sabe que hace más daño y que confunde más: los silencios del gobierno o sus primarias explicaciones. Para EU ya somos un gran problema y un gran tema. Ya no pasamos de largo y menos ahora que se “termino” la guerra en Irak y han sido asesinados Osama bin Laden y Muammar Gaddafi. Estados Unidos está de nuevo construyendo “frankesteins” y es evidente que estamos en su lista. El narcotráfico y la inseguridad en una vecindad tan importante no puede ser vista a la ligera, a lo que se suma su visión de gendarmes del mundo como parte de su estrategia hegemónica.

El hecho de que el gobierno mexicano deje vacíos es más serio de lo que parece. Se deja el espacio para que la información sobre el país termine por ser mirada como cierta porque no hay contraparte y cuando la hay no es lo suficientemente contundente. El contenido de las notas recientes obliga al gobierno a explicar que hacen los agentes de EU, si están armados, y hasta donde llega su autoridad en nuestro territorio. La opacidad informativa genera incertidumbre, pero lo más grave es lo que los agentes de EU están haciendo y las consecuencias de mediano y largo plazo que esto tiene. No es un exceso preguntarse sobre el escenario que podemos tener bajo estos modelos en 5 o 10 años. No vaya a ser que empecemos a ver como normal la presencia de los agentes en el país.

La única manera de enfrentar al narcotráfico es con EU. Es como el baile, es un asunto de dos. Pero si no se establecen hoy reglas claras en el mediano plazo nos podemos estar lamentado brutalmente de lo que hoy se presume es una presunta solución.

Javier Solórzano
Es periodista. Conductor de radio y televisión.
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