Los partidos han llegado a la etapa que más les gusta. Se trata ni más ni menos que de designar a su candidato a la Presidencia. Son capaces de cualquier cosa. Las corrientes, tribus o grupos, según se les quiera llamar, aparecen intempestivamente. Tratan de hacerse ver, y sobre todo, de cobrar sus cuotas de poder. Buscan colocarse en la campaña, y si les va bien, acomodarse en el gobierno. Es un fenómeno sexenal que también se repite en cada estado del país.
Los partidos construyen sus estrategias los fines de semana, bajo el pudor de que a lo largo de los 5 días restantes, muchos de sus militantes trabajan en el gobierno federal o en los locales. Hasta ahora no ha pasado nada que pueda sorprender. La obviedad los persigue. El PAN se reúne después de la paliza que le metieron el 3 de julio, y una voz en plena asamblea descubre la necesidad de la unidad. En Acción Nacional se juega en diferentes pistas. No es un partido en donde los gritos y sombrerazos sean una forma de vida, se aguantan aunque se odien.
Sin embargo, es evidente que hay heridas internas que no han cicatrizado, más las que se van presentando día con día. No han sido un buen partido en el poder. Tanto Fox como Calderón usaron el partido como agencia de colocaciones; hicieron exactamente lo mismo que criticaban ferozmente del PRI. En lo que va del sexenio, el PAN ha tenido 3 presidentes: Gustavo Madero, César Nava y Germán Martínez. Estos dos últimos le fueron a ofrecer el partido a su jefe antes de tomar posición. Es obvio que por eso fueron presidentes, Calderón los puso y jugaron en asambleas internas a contra votos para convalidar la decisión. César Nava acabó en un escándalo lamentable por la discrecional compra de un departamento en Polanco, en tanto que Germán Martínez se la pasó vociferando durante su gestión que terminó con una errática campaña para las elecciones del 2009; las cuales van que vuelan para ser parte del inicio del regreso del PRI a Los Pinos.
El problema del PAN no está solo en cómo ha gobernado durante casi once años. La semana pasada todos los indicadores le fueron adversos a la administración de Calderón. Creció la tasa de desempleo, subió la inflación y bajo el ingreso. La pobreza no puede ser un número aleatorio. Creció como seguramente lo revelarán las cifras del CONEVAL, lo cual debería hacer a un lado el optimismo en el cual nos habían querido meter en el último mes.
El PAN confía en que las cosas van a cambiar y que les alcanzará el tiempo para controlar a Peña Nieto, como hace seis años hicieron con López Obrador. Los escenarios son totalmente distintos. El PRI está creciendo exponencialmente a lo que hay que agregar que Acción Nacional nunca hizo nada serio como para frenarlo, inhibirlo o de plano colocarlo fuera de la jugada. Por más que Calderón eche a andar la maquinaria, como lo hizo Fox, es evidente que el tiempo ya va en su contra. El PAN trae una bronca seria al interior y al exterior. El desgaste e incapacidad de 11 años está fuera de su alcance, en tanto que en lo interno están boca abajo.
Ahora están metidos en un galimatías que no saben como resolver. En la etapa de reducción de precandidatos, Gustavo Madero ya esta rebasado, todo se está decidiendo en Los Pinos. La mayoría de los “suspirantes” anda en lo que llaman el “gol de campo”, no pasan de los 3 puntos.
A pesar de que efectivamente falta tiempo, no se ve a ninguno de ellos cerca de Peña Nieto y hasta de Manlio Fabio Beltrones. ¿Quién lo iba a decir? El enemigo del PRI parece estar en la izquierda, con la ventaja para el tricolor de que la izquierda difícilmente va a llegar a acuerdos. Sólo una gran alianza va a frenar al PRI. Calderón lo sabe y por ello cada vez que puede habla de un posible candidato ciudadano. El PAN está contra las cuerdas, metido en la confusión pintada de estelas de luz, la baja de los indicadores económicos, poca credibilidad, precandidatos desiguales y envalentonados, militantes pelándose en Michoacán, donde es precandidata al gobierno local la hermana del Presidente, y además el sometimiento ante la televisión.
La maquinaría no les va a ser útil como con Fox. Van a requerir de un milagro o algo parecido; el problema no es lo que falta, sino lo que han hecho.