Las arqueólogas del Instituto Nacional de Antropología e Historia encontraron una ofrenda que pertenecía a una familia que sobrevivió la invasión de Hernán Cortés a Tenochtitlan en 1521.
Ciudad de México, 30 de noviembre (SinEmbargo).– Un equipo de salvamento arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontró los restos de una vivienda de una familia mexica que sobrevivió a la invasión española en el Centro Histórico de la Ciudad de México. El hallazgo dataría entre los años 1521 y 1610.
Según un comunicado del Gobierno federal, las y los investigadores hallaron una ofrenda en un predio aledaño a la Plaza Garibaldi, conformada por una olla con restos óseos humanos y 13 sahumadores polícromos de casi un metro de longitud, usados para quemar la resina.
La coordinadora de las tareas de rescate arqueológico, Mara Abigaíl Becerra Amezcua, detalló que la ofrenda estaba sepultada a poco más de cuatro metros de profundidad, y recubierta con varias capas de adobes bien consolidados para mantenerla fuera de miradas ajenas, “indicativo del temple de aquellos mexicas que permanecieron en Tenochtitlan tras la toma de la ciudad por Hernán Cortés”.
El descubrimiento se hizo gracias a un reporte que hizo el Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI) ante la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH. El INVI se encontró con los posibles restos debido a que un proyecto constructivo preveía una cimentación profunda y la instalación de cisternas. En ese momento, un sondeo arrojó el potencial arqueológico del espacio, por lo que las autoridades capitalinas contactaron al INAH.
Tras esto, el equipo arqueológico acudió al domicilio, ubicado en el Eje Central Lázaro Cárdenas, y después de tres meses concluyeron las labores de excavación.
El comunicado especificó que las investigadoras Becerra Amezcua y Ximena Andrea Castro Rivera analizaron las capas de la vivienda hasta llegar a los arranques de muros de esa primera casa que perteneció a Tezcatzonco, un barrio menor de Cuepopan-Tlaquechiuhca, una de las cuatro parcialidades que integraban Tenochtitlan.
“La excavación reveló que el espacio de aquella vivienda estuvo conformado por un patio interior —donde se localizó la ofrenda de clausura—, una estancia y un corredor que conecta a cinco habitaciones que aún mantienen parte de sus estucos originales en pisos y en muros (de grosores que van de los 30 a los 50 cm). Estos cuartos, uno de los cuales fue cocina, como se dedujo por el registro de un tlecuilli o fogón, alcanzaron medidas de cuatro metros por tres metros, pero sus dimensiones totales se desconocen porque continúan bajo los predios aledaños”, describió el Gobierno en su comunicado.
La evidencia arqueológica indica que la residencia tuvo modificaciones en al menos dos etapas: el periodo Posclásico Tardío, entre los años 1325 y 1521, y en la ocupación española, entre 1521 a 1610. Además, aunque el espacio era principalmente destinado a actividades domésticos, el hallazgo de omichicahuaztlis (instrumentos musicales de hueso trabajado), flautas y ocarinas, señalan que ahí tuvieron lugar diversos rituales, dijo la arqueóloga Becerra Amezcua.