Los primeros 12 meses de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se han caracterizado por diversos claroscuros. Por una parte, la austeridad republicana que él mismo aplicó al reducir su salario y con ello, el de otros funcionarios, pues no pueden ganar más que el Presidente. Por otra parte, la tasa de homicidios del país subió un dos por ciento en los 10 primeros meses de su año en el poder, hasta niveles históricamente altos.
Ciudad de México, 30 de noviembre (AP).— El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, asumió el cargo hace un año con la promesa de transformar a México. Se ha centrado en la austeridad y en la lucha contra la corrupción, porque los políticos corruptos y con un alto nivel de vida han enojado a los mexicanos posiblemente más que cualquier otra cosa. Se comprometió a una presidencia cercana al pueblo, sin privilegios para los funcionarios, con castigos para los corruptos, seguridad y bienestar económico para todos. Un año después, ¿cómo lo está haciendo?
¿HA ESTADO TRABAJANDO DURO?
La agenda diaria de Andrés Manuel López Obrador, conocido popularmente por su acrónimo AMLO, en este primer año incluye esfuerzos casi sobrehumanos para un hombre de 66 años con antecedentes de problemas cardíacos y presión alta.
En sus 255 conferencias de prensa matinales, con una duración media de dos horas cada una, nunca se ha sentado. En más de 500 horas respondiendo a las preguntas de los reporteros, nunca se le ha visto tomando un sorbo de agua. Fanático de los grasientos restaurantes de carretera, ha parado incluso de publicar fotos en las que aparece comiendo.
¿HA LLEVADO PROSPERIDAD A MÉXICO?
Puede que México no sea más rico, pero la riqueza se ha repartido un poco mejor. Los tres primeros trimestres de su Gobierno estuvieron marcados por un crecimiento cero del Producto Interno Bruto. López Obrador elevó el salario mínimo, aunque todavía está en cinco dólares por día. Lo que ha hecho es centrarse en los sectores más pobres, especialmente en los indígenas, con becas, programas de capacitación, subsidios agrícolas y pagos a los ancianos.
¿HA CONTROLADO LA DELINCUENCIA Y LA VIOLENCIA EN MÉXICO?
López Obrador dice que se reúne con su equipo de seguridad cada día a las 06:00 de la mañana y dice que las medidas contra la delincuencia son su principal prioridad. Pero la tasa de homicidios del país subió un dos por ciento en los 10 primeros meses de su año en el poder, hasta niveles históricamente altos. En noviembres, pistoleros de un cártel asesinaron a tres mujeres con nacionalidad estadounidense y a seis de sus hijos.
También ha sido criticado por ordenar al Ejército y a la nueva Guardia Nacional que eviten la confrontación, pero sostiene que su estrategia es resolver los problemas sociales subyacentes que abocan a la gente a la delincuencia. Con López Obrador, las detenciones de capos del narcotráfico bajaron y las incautaciones de cocaína, heroína y metanfetaminas se redujeron en sus 10 primeros meses en el cargo, frente al mismo periodo de años anteriores.
¿HA CUMPLIDO SU PROMESA DE AUSTERIDAD?
Recortó su propio salario, se negó a vivir en un enorme complejo presidencial y toma vuelos comerciales en clase turista. También redujo los privilegios de los empleados gubernamentales y subastó los bienes de lujo incautados a narcotraficantes y evasores de impuestos, entregando la recaudación a las localidades más pobres del país.
Las desventajas de su plan de austeridad son los recortes presupuestarios, que hicieron que los hospitales se quedaran por un tiempo sin personal ni medicamentos. El responsable del departamento de Medio Ambiente se quejó públicamente de que su presupuesto para 2020 era menos de la mitad que en 2015. Además, hubo fuertes recortes en la judicatura, en la agencia electoral federal y en el departamento federal de libertad de información.
¿HA ESTADO CERCA DEL PUEBLO?
Casi demasiado. Viaja en auto siempre que es posible, puso a la venta el avión presidencial y le gusta detenerse a estrechar la mano de aquellos con los que se cruza en la carretera. Pero en algunas ocasiones perdió el contacto con el resto del Gobierno por la mala cobertura celular en el México más rural. Aunque desde entonces tiene un sistema de teléfono por satélite en uno de los vehículos en los que viaja, en momentos clave como una enorme balacera entre cárteles en Culiacán en octubre, pareció estar desinformado por estar inmerso en una gira.
Recorre constantemente el país: ha visitado más de 80 hospitales rurales en comunidades agrícolas en toda la nación, además de 19 comunidades indígenas y docenas de pueblos y ciudades. Esto contrasta con su número de viajes al extranjero: exactamente ninguno desde que asumió la Presidencia.
¿HA MANTENIDO UNA BUENA RELACIÓN CON EU?
Sí, aunque eso haya supuesto tomar medidas enérgicas para frenar a los migrantes centroamericanos que recorren el país de sur a norte para contentar a su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien amenazó con subir los aranceles a los productos mexicanos si no lo hacía. En este momento, AMLO querría que el Congreso en Washington ratifique el nuevo acuerdo comercial alcanzado entre Estados Unidos, México y Canadá, que está parado por las preocupaciones de los demócratas sobre la permisividad de los estándares laborales mexicanos.
Su cambio de política hacia los migrantes centroamericanos sorprendió a algunos. En su día les dio la bienvenida al país, pero ahora intenta mantenerlos lejos por la presión de Estados Unidos.
¿HA UNIDO A MÉXICO?
No realmente. México es una nación bastante polarizada. AMLO está acostumbrado a emplear un lenguaje fuerte, especialmente para referirse a los conservadores, a quienes ha calificado de “hipócritas”, “corruptos”, “miserables”, “arrogantes” y “sabiondos de dos caras”. Ha sido casi tan duro con lo que describe como la “prensa frívola” conservadora, que según afirma lo “distorsiona todo”. Dice que algunos medios son “nuestros adversarios” y “proxenetas”.
Curiosamente, en sus 255 ruedas de prensa desde el pasado 1 de diciembre, nunca ha tenido palabras tan contundentes hacia los narcotraficantes.
Aunque varias encuestas sugieren que su índice de aprobación habría bajado unos 10 puntos porcentuales desde su apogeo justo después de asumir el cargo, López Obrador sigue teniendo el visto buenos de unos dos tercios de la población.