Un laboratorio de reseña crítica y la dramaturgia convergen en la Muestra Nacional de Teatro en Colima

30/11/2019 - 12:00 am

El fin de la Muestra Crítica 2019 es reseñar cada uno de los montajes. En un taller de escritura, el crítico trabaja su texto con una de las editoras y entre correcciones y ajustes, se llega a un consenso. La multiplicidad de miradas ayuda a ser cautos con los juicios, matizar las impresiones y profundizar la mirada.

Un grupo de diez personas asiste a todas las funciones y la asignación de las obras para los textos, hasta cuatro por crítico, es aleatoria. Al día siguiente, se reflexiona y discute sobre los lenguajes escénicos, la dramaturgia, la producción, los procesos creativos y el público al que va dirigida la puesta en escena.

Por Carlos Urani Montiel

Ciudad de México, 30 de noviembre (SinEmbargo).- Por tercer año consecutivo, Luz Emilia Aguilar Zinzer e Ilona Goyeneche han logrado conjuntar a un equipo de trabajo que se encarga de dar seguimiento a través del ejercicio de la crítica a la programación del evento teatral más importante a nivel nacional. La labor de estas curadoras, programadoras y especialistas en el estudio del arte dramático va desde la gestión del proyecto –mediante la convocatoria, selección de participantes y obtención de recursos–[1] hasta el cuidado editorial del último punto y coma de cada reseña crítica. En estas líneas, me propongo describir la experiencia del trabajo realizado en el laboratorio de crítica teatral, al que asisto por segunda ocasión.

La Coordinación Nacional de Teatro, dependiente del INBAL, exhibe en promedio entre 35 y 40 puestas en escena que, durante poco más de una semana, dan vida y forma a la Muestra Nacional de Teatro, un evento anual que en su edición número 40 se celebra en la ciudad de Colima, del pasado 21 hasta este día 30 de noviembre.

El cometido de la Muestra Crítica es reseñar cada uno de los montajes; para lo cual, un grupo de diez personas, más las dos coordinadoras y una editora general (Araceli Álvarez), asiste a todas las funciones programadas. La asignación de las obras, de tres a cuatro por crítico, se realiza de manera aleatoria, en función de los tiempos de entrega y buscando evitar que alguien escriba sobre una puesta en escena procedente de su mismo estado o que ya haya analizado con anterioridad.

Cabe señalar que, en esta ocasión, el equipo se conforma por representantes de ocho entidades: Carlos López Díaz (Nuevo León), Enrique Arroyo Bernal (Jalisco), Guadalupe Gómez (Hidalgo), Juan Carlos Araujo y Marysol Cordourier (Ciudad de México), Karla Gómez (Chiapas), Katia Rejón y Ricardo Tatto (Yucatán), Sonia Díaz (Oaxaca) y quien aquí suscribe, de Chihuahua. La distribución previa permite que los críticos se presenten a los distintos inmuebles con una investigación de fondo, habiendo leído el texto dramático o el dossier de cada producción.

Al día siguiente de las funciones, tres o cuatro diarias, nos reunimos en un foro en el que reflexionamos y discutimos sobre los lenguajes escénicos, la dramaturgia y los contextos de producción de cada puesta en escena. La discusión en la que todos participamos la guía aquel quien va a firmar la crítica. La multiplicidad de miradas nos ayuda a ser cautos con los juicios, a matizar las impresiones y a profundizar la mirada.

Nos interesa comprender al público a quien va dirigida la obra, el espacio escénico en donde se montó originalmente, las líneas curatoriales con que se decidió incluirla como parte de la Muestra,[2] así como los procesos creativos y tomas de decisiones que dieron voz y cuerpo a lo que ocurrió ante los espectadores.

Posteriormente, en un formato de taller de escritura, el crítico trabaja su texto con una de las editoras. Entre correcciones, ajustes y versiones se llega a un consenso que satisface a ambas partes y que conserva el eco de las discusiones grupales. El producto final se enriquece con las fotografías de Raúl Kigra y José Jorge Carreón. La página oficial del evento, a través de la Coordinación de Difusión y Editorial, hospeda y difunde cada reseña crítica, producto de una labor conjunta y de arduas jornadas de trabajo e intercambio.

Nos complace que el ejercicio de la crítica tenga cabida y se vuelva consustancial a las actividades de la Muestra Nacional de Teatro. El laboratorio dirigido por Luz Emilia Aguilar Zinzer e Ilona Goyeneche es un espacio que propicia el diálogo con los creadores artísticos y promueve el respeto hacia una escena teatral de la que también somos parte. En un ambiente de formación, los lazos intelectivos y argumentales se entrelazan sobre una red interpersonal afectiva donde las opiniones, emociones y experiencias se convierten en un conocimiento que transita de manera horizontal. La Muestra Crítica espera con ansias la edición número 41 de la MNT.

[1] La Muestra Crítica se sostiene, en gran medida, gracias al apoyo del Goethe-Institut Mexiko.

[2] La dirección artística de la 40 MNT estuvo a cargo de María del Carmen Cortés, Aracelia Guerrero, Rodolfo Guerrero, Abraham Oceransky y Circee Rangel, quienes escogieron un total de 34 obras.

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