Según la comisión, que gestiona las disputas comerciales en nombre de los 27 países miembros de la UE, las ventas de automóviles eléctricos fabricados en China aumentaron desde el 3.9 por ciento del mercado de vehículos eléctricos en 2020 hasta el 25 por ciento en septiembre de 2023, en parte por socavar injustamente los precios de la industria de la UE.
Por Lorne Cook
BRUSELAS (AP).— La Unión Europea impondrá aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China a partir de este miércoles, después de que las negociaciones entre Bruselas y Beijing no lograron encontrar una solución amistosa a su disputa comercial.
Los vehículos eléctricos se han convertido en un importante punto álgido de la disputa comercial más amplia sobre la influencia de las subvenciones gubernamentales chinas en los mercados europeos y las crecientes exportaciones de tecnología verde de Beijing al bloque.
“Al adoptar estas medidas proporcionadas y dirigidas después de realizar una investigación rigurosa, estamos defendiendo las prácticas de mercado justas y la base industrial europea”, dijo el martes Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea.
“Paralelamente, seguimos abiertos a una posible solución alternativa que sería efectiva para abordar los problemas identificados y compatible con la (Organización Mundial del Comercio)”, añadió. Los aranceles permanecerán en vigor durante cinco años, a menos que se encuentre una solución amistosa.
Según la comisión, que gestiona las disputas comerciales en nombre de los 27 países miembros de la UE, las ventas de automóviles eléctricos fabricados en China aumentaron desde el 3.9 por ciento del mercado de vehículos eléctricos en 2020 hasta el 25 por ciento en septiembre de 2023, en parte por socavar injustamente los precios de la industria de la UE.
Los aranceles a los fabricantes chinos serán del 17 por ciento para los automóviles fabricados por BYD, del 18.8 por ciento para los de Geely y del 35.3 por ciento para los vehículos exportados por la empresa estatal china SAIC. Geely tiene marcas que incluyen Polestar y Volvo de Suecia, mientras que SAIC es propietaria de MG de Reino Unido, una de las marcas de vehículos eléctricos más vendidas en Europa.
Otras automotrices que fabrican sus vehículos eléctricos en China, incluidas empresas occidentales como Volkswagen y BMW, estarán sujetos a aranceles del 20.7 por ciento. La comisión tiene una tasa “calculada individualmente” para Tesla del 7.8 por ciento.
Las medidas de represalia de la UE han encontrado oposición en Alemania, que tiene la economía más grande de Europa y es sede de grandes fabricantes de automóviles.
La directora de la asociación de la industria automotriz de Alemania, VDA, dijo que la imposición de los aranceles es “un retroceso para el libre comercio global y, por lo tanto, para la prosperidad, la preservación de empleos y el crecimiento de Europa”. Hildegard Müller explicó que la medida aumenta el riesgo de un conflicto comercial de gran alcance.
“La industria no es ingenua en el trato con China, pero los desafíos deben resolverse en diálogo”, aseguró Müller en un comunicado.
Las medidas fueron publicadas en el Diario Oficial de la Unión Europea el martes por la noche, lo que significa que los aranceles entrarán en vigor a partir de la medianoche, dijo la portavoz de la UE, Arianna Podesta.
La comisión señaló que China aumentó su participación en el mercado de la UE con la ayuda de subvenciones en toda la cadena de producción. Estas variaron desde terrenos baratos para fábricas proporcionados por gobiernos locales, suministros a precio reducido de litio y baterías de empresas estatales, hasta exenciones fiscales y financiación fácil de bancos controlados por el estado.
El rápido crecimiento en la participación de mercado de China ha generado preocupación en la UE de que los automóviles chinos eventualmente amenacen la capacidad del bloque europeo para producir su propia tecnología verde para combatir el cambio climático. Los grupos empresariales y los sindicatos también temen que los empleos de 2.5 millones de trabajadores de la industria automotriz podrían estar en peligro, así como los de 10.3 millones más de personas cuyo empleo depende indirectamente de la producción de vehículos eléctricos.