FOTOS: Famoso altar a Santa Muerte en Barrio Bravo de Tepito, CdMx, cumple 20 años

30/10/2021 - 8:10 pm

Con las celebraciones del Día de Muertos cercanas, cientos de creyentes se aproximan al Barrio Bravo de Tepito para dejarle regalos y pedirle cosas a la Santa Muerte. 

Por Óscar Reyes Flores

Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- “Me la regaló mi hijo”, sostuvo la señora Enriqueta Romero al referirse a la figura de la Santa Muerte que todos los días es visitada en la calle Alfarería #12, en el corazón de Tepito, considerado uno de los altares más concurridos del Barrio Bravo.

Este año es especial, debido a que el altar cumple 20 años el próximo 31 de octubre, por lo que doña Enriqueta se encuentra en los últimos preparativos para festejar dos décadas de fe a la también conocida como “Niña Blanca”.

“Ya tengo el vestido y el ramo. La visto de novia y le pongo todo el ajuar de novia, todo se le pone a ella”, afirmó en entrevista.

“Soy devota de la Santa Muerte desde hace 58 años y mi altar va a cumplir 20 años el domingo que viene. Estoy agradecida con Dios que hay tanta fe y que esta niña hermosa, deveras, ayuda a todos los que tenemos necesidad”, recalcó.

Sin embargo, su devoción hacia la Santa Muerte no está peleada con otras deidades, pues asegura que es creyente de la Virgen de Guadalupe, por lo que su altar está abierto a todas las personas, creyentes o no, siempre y cuando respeten a la “Niña Blanca”.

Enriqueta Romero. Foto: Óscar Reyes Flores.

“Yo creo en la virgen de Guadalupe y aquí en este altar primero está Dios, aquí después de Dios está la muerte, y después de la muerte todo corte celestial, espiritual, todo. Aquí no estamos peleados con nadie, aquí le damos gracias a Dios, a todo, a todas las deidades que nos ayudan, que nos cuidan”, aseveró.

A pesar de que la veneración a la Santa Muerte y el festejo del Día de muertos son similares, el Dr. Felipe Gaytán Alcalá, autor de “Santa entre los Malditos. Culto a la Santa Muerte en el México del siglo XXI”, explica que son celebraciones totalmente diferentes.

“La diferencia entre la Santa Muerte y el Día de Muertos es que el Día de Muertos es un encuentro con aquellos que se nos adelantaron, que ya están muertos. Es una cuestión colectiva del encuentro con la persona, familiar o amigo más cercano, es decir, ‘me vuelvo a encontrar con él’ (…) y en el caso de la Santa Muerte es más bien una solicitud a la muerte como figura religiosa, con mucha fuerza, donde le pides un favor y te encomiendas a ella”, afirmó el investigador de la Universidad La Salle.

En ese sentido, en el imaginario colectivo de los mexicanos, el Día de Muertos se convierte en una fiesta en la que se venera la llegada de nuestros seres queridos, quienes regresan del “Más allá” o “Mictlán”.

“Podemos identificar que los dos tienen una relación con la muerte, pero en el caso del día 2 de noviembre, es esta idea de la trascendencia de los muertos, en plural, del colectivo, de los muertos más personales y en el caso de la Santa Muerte es la idolatría de una figura, de un momento, que trasciende en la incertidumbre, no sabemos cuando vamos a morir, sabemos que vamos a morir, pero no sabemos cómo”, sostuvo.

A diferencia de otros países como Argentina, donde la figura de la muerte es masculina, en México es femenina, lo que le atribuye que la vistan con prendas femeninas como el vestido de novia, rebosos, chales, entre otros.

“En Argentina es San Muerte, es una figura masculina. En México es Santa Muerte, es una figura femenina. Allá es masculina, aquí es femenina, allá tiene el sentido de castigar, aquí no, aquí es la balanza, por eso es una figura femenina, ligada mucho al arquetipo de la madre que tenemos en este país”, sostuvo.

Según el antropólogo Roberto Garcés Marrero, en el año 2003, la Iglesia Católica Tradicional México-Estados Unidos obtuvo su registro como asociación religiosa ante la Secretaría de Gobernación; sin embargo, perdió este registro el 29 de abril de 2005.

El altar en Tepito. Foto: Óscar Reyes Flores.

LOS ALTARES MÁS IMPORTANTES DEL VALLE DE MÉXICO 

Gaytán Alcalá explica que en el Valle de México existen tres grandes altares, uno de ellos es el que está en la calle Alfarería #12, colonia Morelos, alcaldía Cuauhtémoc, el segundo es el de Tultitlán, Estado de México y fundado en enero de 2008 por Jonathan Legaría Vargas, “El comandante Pantera”, quien murió acribillado por policías estatales y que tiene una medida de 22 metros de altura.

El tercer recinto es el que se encuentra en la esquina de Doctor Vertiz #118 y Doctor Liceaga, Colonia Doctores, el cual fue fundada por Alicia Pulido y a diferencia de otras capillas, el altar de la Santa Muerte está acompañada por Jesús Malverde, popular entre el narcotráfico.

“No hay una especie de cartografía de los templos de la Santa Muerte. En la Ciudad de México puedes identificar algunos altares, que son muy evidentes, pero otros altares son muy pequeños, muy domésticos; por ejemplo, te puedo identificar tres grandes altares que hay en el Valle de México, uno es del Alfarería, el de Tultitlán y el otro es el de Dr. Vertiz”, sostuvo Gaytán Alcalá.

Destacó que, a diferencia de otros recintos de culto como la iglesia de San Hipólito, ubicada en el Centro Histórico, en el que se venera a San Judas Tadeo y la Basílica de Guadalupe, el culto a “La Niña Blanca” es movible, lo que significa que los altares pueden desaparecer o moverse a otros lugares sin previo aviso.

“La diferencia de otro tipo de cultos como el de San Judas Tadeo y Jesús Malverde, que tiene lugares específicos donde tú vas, el caso de la Santa Muerte es portable, porque todos llevamos a la muerte adentro, y la Santa Muerte te protege hasta que te protege.

“No se ha hecho un registro porque son movibles, son portables y estos (altares) que te digo son importantes porque han encontrado un espacio territorial y un lugar donde se identifica, pero muchos otros no, porque pueden desaparecer”, aseveró.

En altar en el Barrio Bravo. Foto: Óscar Reyes Flores.

UNA CREENCIA MARGINADA 

A pesar de que el Reporte de seguridad de los Datos Abiertos del Gobierno de la Ciudad de México coloca a la colonia Morelos como uno de los puntos rojos de la Ciudad de México con 66.7% de incidencia delictiva, las personas no dejan de visitar el altar de la Santa Muerte.

Una de ellas es Jessica Marlen Perales, quien por recomendación de una de sus vecinas, desde hace tres semanas, acude todos los martes al recinto de Alfarería #12, para pedirle ayuda a resolver sus asuntos personales.

“Yo apenas empecé a creer en ella (Santa Muerte), a mí me recomendaron a ella, yo no sé muchas cosas, apenas poco a poquito, pero de que le tengo fe, le tengo fe. Cada martes yo vengo, le traigo su veladora, su cigarro…”, afirmó.

Para no tener problemas con su familia, Jessica debe de esconder su escapulario de la Santa Muerte, ya que es mal visto por sus suegros quienes no comparte su creencia.

“Yo creo en la Virgen de Guadalupe, creo en San Juditas como creo en ella. Yo le comenté a ella (Santa Muerte) pues en mi casa, vivo con mis suegros, pues yo en mi casa no puedo tener su altar, pero como yo le dije, cada martes voy a venir te traigo tu veladorcita, lo que yo te dije porque ahora sí que mis suegros no creen en eso.

“Me compré este rosario aquí mismo, ahorita lo acabo de bendecir aquí en la villa y yo le dije ‘Afuera te voy a sacar’, pero cuando estemos en mi casa lo voy a guardar, pero todas las noches me persigno y le pido ‘llévame por buen camino’, ‘ayúdame, cuídame’. Poco a poquito voy creyendo en ella”, sostuvo.

En ese sentido, Gaytán Alcalá considera que las personas que creen en la Santa Muerte han sido marginados por la misma sociedad.

“Es como pensar que si un narco lleva tatuado una Virgen de Guadalupe entonces todos los católicos y guadalupanos son narcotraficantes (…) Se ha dado un estigma por parte de los cuerpos de seguridad, pero también por parte de los medios de comunicación. Estamos hablando de los años cincuenta y sesenta donde empieza a tener cierta fuerza y es hasta los noventas cuando aparece con una fuerza inusitada.

“Durante mucho tiempo se relaciono con temas de inseguridad, de violencia, de delitos ¿Por qué? Porque la Santa Muerte es una figura que aparece en segmentos de población que están en el límite, en riesgos permanentes, donde la incertidumbre está todos los días, te estoy hablando de taxistas, vendedores, ambulantes, las pandillas y el narcotráfico también lo uso y no solo a la Santa Muerte, también a Jesús Malverde”, sostuvo.

LA SANTA MUERTE GANA TERRENO 

Desde hace tres años, Adriana López cree en la figura de la Santa Muerte. Asegura que ha tenido cambios importantes en su persona, economía y en sus sentimientos, pero dice que no se trata de pedir, sino de dar, por lo que regala dulces o manzanas cada vez que acude al altar de Tepito.

“Fíjate que yo tenia a todos los santos, pero cuando ella llegó a mi vida, no sé, pero comencé a inclinarme más por ella. Decía ‘perdóname Virgen de Guadalupe, pero me inclinaba más por ella’. No sé, es algo inexplicable lo que te puedo decir y le prometí su altar y regalé todas las imágenes de la virgen, San Judas, regalé todo”, compartió Adriana López.

En el marco del 2 de noviembre, compartió que regalará estampitas y que se encargará para que más personas crean en su figura. Humildemente siempre le traigo lo que pueda, lo que tenga, lo que me alcance y dije, le voy a dar unas estampitas y un tatuaje que le prometí y voy a echarle ganas porque se lo prometí”.

Luego de que la Santa Muerte se manifestó en dos fotografías, Daniel Guerrero, sostuvo que comenzó a creer en esta figura religiosa, por lo que ya suma 13 años como fiel seguidor de la “Niña Blanca”.

“A mí se me manifestó en dos fotografías. En dos diferentes lugares, una fue en el Ajusco y la otra fue en las pirámides, con la misma persona y pues empecé a investigar y en la investigación y todo fue como vine a dar aquí. De hecho, a la señora Enriqueta le traje las fotografías para que me dijera el significado porque de repente sientes cierto temor y me dice, ‘lo que pasa es que anda contigo’”, sostiene.

Entre las cosas que le ha pedido ha sido trabajo y una mejora económica, así como la salud de su papá, por lo que todos durante 2018, todos los días primero caminó desde su domicilio, en Naucalpan, al altar que se encuentra en Tepito.

“Yo pagué la manda durante un año de venirme de mi casa acá a pie. Me hacia como dos horas o dos horas y media, dependiendo de la velocidad que uno le metiera; los días primeros agarraba mi santa, la sacaba y llamaba la atención porque muchos se me quedaban viendo, muchos para bien, muchos para mal, pero cosa que me ‘valía madre’”, sostuvo.

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