El IPN cuenta con más de 2 mil docentes de asignatura que, de acuerdo con denuncias de profesoras de educación media y media superior, trabajan con salarios que no rebasan los 4 mil pesos quincenales. A ello se suma que el hostigamiento de autoridades académicas muchas veces les impide impartir clases.
Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).– Las precarias condiciones laborales están lejos de ser exclusivas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dentro del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la otra instancia que tiene una trascendencia académica en el país, hay prácticas similares que impiden al personal docente crecer en esta institución.
Profesoras consultadas por SinEmbargo revelaron además cómo hay todo un sistema dentro del IPN que permite el “congelamiento” y “hostigamiento laboral”, ya que para ascender existen una serie de trabas administrativas y situaciones que no dependen directamente de sus capacidades como docentes, sino de la cercanía o cómo sea su relación con las autoridades académicas.
“Desde que empiezas a cuestionar cómo se hace el reparto de clases empiezas a ser relegada, así fue en mi caso. No me dan oportunidad de ejercer mi profesión como docente”, lamentó Rosario Vallejo, maestra en sexualidad, al recordar que desde 2010, cuando fue contratada en el Centro de Estudio Tecnológicos (CET) 1 “Walter Cross Buchanan”, sólo en cinco ocasiones ha podido tener grupos a su cargo.
Actualmente labora en el área de Orientación, pero al no contar con carga académica —es decir, estudiantes a su tutela— no puede participar en las convocatorias para basificar más horas.
Pero además está el factor de los bajos salarios.
La profesora Minerva Nájera Martínez da clases de fisicoquímica y bioquímica a nivel licenciatura en el IPN y el sueldo base de 3 mil 890 pesos quincenales que le da la escuela a la que ha dedicado 17 años apenas le alcanza para vivir.
Para Vallejo Sánchez la situación no es muy distinta, pues con 11 años laborando en el plantel de educación media superior, con 10 horas a la semana, percibe 2 mil 800 pesos quincenales.
“Como docentes de asignatura del IPN enfrentamos una situación crítica que se replica en todos los planteles. Si los profesores tienen familia no les alcanza, no llegan a la quincena, entonces estar en estas condiciones implica un desgaste psicológico. Es bastante estresante trabajar tanto y no tener un ingreso justo”, denuncia Nájera Martínez, quien desde 2018 forma parte de un grupo de maestras y maestros que ha evidenciado las condiciones laborales en la institución.
Las estadísticas de 2020 del IPN muestran que hay 16 mil 175 académicos, de ellos 51.34 por ciento son profesoras y profesores de tiempo parcial.
De acuerdo con denuncias públicas del personal, dentro de esa escala la mayor carga de trabajo suelen llevarla los 2 mil 796 docentes de asignatura, que representan el 17.28 por ciento del personal académico, ya que los bajos salarios los obligan a buscar más horas de clases —interinatos— para mejorar sus ingresos.
Los sueldos y prestaciones a las que tienen derecho dependen de sus categorías. Por ejemplo, al ser docente de asignatura se puede ganar a la quincena un sueldo base de menos de 2 mil pesos y los ingresos aumentan según las horas por las que son contratados, que van de una a 19 semanales.
Las prestaciones y sueldos mejoran para quienes logran ascender a la categoría de personal académico de carrera, donde, de acuerdo con el Reglamento de las condiciones interiores de trabajo del personal académico del IPN, los trabajadores se clasifican entre quienes están contratados de tiempo completo, con 40 horas a la semana; de tres cuartos de tiempo, con 30 horas, y de medio tiempo, donde laboran 20 horas.
“Brincar la barrera de las 20 horas semanales es lo más difícil, hay profesores que tienen hasta 18 años o 20 años laborando, ya son docentes que rebasan los 60 años y siguen en la categoría de menos de medio tiempo, lo más probable es que se jubilarán así”, lamenta Nájera Martínez, quien ejerce en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Politécnico.
SinEmbargo consultó al área de Comunicación Social del IPN, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo una postura sobre el tema.
La manera en la que el personal docente puede subir de categoría es a través de convocatorias de basificación, pero los obstáculos administrativos impiden que asciendan, a ello se suma que directivos de los planteles “castigan” a quienes denuncian irregularidades en la forma de repartir las asignaturas de cada semestre, dejándoles menos horas frente a grupos.
“Desde que empiezas a cuestionar cómo se hace el reparto de clases empiezas a ser relegada, así fue en mi caso. No me dan oportunidad de ejercer mi profesión como docente”, lamenta Vallejo Sánchez, y asegura que ha hecho públicas sus demandas a las autoridades académicas, incluso levantó una queja en la Defensoría de los Derechos Politécnicos, pero no ha recibido respuesta.
“No hay transparencia en el reparto de las horas, por ejemplo, hay maestras que tienen horas de otros departamentos. Me he sentado con la directora del plantel [María Isabel Rojas], he exigido y casi rogado que resuelvan mi situación, que me den grupos, cuando no debería ser así. Hay muchos profesores y profesoras que se llenan los bolsillos con estas horas, no me parece justo, me parece que el CET 1 es tierra sin ley”, agrega la también licenciada en psicología.
Elizabeth Ortega, doctora y profesora de asignatura en la ENCB contratada por 15 horas semanales, también acusa que la publicación de convocatorias para basificación no son constantes y los requisitos cambian sin previo aviso, lo que impide que se postulen. Por ejemplo, explica que en 2016 un requisito era comprobar carga académica durante tres semestres consecutivos, pero dos años después se elevó a cinco, lo que dejó fuera a varios concursantes, incluyéndola.
Además, hay casos donde 70 docentes compiten por una sola plaza, como ha sucedido en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Politécnico, según recuerda la doctora Minerva Nájera. Cada semestre el personal debe pelear no sólo por interinatos que les permitan mejorar su sueldo, también porque se respeten sus horas base.
“A mi me pasó ya en la pandemia, yo no cubría mis horas de base, entonces ahí tuve que pelearlas porque no había grupos para mí. Si no cubres las horas entonces el plantel te dice: ‘¿qué vas a hacer si no vas a dar clases?’. No lo tienes permitido, tienes que irte incluso a otros planteles a conseguirlas”, acusa.
Al igual que en esa situación, la profesora ha perdido otras oportunidades académicas por cuestiones administrativas. Como ejemplo recuerda que en 2016 cancelaron sus interinatos, con lo que perdió la percepción económica que recibiría durante ocho meses gracias a una beca.
Por su parte, la doctora Elizabeth Ortega critica que la premura por cumplir con las horas limita el tiempo que el personal académico puede dedicar a capacitarse o a la investigación. Además, enfatiza que aunque los docentes tengan contratos por horas semanales se ignora que como profesora “tu trabajo es prácticamente de tiempo completo”, por el tiempo invertido en preparar clases, calificar y asesorar a estudiantes.
Ante este panorama al menos 200 profesores y profesoras de distintas escuelas del IPN se organizaron desde 2018 para exigir transparencia en el proceso del reparto de horas y cargos al personal académico. Y en el mismo sentido se pronuncia la maestra Rosario Vallejo, quien exige una auditoría el Politécnico sobre este tema.
De acuerdo con la doctora Minerva Nájera, aunque el grupo de docentes organizados ha disminuido, una de sus principales exigencias sigue vigente: que la Sección 60 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) transparente los acuerdos a los que cada año llega con las autoridades del IPN para repartir las plazas a docentes, también llaman a Arturo Reyes Sandoval, director del Instituto, ha escuchar sus demandas laborales.
PRECARIEDAD, LA CONSTANTE
Durante años personal académico del IPN ha exigido mejores condiciones laborales, sus demandas y las de otros académicos están de nueva cuenta en la mira ahora que incluso desde el Gobierno federal se ha traído al debate público la academia y la investigación de México.
Para la profesora Elizabeth Ortega los pendientes de las autoridades escolares y del Gobierno van más allá de regular las horas de cada docente, pues considera que la precariedad laboral del gremio está relacionada con la falta de inversión en áreas como la educación y la ciencia para priorizar las ganancias económicas.
“Vemos que lo que quiere el Gobierno actual y desde hace años, siguiendo una tendencia mundial, es producir más con menos dinero. Entonces siguen contratando profesores que van a preparar a muchos estudiantes por poco dinero”, expone.
La docente de la academia de virología en el Politécnico también considera que limitar el ascenso de profesores a mejores condiciones salariales, no nada más en el IPN, sino también en universidades como la UNAM, “sólo favorece el divisionismo porque quienes acceden a los mejores cargos pueden asegurar que lo hicieron gracias a su trabajo duro, y es verdad en muchos casos, puede que digan que quienes no lo logran seguramente es porque no trabajan, entonces se exacerba la meritocracia —el ideal de que todos pueden acceder a mejores condiciones de vida si se lo proponen—, lo que deja de lado todas las desigualdades que enfrentamos los profesores”.
Elizabeth Ortega se pronunció en el mismo sentido que Minerva Nájera al coincidir en que la condiciones precarias del personal académico en el IPN inquietan, pero también “tendría que preocuparnos que no solo es el IPN, es la UNAM y son en general las universidades públicas”.