El Estado de México es hoy una entidad dominada por la violencia que se genera en un ambiente de impunidad compartida entre sus policías y los políticos priistas que lo gobiernan. Los mexiquenses nunca han sabido de alternancia política y en ese reino priista hay una organización que simboliza es dominación en pro de mayor pobreza, inseguridad y deterioro social: Antorcha Campesina.
Chimalhuacán, Estado de México, 30 de octubre.– (SinEmbargo).– “¿Usted cree que si un astronauta tomara una foto desde el espacio pensaría que este es el bache más grande del mundo?”.
La pregunta de Brayan es en realidad la metáfora de un muchacho al inicio de la preparatoria atrapado en el oriente del Estado de México, en Chimalhuacán, un sitio que ha llevado el priismo al extremo bajo el nombre de Antorcha Campesina.
“Aquí sólo se vota por Antorcha”, resuelve una mujer mientras espera a sus hijos afuera de una primaria construida por la organización. “Antorcha nos da casa, trabajo y escuela”.
Una vecina tercia:
“No nos da ni madres. Lo pagamos dos o tres veces. Aquí sólo tienes algo si vas a sus eventos, a sus marchas y si votas por ellos”.
—¿Qué le dieron aquí en las pasadas elecciones? —pregunto.
—Aquí no nos dieron nada, porque donde ya tienen seguro el voto no reparten nada. O casi nada, ahora sólo despensas, pero sí te dicen que la tarjeta “La Efectiva” [un programa del Gobierno estatal], el apoyo a los adultos mayores y las becas para los chavos dependen de que votes por el PRI.
El funcionamiento de Antorcha Campesina es simple. Invaden terrenos o los obtienen mediante donaciones de gobiernos priistas, los fraccionan y los venden a sus bases o terceros, quienes deben reunir cierta cantidad de participaciones políticas para conservarlos. Ofrecen apoyos, siempre con intereses, para la construcción, y gestionan los servicios públicos con las autoridades municipales, mismos que luego cobran a quienes dicen beneficiar.
En el Estado de México, la organización ha extendido sus actividades al transporte público con el argumento que de esta manera ofrece empleo a las personas en mayores condiciones de pobreza. Ahí, en buena medida, se encuentra el futuro de la organización, nacida en la Universidad Autónoma de Chapingo, en el municipio de Texcoco.
En 2009, Antorcha organizó el primer evento masivo fuera de la entidad en que Enrique Peña Nieto, entonces Gobernador, fue ovacionado en un Estadio Azteca a reventar, como futuro Presidente de la República y él dijo estar de acuerdo con los métodos de la organización.
De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en la entidad del Presidente, 8 millones 269 mil 900 de sus habitantes viven en condición de pobreza, muchos de ellos residentes en Chimalhuacán y La Paz, municipios gobernados por Antorcha Campesina.
Ahí, como en otras partes del Estado de México, las personas han asumido como normal el asalto en el interior de los camiones del transporte público, el robo en la calle, los asesinatos sobre las banquetas, abusos sexuales a las niñas, la opulencia con que viven quienes los gobiernan.
Algunos de los cerros forrados con casas de tabique grises que se observan en la salida a Puebla son porciones de La Paz y Chimalhuacán, territorio Antorcha. No existe agua potable, ni alcantarillado, ni seguridad pública, ni calles pavimentadas, ni escuelas con baños dignos, ni alumbrado, ni nada que haga pensar en que esta es parte de la capital de un país cuyos gobernantes siempre presentan a México como una de las mayores economías del mundo.
El 20 de enero 2014, el líder del grupo político, Aquiles Córdova, pronunció un encendido discurso durante el primer informe de gobierno del Alcalde de Chimalhuacán, municipio que le arrebataron en 2000 a Guadalupe Buendía, La Loba, en una disputa electoral que dejó 10 muertos.
“Antorcha se ha convertido en lumbre que ilumina al pueblo de México (…) México debe verse en Chimalhuacán e Ixtapaluca. Cuando Antorcha gobierne México, todo será Chimalhuacán…”.
Entonces, quizá del espacio, todo México se verá como un bache.
