Sobre la base de una estrategia de “prevención a través de la disuasión” hace 25 años las autoridades aumentaron el número de agentes fronterizos, implementaron una nueva tecnología y construyeron trechos de barreras y muro fronterizo.
Un plan, en suma, más agresivo que la anterior política de detener a migrantes una vez crucen territorio estadounidense, y que comenzó en Imperial Beach, al sur de San Diego (California), y que gradualmente se extendió a Arizona, Nuevo México y Texas.
Por María León
Tucson (EE.UU.), 30 sep (EFE).– La implementación de la “Operación Guardián” en Estados Unidos hace 25 años marcó el inicio de la militarización de la frontera con México y del proyecto del muro por toda la línea divisoria, y no son pocos los que la responsabilizan de un legado de más de siete mil migrantes muertos.
El 1 de octubre de 1994, la Administración del entonces Presidente Bill Clinton (1993-2001) puso en marcha la “Operación Guardián” (“Operation Gatekeeper“) con el fin de atajar el incremento de la migración, mayormente de México.
Muchos activistas que trabajan en la frontera sur afirman que aquel plan sentó las bases de las políticas migratorias de la actual Administración del Presidente Donald Trump.
Sobre la base de una estrategia de “prevención a través de la disuasión” hace 25 años las autoridades aumentaron el número de agentes fronterizos, implementaron una nueva tecnología y construyeron trechos de barreras y muro fronterizo.
Un plan, en suma, más agresivo que la anterior política de detener a migrantes una vez crucen territorio estadounidense, y que comenzó en Imperial Beach, al sur de San Diego (California), y que gradualmente se extendió a Arizona, Nuevo México y Texas.
“Al igual que ahora, en los años 1990 vimos un sentimiento antiinmigrante en respuesta al incremento en el flujo migratorio y la reacción del Gobierno federal fue implementar ‘Operación Guardián’, cerrar la frontera a toda costa”, dijo a Efe Vicki Gaubeca, directora de la Coalición de las Comunidades Fronterizas del Suroeste (SBCC).
Gaubeca aludió así a la construcción de vallas en zonas de San Diego y en la Nogales de Arizona, además del mayor número de efectivos, lo cual provocó que los migrantes se aventuraran por rutas más peligrosas o a través del desierto de Arizona, con el consecuente incremento de muertes y personas desaparecidas.
De acuerdo a cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), desde 1998, cuando se comenzaron a contabilizar las muertes de migrantes, y hasta 2018 se han registrado un total de siete mil 505 decesos de migrantes a lo largo de la frontera sur.
Organizaciones como SBCC creen que esta cifra es mayor dado el alto índice de personas reportadas como “desaparecidas” y nunca encontradas.
En estos 20 años hubo picos como en 2005, cuando se dio cuenta de un total de 492 muertos (más de la mitad de ellos en Arizona), y hechos trágicos como los 14 migrantes que en mayo de 2001 perdieron la vida a causa de las altas temperaturas del desierto de Arizona, donde fueron abandonados a su suerte por los contrabandistas.
“La ‘Operación Guardián’ también marcó el inicio de la criminalización de los inmigrantes, ya que por primera vez se comenzó a presentar cargos en contra de aquellos que cruzaban la frontera de manera irregular”, recordó Gaubeca.
Antes de 1994 la Patrulla Fronteriza tenía aproximadamente tres mil 500 agentes asignados a la frontera con México, pero para el año 2000 esa cifra aumentó a ocho mil 580 y a 20 mil 119 agentes en 2009. Actualmente, la agencia cuenta con más de nueve mil 500 agentes.
“Cuando recién me gradué de la academia nuestra mentalidad era que íbamos a proteger al país de contrabandistas de drogas, terroristas y criminales”, confesó a Efe Jann Budd, una de las agentes contratada por el Gobierno federal cuando se implementó la “Operación Guardián”.
Asignada a la frontera de California, cuenta que su idea inicial cambió rápidamente cuando comenzó a ver que los detenidos eran familias enteras que sólo buscaban trabajar y tener un mejor futuro, y que cada vez con más frecuencia encontraban cuerpos sin vida.
“Operación Guardián” también alteró el tradicional flujo migratorio, y es que era común que los hombres dejaran sus hogares y cruzaran la frontera para trabajar en los campos agrícolas de Estados Unidos, para luego regresar a sus hogares terminada la temporada de cosecha.
Al endurecerse la vigilancia los hombres ya no podían regresar a sus hogares al otro lado de la frontera, por lo que comenzó a registrarse un flujo de mujeres con sus hijos que buscaban reunirse con sus esposos y familiares en Estados Unidos.
“La idea de la operación era construir el muro fronterizo en zonas urbanas, y el desierto, las montañas, el Río Grande convertirse en una barrera natural”, dijo a Efe Pedro Ríos, presidente del Comité de Amigos en San Diego, quien además cree que el plan incrementó las redes de traficantes humanos, o “coyotes”, que cobraban altas tarifas y llevaban a los migrantes por zonas de riesgo.
“Ha tenido y continua teniendo un legado mortífero”, enfatizó Ríos.
“Es lamentable que al igual que hace 25 años el Gobierno continúa apostando por una mayor militarización de la frontera, ampliar el muro fronterizo y castigar a los migrantes, en vez de aprobar una reforma migratoria”, criticó Ríos.