Los ajustes a la baja en las proyecciones de crecimiento por parte del Banxico generaron opiniones encontradas entre analistas económicos: unos culpan al Presidente por la desaceleración de la economía mexicana, pero otros ven una mezcla de factores, incluso los especialistas de la banca mexicana, como los de Citibanamex y Banorte, se muestran más optimistas sobre el panorama económico del país.
Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).– México está en un proceso de desaceleración económica. Así lo confirmó este miércoles el Banco de México (Banxico), luego de que anunció correcciones a la baja en sus pronósticos del Producto Interno Bruto (PIB) del país para este 2024 y 2025. La mayoría de las columnas políticas y analistas, como Enrique Quintana, culpan al Presidente Andrés Manuel López Obrador de esta situación. Sin embargo, ¿en realidad es así?
Otros economistas con menos antecedentes de inflar los argumentos de la oposición, como el economista Gerardo Esquivel, exsubgobernador del propio Banco Central, así como el analista económico Mario Campa, ven una mezcla de factores como la desaceleración de la actividad industrial en Estados Unidos, que lleva estancada más de un año, y la apreciación real del peso, que le ha restado competitividad a los productos del país. “Estos dos primeros factores afectan más a una región con vocación exportadora, como lo es la zona fronteriza”, escribió en El País el economista Esquivel, quien además incluyó un tercer factor: el término de los proyectos prioritarios de la actual administración federal, como es el caso de la Refinería de Dos Bocas y las obras en algunas secciones del Tren Maya, además del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Tren Transístmico.
El Banco de México expuso en su informe trimestral, publicado el miércoles pasado, que se espera un crecimiento de la economía en 2024 y 2025 moderado, apoyado, principalmente, en el gasto interno. En particular, anticipó que el consumo privado y, en menor medida, la inversión privada continúen expandiéndose. Aunque refirió que la contribución de esta última sería más baja a lo previamente anticipado, dado el menor dinamismo que este agregado ha mostrado y el entorno de incertidumbre que persiste tanto por factores internos como externos.
El Banco Central destacó que la demanda externa seguiría mostrando una baja contribución al crecimiento en México durante 2024 ante la expectativa de que persista la debilidad en el sector manufacturero en Estados Unidos. Para 2025, en tanto, prevé que el mejor desempeño esperado para la producción industrial de ese país contribuiría a una mayor demanda externa de nuestro país, si bien dichas previsiones se encuentran sujetas a una elevada incertidumbre. En ese sentido, revisó a la baja el pronóstico puntual para el PIB de 2024 de 2.4 por ciento en el Informe anterior a 1.5 por ciento, mientras que para 2025 lo redujo a un 1.2 por ciento respecto al 1.5 por ciento previo.
“Hace tiempo anticipé que la desaceleración ya estaba aquí. Señalé que el crecimiento del año difícilmente superaría el 1.5 por ciento. Hoy el Banco de México anunció una reducción significativa en sus pronósticos para 2024 y 2025. Para 2024 espera 1.5 por ciento (antes 2.4 por ciento) y para 2025 solo 1.2 por ciento”, escribió el economista Gerardo Esquivel en su cuenta de X.
Hace tiempo anticipé que la desaceleración ya estaba aquí. Señalé que el crecimiento del año difícilmente superaría el 1.5%. Hoy el Banco de México anunció una reducción significativa en sus pronósticos para 2024 y 2025. Para 2024 espera 1.5% (antes 2.4%) y para 2025 solo 1.2%. pic.twitter.com/Xij7uByvWj
— Gerardo Esquivel (@esquivelgerardo) August 28, 2024
En efecto, en su columna del diario El País, expuso en julio pasado cómo se estaba registrando una menor creación de empleo en la frontera norte y el sureste del país. Expuso cómo el empleo formal en los cinco estados fronterizos (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Sonora y Tamaulipas) está prácticamente estancado desde hace un año, ya que solo está creciendo a una tasa anual de 0.1 por ciento, mientras que en el sureste (Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo), “la desaceleración es muy notable, sobre todo porque hasta hace relativamente poco el empleo formal de esas cuatro entidades crecía a tasas muy superiores a las observadas a nivel nacional”.
Esquivel señalaba entonces cómo uno de los factores el estancamiento de la actividad industrial en Estados Unidos y la apreciación real del peso, que le ha restado competitividad a los productos del país. “El primer factor es completamente exógeno y no hay mucho que se pueda hacer al respecto. El segundo factor se explica en parte por el amplio diferencial en las tasas de interés entre México y Estados Unidos, por lo que en parte es el resultado de sostener una política monetaria excesivamente restrictiva”, escribía.
En tanto, para el analista económico Mario Campa hay un aspecto que frena la economía: las tasas de interés del Banco de México. “Cuando las tasas están tan altas qué es lo que sucede, por un lado el gobierno gasta más intereses, si gastan más en intereses gasta menos en inversión pública y en consumo de gobierno, es decir, menos inversión o consumo tangible, y pues eso ralentiza un poco la actividad económica en primera instancia; en segunda pues las las empresas también sacan menos crédito e invierten menos porque las tasas de interés son muy elevadas; y en tercero el consumidor tiene que pagar tasas de interés elevadas en las tarjetas de crédito, créditos de nómina, en los créditos automotrices, en las hipotecas, se construyen menos casas, se venden menos automóviles, se consume menos en los comercios y al suceder todo esto pues los comercios empiezan a recortar empleo, esos desempleados pues gastan menos y así se hace una escalerita”, planteó en entrevista con SinEmbargo.
Campa coincidió con Esquivel sobre cómo la desaceleración de la economía de los Estados Unidos, en particular el consumo doméstico, le ha pegado a las importaciones en general y ha tenido un impacto en la economía nacional. ”Ha habido cierta sustitución de importaciones chinas por mexicanas. Eso ha hecho que nosotros veamos que México va ganando, y sí, de manera importante, participación en las importaciones Estados Unidos globales, ya está llegando al 16 por ciento y eso, más o menos, suaviza el efecto, pero la verdad es que las importaciones globales de Estados Unidos están cayendo o se mantienen muy laterales, probablemente caídas si consideramos que hay aumentos de precio, o sea, en volúmenes están disminuyendo, entonces eso implica que la manufactura, por ejemplo, de Estados Unidos se ha venido ralentizando, la inversión industrial y la producción industrial también de Estados Unidos se ha venido ralentizando y eso pues le pega a las exportaciones mexicanas”, explicó el especialista.
También dijo que el tipo de cambio en algún momento fue adverso en términos interanuales porque venía de una apreciación muy fuerte y eso, solamente por efecto precio, ocasionó que México estuviera registrando menos exportaciones y además favoreciendo las importaciones. “Cuando se registra más crecimiento desde el punto de vista externo en la medida en que subes las exportaciones y bajan las importaciones, ahí es cuando tienes un efecto contable favorable para el PIB del país. Aquí durante mucho tiempo a la inversa, ayuda que ha habido una desviación, pero es un fenómeno muy reciente, todavía no lo vamos a captar en términos, por ejemplo, de su impacto en el crecimiento, entonces eso yo lo pondría con un segundo motivo”, explicó.
Y el tercero, expuso Campa, tiene que ver con que en un año electoral, en general en todo el mundo y en particular en México, existe una incertidumbre de fin de periodo. “¿Eso qué hace? Pues que que haya mucho más precaución o una especie de cautela sobre todo en términos de la inversión tanto del gobierno, pero sobre todo la iniciativa privada están esperando tener pistas sobre las nuevas políticas, para tomar decisiones que finalmente son en horizontes multianuales. Entonces te esperas un poquito, aquí hay que agregarle, no únicamente que haya incertidumbre electoral del lado mexicano sino también del lado estadounidense porque viene una elección presidencial donde uno de los candidatos ha sido tradicionalmente crítico del Tratado Libre Comercio, de las importaciones que vienen de México, también de China, pero de en este caso estamos hablando de México, y hay cautela”, dijo.
Mario Campa planteó además que una manera de mitigar la desaceleración de la economía sería que el Banco de México reduzca las tasas de interés al considerar que la tasa de inflación subyacente ya está acá abajo del 4 por ciento, que es “una zona muy cómoda para el histórico mexicano”. “Si baja las tasas de interés el efecto es dual, para el sector privado ya comentamos el consumo y en la inversión cómo lo reactivaría, sobre todo, creo que la vivienda puede ser un, y aquí es muy importante que se apruebe también la reforma del Infonavit para que incluso la construcción de vivienda pueda ser un gasto contra cíclico, una inversión contra cíclica eso por un lado”.
Otro aspecto, platicó, sería reducir el déficit financiero: “eso sería una segunda medida, estamos hablando ya de política monetaria por el lado del Banco de México, política fiscal por el lado del gobierno federal y un tercer factor tiene que ver con hacer una especie de comisión o un grupo de trabajo que se encargue de que las intenciones de inversión por relocalización se vayan materializando un poquito más rápido. ¿Cómo podría ser eso?, que las naves industriales entren antes en aprobación, tanto en aprobación para su construcción como en construcción, como en operatividad, reducir los plazos, los tiempos y aquí también el gobierno puede incluso a través de inversión pública ayudar un poquito en eso, no directamente en las naves sino en los servicios complementarios para que esas naves entren en operación cuanto antes, eso generaría empleos en la construcción, pero también una vez completadas esas obras, digamos rápidamente entraría en la producción y eso también ayudaría en las exportaciones”.
BANCOS MUESTRAN OPTIMISMO
A pesar de los ajustes en las proyecciones de crecimiento por parte del Banxico, analistas de la banca mexicana se muestran más optimistas sobre el panorama económico de México.
Por ejemplo, la estimación puntual de Banxico para el crecimiento del PIB en 2024 se revisó significativamente a la baja a 1.5 por ciento desde 2.4 por ciento, por abajo del consenso de la última Encuesta Citibanamex de Expectativas que ubicó el PIB en 1.7 por ciento.
Para 2025, Banxico ahora anticipa una mayor desaceleración, con una proyección de crecimiento de 1.2 por ciento, desde el 1.5 por ciento reportado en el anterior informe y por debajo del consenso de Citibanamex, que proyecta un crecimiento de 1.5 por ciento para el próximo año.
En cuanto a la política monetaria, Citibanamex sigue anticipando un recorte de 25 puntos básicos en septiembre por parte del Banxico, con la tasa de interés finalizando el año en 10 por ciento. El informe de Banxico sugiere que el entorno inflacionario permitirá discutir ajustes en la tasa de referencia en la próxima reunión de septiembre.
En la misma línea se encuentra Banorte, que en su reporte semanal vislumbra algunas cuestiones que podrían brindar un mayor impulso a la economía.
“Entre ellos destacamos el reciente anuncio de la Secretaría de Comunicaciones, Infraestructura y Transportes sobre la inauguración de siete obras carreteras ente el 28 de julio y el 8 de agosto. Su extensión abarca cerca de 430 kilómetros y están concentradas en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz. A esto se suma la expectativa de apertura de otros proyectos durante agosto y septiembre en el centro y occidente del país, así como también obras locales en varios estados de la república”, enumeró Banorte.
Respecto a la inversión privada, el banco fundado en 1992 en la ciudad de Monterrey, detalla que el interés relacionado con el nearshoring continúa. Por ejemplo, “el reporte de Inversión Extranjera Directa (IED) mostró un total de 31.1 mil millones de dólares en el primer semestre con cifras preliminares, un nuevo máximo histórico para el periodo. Además, los anuncios de inversión continuaron en julio, con la Secretaría de Economía identificando 1.5 mil millones de dólares; con ello, el total en los primeros siete meses del año ascendió a 48.0 mil millones de dólares”.
Con estos datos, Banorte consideró que el panorama para el próximo año es más incierto, aunque cree que se mantendrá parte del dinamismo:
“Comenzando con el sector público, el reto estará en las implicaciones para el gasto en un contexto de esfuerzos de consolidación fiscal. No obstante, la agenda de la nueva administración contempla obras de construcción en distintos frentes tan pronto como en 2025, incluyendo: (1) Trenes; (2) proyectos hídricos; y (3) vivienda”.