Cuesta medir el impacto del sargazo en el turismo. La costa sufrió una baja de turistas por la pandemia del coronavirus, pero la actividad turística no se paralizó porque México nunca impuso restricciones y los estadounidenses siguieron llegando.
Por Mark Stevenson
TULUM, México (AP) — Retirar el sargazo que se acumula en algunas de las playas de la Riviera Maya es una pesadilla no solo por el olor nauseabundo, sino también porque representa un peligro para la salud de los trabajadores que lidian con montañas de algas.
Al descomponerse, el sargazo emite un ácido sulfhídrico. En cantidades pequeñas, este gas es tan solo una molestia menor por su olor sulfúrico, como a un huevo podrido.
Pero las cantidades que se acumulan en las paradisíacas playas de Playa del Carmen, Tulum y Xcalak son peligrosas para los trabajadores con problemas respiratorios, que retiran el sargazo con rastrillos, bajo un fuerte calor y sin tapabocas, según los científicos. Este se perfila como el año en que más sargazo se habrá acumulado en las playas, superando el récord del 2018.
Ezequiel Martínez Lara es uno de miles de jornaleros que trabajan de seis a ocho horas diarias cargando el sargazo en carretillas y amontonándolo en calles vecinas.
Martínez Lara ganaba hasta 50 dólares diarios haciendo de guía de aficionados a la pesca deportiva, pero ahora percibe menos de la mitad recogiendo unas 40 carretillas de sargazo por día.
Es una tarea de nunca acabar en una playa al norte de Tulum, en la que flotan enormes cantidades de sargazo frente a la costa.
“Podemos retirar todo el sargazo hoy, pero mañana estará de nuevo llena”, comentó otro trabajador, Austin Valle.
Trabajadores como Martínez y Valle se exponen a algo más que un sol abrasador, de acuerdo con Rosa Rodríguez Martínez, bióloga de la vecina localidad de Puerto Morelos que estudia los arrecifes y los ecosistemas de la costa para la Universidad Nacional Autónoma de México.
“En la universidad empezamos a medir y al escarbar el sargazo, la cantidad de gases que se desprenden”, expresó Rodríguez Martínez. “En una ocasión llegó hasta 56 por millón. Es altísimo arriba de dos y es peligroso para la gente con problemas respiratorios”.
“Yo me aventé, salí corriendo”.
Martínez Lara no puede darse el lujo de escaparle al ácido sulfhídrico. Como casi todos los trabajadores que retiran sargazo, no usa tapabocas ni cuenta con sensores de gases o servicios médicos. Cobra por día trabajado.
“Cuando se descompone el sargazo, emite un olor muy fuerte, como a ácido. Molesta mucho cuando lo respiras”, expresó Martínez Lara. Agregó que toma algunas precauciones sencillas.
“Tratamos de retirarlo (de la playa) lo más rápidamente posible, cuando todavía está fresco”, comentó.
Un artículo del 2019 de la revista Journal of Travel Medicine incluye una advertencia preocupante: “Una exposición crónica a estos gases puede provocar síntomas conjuntivales y neurocognitivos, como pérdida de la memoria y problemas de equilibrio, además de síntomas no específicos como dolores de cabeza, náuseas y fatiga”.
El Departamento de Salud de la Florida, por su lado, dice que “el ácido sulfhídrico presente en sitios como las playas, donde grandes cantidades de aire pueden diluirlo, no debería afectar la salud”.
El tema del sargazo, en todo caso, no afecta tanto a los turistas como a los trabajadores que lo retiran. Pero ninguno de los dos la pasa bien.
Ligia Collado-Vides, botánica marina de la Universidad Internacional de la Florida especializada en macroalgas como el sargazo, dijo que, “si nadas un poco, no debería representar riesgo alguno”. Pero en el sargazo a menudo hay hidrozoos, un pariente de las aguavivas.
“Si vas a pasar mucho tiempo en contacto con sargazo, puedes sufrir muchas, muchas picaduras de hidrozoos, que son tóxicas”, indicó, acotando que las mangas largas -algo que nadie usa en la playa- podrían ayudar.
Sarah Callaway, una turista de Denver, se tuvo que conformar con jugar con sus hijos en la piscina de la casa que alquiló sobre la playa.
“La casa es hermosa, pero el olor es insoportable”, dijo Callaway. “Es realmente fuerte. Y, sí, nos decepcionó la cantidad de sargazo que hay allí”.
“Los chicos trataron de meterse en el agua, y no se sintieron cómodos”, agregó. “No hemos usado la playa casi, que es a lo que vinimos”.
La cantidad de sargazo afectará a las personas que viven del turismo. Cientos de miles de personas se radicaron en la costa en años recientes, en busca de mejores trabajos, pero algunos consideran irse.
Valle dijo que una amiga que vende antojitos en Tulum contempla vender su puesto porque las ventas han mermado mucho.
Cuesta medir el impacto del sargazo en el turismo. La costa sufrió una baja de turistas por la pandemia del coronavirus, pero la actividad turística no se paralizó porque México nunca impuso restricciones y los estadounidenses siguieron llegando.
En la primera mitad del 2022 el turismo internacional superó los niveles previos a la pandemia, con 10.26 millones de visitantes entre enero y junio, un 1.5 por ciento más que en la primera mitad del 2019.
Los turistas provienen mayormente de Estados Unidos. En el primer semestre del 2022 vinieron 6.66 millones de estadounidenses, un 19.1 por ciento más que en el mismo período del 2019.
Ese flujo, sin embargo, podría estar mermando. El Grupo Financiero Base dijo en un informe que el nivel de turistas en junio de este año bajó un 13,8% respecto al mismo mes en el 2019. No está claro si ello respondió al sargazo, la inflación o la guerra en Ucrania.
Los turistas, por otra parte, gastan menos que antes de la pandemia.
El panorama es complejo ya que algunos de los complejos turísticos más grandes, como el de Cancún, no han recibido tanto sargazo como balnearios más al sur, incluidos Playa del Carmen y Tulum.
Las corrientes oceánicas e islas como la Isla Mujeres funcionan como una barrera que impide el avance del sargazo. En Cancún, por otro lado, hay muchos hoteles grandes, con numerosos empleados, que limpian el sargazo en poco tiempo cuando llega a sus playas.
Resta por verse hasta qué punto funcionan unas barreras flotantes que deberían capturar el sargazo en el mar, antes de que llegue a la playa.
“Cuando el mar está calmado, las barreras funcionan”, dijo Rodríguez Martínez. “Cuando está picado, ninguna funciona”.
Algunos turistas disfrutan tanto estas playas que siguen viniendo.
“Sin duda que volveré. Nos encanta esto”, dijo Jeff Chambers, de Palm Desert (California), mientras caminaba por una calle de Tulum.
Algunos lugareños, como Víctor Reyes, empleado de una inmobiliaria de Tulum, tienen una actitud más positiva hacia el sargazo y dicen que no hay tanto en el invierno.
“En el invierno es mejor. En noviembre, cuando empiezan a llegar los turistas, se va el sargazo”, manifestó Reyes.
Por malo que sea para las personas, el sargazo es mucho peor para las hierbas, los peces y otras formas de vida marina que son sofocadas por las algas que caen al fondo, se descomponen y crean capas anóxicas o carentes de oxígeno, como en las zonas muertas.
“El sargazo permanece allí y se hunde. Nadie lo ve, pero en el fondo crea condiciones anóxicas”, dijo Reyes.
Collado-Vides contó que lo que vio en un viaje exploratorio reciente “fue terrible por la cantidad de vertebrados, de cangrejos y de peces muertos en un metro cuadrado”.