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Janine, activista de la comunidad trans, es asesinada en BC; hallan el cuerpo con golpes en la sala de su casa

30/08/2020 - 5:52 pm

Janine Huerta, mujer transgénero y activista en Baja California, fue encontrada sin vida y con golpes en su rostro. Vecinos declararon que era una persona que no se metía en problemas.

Por Uriel Saucedo

Mexicali, 30 de agosto (Zeta).– Janine Huerta era una mujer transgénero, activista, promotora de la salud y los derechos de la comunidad trans, amiga leal y una hija querida. Fue encontrada muerta la noche del jueves 28 de agosto en la sala de su casa ubicada en la colonia Francisco Villa, en la ciudad de Tijuana. Su cuerpo presentaba huellas de golpes en el rostro y lesiones hechas con un arma punzocortante. Quienes la conocieron aseguran se trata de un asesinato por transfobia, porque no tenía problemas con nadie.

Personas cercanas a Janine, informaron que se le vio con vida por última vez el lunes 24 de agosto cuando acudió a celebrar un cumpleaños en compañía de amigos, pero, a partir del martes 25 de agosto dejó de responder mensajes en su celular; el día miércoles le intentaron contactar por llamadas y mensajes en sus distintas redes sociales sin éxito, por lo que, la tarde del jueves 27 de agosto, acudieron a buscarla a su apartamento ante el temor que le hubiera ocurrido algo.

Al llegar al domicilio, cerca de las 8:00 pm, se percataron que la cajuela del vehículo de Janine estaba abierta, señal que les hizo creer que se encontraba en casa, sin embargo, al acercarse más los recibió un olor raro en el ambiente, pero intentaron no tomarle importancia. Le gritaron varias veces por su nombre en espera a que saliera, pero nunca salió.

Ante la nula respuesta, intentaron abrir la puerta principal del apartamento, la cual estaba abierta, por lo que ingresaron llamándola en todo momento. Dentro del inmueble, el fétido olor se hizo más fuerte, además, en la entrada detectaron rastros de sangre y encontraron la sala revuelta, todo había sido movido de lugar y se notaba que se habían llevado algunos aparatos electrónicos.

“Vimos el tiradero, desde la puerta de la entrada se alcanzaba a ver la sala y su cocina. Del lado derecho está su sala y notamos que estaba todo volteado, removido, tirado, y no estaba la tele, había mucha sangre en la mera entrada de la casa, y al voltear a ver al lado de la cocina del lado izquierdo, ahí estaba el cuerpo de Janine tirado en el piso, estaba cubierto de la parte de arriba con una tela negra y sólo tenía puesta su ropa interior”, narró una de las personas entrevistadas.

Después del hallazgo llamaron al 911. Al lugar llegaron cuatro unidades de la Policía Municipal, quienes obtuvieron el testimonio y posteriormente arribaron agentes del Grupo de Delitos Contra la Vida de la Agencia Estatal de Investigación. El cuerpo de Janine fue trasladado por personal del Servicio Médico Forense (Semefo) y hasta la tarde del viernes 28 de agosto, no había sido entregado a sus familiares.

Vecinos refirieron, de manera anónima, que la madrugada del jueves 27 de agosto, cuatro hombres estuvieron sacando pertenencias del apartamento de Janine, situación que notificaron a oficiales que patrullaban por la zona, sin que hicieran nada al respecto.

ACTIVISTA Y TRABAJADORA SEXUAL

Durante su vida, Janine trabajó en diferentes áreas, desempeñándose como agente de call center hasta ejercer el trabajo sexual como una forma de subsistir, labor que dividía con sus funciones como promotora de salud en Centro de Servicios Ser A.C. actividad principal que realizaba hasta antes de su asesinato.

Para Janine no era un motivo de vergüenza dedicarse al trabajo sexual, pero, era consciente que no era algo a lo que se dedicaría toda su vida, así lo dejó saber el 29 de abril, cuando se le entrevistó como parte de la nota “Trabajadoras sexuales en Tijuana, dejadas a su suerte durante contingencia sanitaria”, publicada en la edición 2405 de Semanario Zeta.

“Yo no me he orientado al cien por ciento a ser una trabajadora sexual, claro, he desempeñado el puesto, pero siempre me he inclinado a que no quiero ser una trabajadora sexual, es por eso que tras todas las circunstancias que me han pasado, yo no quiero morir, yo no quiero ser parte de esa estadística más, por eso no he soltado el trabajo como promotora de salud”, refirió Janine en la entrevista realizada el 29 de abril de 2020.

Rosario Padilla, directora de Centro de Servicios Ser, compartió que Janine tenía 9 años colaborando en el grupo de apoyo para mujeres trans, siendo parte de las capacitaciones dadas al entonces Instituto Federal Electoral (hoy conocido como INE), con la que se buscó que el personal del instituto se sensibilizara con la comunidad trans y que se lograra que hombres y mujeres trans obtuvieran su credencial con la foto de cómo se identificaban.

Tras esta capacitación, Janine fue una de las primeras mujeres trans en lograr que la fotografía de su credencial, coincidiera con el género con que ella se identificaba. Posteriormente, estuvo trabajando como promotora de salud sexual y reproductiva en Centro de Servicios Ser, y era parte de un proyecto de investigación de la Universidad de San Diego, California, con el que se buscaba identificar redes de apoyo para la comunidad transgénero.

“Así llegó ella, buscando un espacio donde sentirse segura, un espacio donde compartir con su comunidad, un espacio donde velar por los derechos humanos de las demás chicas; ella siempre decía, es que yo no quiero ser parte de la estadística, no quiero ser una estadística más, y siempre buscaba el apoyo entre las demás chicas, y esperemos que no sea una estadística más, que esta vez sí se logre justicia en su nombre”, opinó Padilla.

Resaltó que Janine siempre buscó apoyar a la comunidad trans, haciendo acompañamiento a las personas que buscaban cambiar de nombre y género en el acta de nacimiento en todo Baja California, a quienes asesoraba para efectuar su trámite y los pasos a seguir.

“Recuerdo a Janine como una mujer fuerte, siempre la voy a recordar como una mujer proactiva, buscando siempre la superación, ella por mucho tiempo trabajó en un sobreruedas, vendía ropa, porque había una resistencia en ella, en que su historia iba a ser distinta, ella confiaba en que iban a existir condiciones laborales para las mujeres trans… Estaba comprometida con su comunidad, ella no buscaba el reconocimiento, siempre trabajaba tras bambalinas”, anotó la directora de Centro Servicios Ser.

COMUNIDAD TRANS SIN PROTECCIÓN

El asesinato de Janine Huerta López, se encuentra apenas en carpeta de investigación por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes en su tarjeta informativa, clasificaron el cuerpo de Janine como “de sexo a determinar”, cuestión que es calificada por el maestro en Salud Pública y activista LGBT, Andrés Gaeta Rivera, como parte de la falta de aplicar los protocolos y lineamientos que existen, además que a nivel institucional no existe la categoría de personas trans.

“Este asesinato es como una llamada de atención para no olvidar las inequidades y las brechas tremendas que están con la comunidad trans, que me parece, que mucho es un llamado, otra vez, a qué estamos haciendo los hombres tanto heterosexuales como gays para que estas situaciones de violencia no sucedan, porque su asesinato es un acto machista y muchas veces, no nos concentramos en qué decisiones y qué acciones y agresiones están tomando los hombres en diferentes espacios comunitarios e institucionales”, sentenció Gaeta Rivera.

Destacó que aun cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya cuenta con protocolos para actuar en casos donde se involucra la orientación sexual y de identidad de género, a nivel municipal y estatal, así como distintos organismos, no saben incorporar estos lineamientos o hacen caso omiso.

Por otra parte, enfatizó que se debe activar para visibilizar a la comunidad trans, para darles voz y dedicar esfuerzos a las necesidades de las mujeres y hombres trans, en temas como la cuestión laboral, donde muchas mujeres trans al ser expulsadas de círculos familiares, de escuela y trabajo, quedan expuestas a espacios muy precarios.

“Cuando hay un asesinato de mujeres trans nos alarmamos, pero de pronto es algo que pasa por no ser cercano a la gente, porque como sociedad nos hemos encargado de expulsar tanto a las personas trans, que cuando sucede una cuestión de violencia trans nos duele, nos sorprende, pero lo vemos muy lejano”, puntualizó el activista.

Rosario Padilla, quien en los últimos años ha trabajo de cerca con la comunidad trans, señaló que son un sector de la población sin protección por parte de las autoridades.

“No hay ninguna protección, empezando porque no entran en las estadísticas de los feminicidios de mujeres transgénero, y al día de hoy no existen datos de cuántos crímenes debido a la transfobia se han esclarecido o cuántas personas han detenido. Tampoco hay estadísticas de mujeres transgénero asesinadas, así que confianza en las autoridades de Baja California no existe. Y sí, creemos que el asesinato de Janine fue un crimen de odio debido a la transfobia”, sentenció la directora de Centro Servicios Ser.

En la actualidad las mujeres trans que se ven orilladas a laborar como trabajadoras sexuales por falta de oportunidades en el mundo laboral a causa de la transfobia, se ven violentadas diariamente, reportando no sólo abusos de autoridad, sino privaciones de su libertad, violencia laboral, física, económica y verbal.

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