Académicos y especialistas consultados por SinEmbargo coinciden en que las cifras dadas a conocer por el Coneval, que muestran una reducción de la pobreza, deben tomarse con mesura ya que está de por medio el uso del nuevo modelo estadístico elaborado por el INEGI. Hoy, dicen, no es posible tener certeza del dato.
“Es una lectura muy superficial solo asumir que disminuyeron 2 millones de personas en pobreza. Puede ser que sí hayan bajado, pero no podemos estar del todo seguros porque no podemos garantizar al 100 por ciento por el margen de error que existe ahora más grande”, sostiene Diego Castañeda Garza, de la London School of Economics.
Alertan además que el principal factor que podría modificar las cifras de pobreza para el periodo 2017-2018 sería la inflación, que ya se encuentra en 6.44 por ciento, impulsada principalmente por el gasolinazo que entró en vigor en enero pasado.
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Por Daniela Barragán y Dulce Olvera
Ciudad de México, 30 de agosto (SinEmbargo).- De 2010 a 2016, la situación económica del país y la política de desarrollo social, sólo logró sacar de la pobreza a 605 mil 131 personas, de acuerdo con los últimos datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Con motivo de la presentación de las cifras de pobreza del periodo 2014-2016, en una línea histórica presentada por el Consejo, México ha pasado de tener 52 millones 813 mil 020 personas pobres en 2010 a 53 millones 349 mil 902 en 2012.
Para 2014, fue el brinco a 55 millones 341 mil 556 personas pobres. Para 2016 se observó una reducción que no logró revertir ese incremento. Ahora en México, 53 millones 418 mil 151 personas continúan viviendo en la pobreza de un total de 122 millones 636 mil 694 habitantes, es decir, el 43.6 por ciento de la población total.
Ese fue el escenario que presentó el Coneval y se retiró con una luz de alerta encendida.
En la presentación de las cifras, Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval, explicó que el factor principal de esta reducción fue la inflación, luego el crecimiento más acelerado del empleo formal y desde su perspectiva, un esfuerzo por organizar todo desde una visión de pobreza; más allá de lo mediático o de que se adoctrine a la gente qué decir.
La administración de Enrique Peña Nieto inició con una inflación de 3.57 por ciento; en 2013 cerró en 3.97 por ciento; en 2014 fue de 4.08 por ciento; bajó en 2015 a 2.13 por ciento, y cerró 2016 en 3.36 por ciento, de acuerdo con los datos del Banco de México (Banxico).
Para 2017 la historia cambia. En enero la inflación saltó a 4.72 por ciento, luego pasó a 4.86 por ciento. Brincó en marzo a 5.35 por ciento; siguió a 5.82 por ciento; en mayo se ubicó en 6.16 por ciento; junio fue de 6.31 por ciento y julio cerró con 6.44 por ciento.
“El quinto informe del Presidente Peña se enmarcará en una quincena con la inflación más alta de muchos años. Tendrá que decir que, a pesar de la reducción de este periodo, importa lo que se haga para 2017 y 2018. Son retos muy claros y tiene mucho que ver el mando de México y las variables económicas”, dijo Hernández Licona en conferencia de prensa.
Para el Secretario Ejecutivo del Coneval resulta inevitable el uso político que se le darán a las cifras de pobreza, pero sugirió que en medio de ese proceso político que durará uno o dos días, las instituciones pasen a realizar un trabajo serio en los meses siguientes y sobre todo en el proceso electoral del año siguiente para que la erradicación de la pobreza sea uno de los temas que se aborden en las campañas presidenciales.
Académicos y especialistas consultados por SinEmbargo coincidieron en que esas cifras hay que tomarlas con mesura ya que está de por medio el uso del nuevo modelo estadístico elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Con base en el nuevo modelo, Coneval calculó que de 2014 a 2016 hubo una reducción de 1 millón 923 mil 405 personas. También bajó el número de personas en pobreza extrema (de 9.5 por ciento a 7.6 por ciento).
Las carencias también disminuyeron. En rezago educativo la carencia se redujo de 18 por ciento a 17 por ciento; en acceso a los servicios de salud, de 18.2 por ciento a 15.5 por ciento; en acceso a la seguridad social, se pasó a 58.5 a 55.8 por ciento, lo que la hace la carencia más alta del país.
Por calidad y espacio de la vivienda, se pasó de 12.3 por ciento a sólo 12 por ciento; en carencias por servicios básicos de la vivienda se pasó de 21.2 por ciento a 19.3 por ciento.
La carencia de alimentación, que ha estado más ligada al ingreso, se redujo de 23.4 por ciento a 20.1 por ciento.
En México, según estos datos, aumentó la cifra de personas no pobres y no vulnerables, al pasar de 24.6 millones de personas en 2014 a 27.8 millones de personas en 2016 que viven en esa condición.
Finalmente, los datos muestran que la pobreza siguió concentrándose en la zona sur y sureste del país: Chiapas, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Michoacán y Guerrero.
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EL NUEVO MODELO Y LAS DUDAS
El politólogo Héctor Rubio Trejo, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, llamó a “usar con precaución los resultados” y “repensar” la información publicada por el Coneval, ya que esta medición de pobreza con datos de 2016 se realizó en el marco del ajuste a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2016) del Inegi y, además, no alcanzó a considerar el impacto de la tasa de inflación, lo cual podría revertir el incremento en ingresos de 2014 a 2016.
Respecto a la estrategia nacional de inclusión que también implementó el gobierno federal, cuyo objetivo era mover estas cifras, “podemos ver con mucha sospecha que esto más que medidas de fondo está reflejando medidas solo para modificar”.
Miguel Reyes Hernández, Director del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla, ahondó en el nuevo modelo de Inegi y Coneval y asegura que terminará por generar problemas, ya que Inegi elaboró dos escenarios, dos conjuntos de indicadores y fuentes de datos distintos: uno obtenido directamente de los hogares y otro a través de un modelo estadístico donde entregó tendencias de los años anteriores.
“Sin embargo, eso generará problemas. Vamos a tener información que no mostrará la distribución del ingreso y siempre dos variables. Coneval tomó la que más se adaptaba y entonces ya estamos haciendo alquimia, ya no estamos haciendo cosas realmente consistentes, comparables, con una metodología transparente que permita la comparabilidad en el tiempo”, dijo.
Añadió que el problema también radica en que la medición se concentrará sólo en los deciles más bajos y excluye los más altos y eso hace que la distribución esté sesgada y baje la desigualdad, ya que según la ENIGH 2016, aumentó el ingreso de los más pobres en 53 por ciento y el de los más ricos se redujo 8 por ciento, “de ninguna forma ninguno de los dos datos es lógico. No hay una creación masiva de empleos de calidad, no existe esa realidad que está presentando el Inegi”.
“Entonces Coneval dijo que ese modelo le bajaría mucho la pobreza. Entonces Inegi le propuso un modelo donde no aumente tanto y con eso sale la cifra. Esos no son datos de los hogares, es una proyección de datos que viene de 2014 con la que estiman pobreza y eso significa que ese dato es cuestionable por la fuente de datos; no por la metodología de Coneval, no por la consistencia de éste, sino por la fuente de datos que proporciona el Inegi y que sigue dejando incertidumbre del trabajo confiable y transparente que hace. Al contrario, ahora generará más dudas”, agregó.
El economista Diego Castañeda Garza, de la London School of Economics coincidió que con el modelo estadístico del Inegi, el problema es ahora “qué tan confiable es esa estimación”.
Desde su perspectiva, además de no haber considerado aún el aumento de la inflación que influyó también en la reducción, otra causa de los resultados presentados este miércoles “tiene que ver con los cambios en el operativo del levantamiento” de la ENIGH 2016.
“Los datos con los que se construye esa medición propuestos por el Inegi vienen de un trabajo estadístico de reconciliación que le mete un margen de error más grande del reportado antes históricamente, entonces es difícil decir que realmente existen 43.6 por ciento de personas en pobreza. Más bien se estaría hablando de que existe 43 por ciento más/menos algo (de un rango)”, explicó Castañeda.
“Es una lectura muy superficial solo asumir que disminuyeron 2 millones de personas en pobreza. Puede ser que sí hayan bajado, pero no podemos estar del todo seguros porque no podemos garantizar al 100 por ciento por el margen de error que existe ahora más grande”, reiteró.
Por su parte, Rubio Trejo enfatizó que independientemente de los cambios metodológicos, todavía más de la mitad de la población enfrenta un ingreso inferior a la línea de bienestar y casi la mitad de los mexicanos todavía se encuentra en una situación de pobreza, por lo que no hay que celebrar.
“Tenemos que empezar a cerrar las brechas de desigualdad cada vez más altas. La pobreza tiene un rostro principalmente de mujeres, de jóvenes, de indígenas y de la zona rural. Esa brecha, incluso con las variaciones porcentuales, se ha abierto”, concluyó. “En tanto el objetivo de los gobiernos no sea gestionar mejores políticas públicas basadas en evidencia sino más bien en ocurrencias y traten de vender una buena imagen, seguirán dos mundos distintos y se condenará a millones a una vida sin oportunidades”, sostuvo.
“Parecen cifras acomodadas a modo para que Presidencia y el Poder Ejecutivo se pueda retirar el año que viene […] las alarmas que deja encendidas Coneval significan que las cifras no reflejan necesariamente lo que está ocurriendo”, concluyó Reyes Hernández.