El director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz, explicó que eliminar el Capítulo 19 pone a México en desventaja porque, de admitirse, "implicaría dirimir las disputas comerciales en tribunales estadounidenses, si se acepta algo que esté apegado al derecho de ese país, habría que pensar en que ellos ya trabajan con ese marco, sus abogados son los expertos, hasta los costos de cualquier tipo de discrepancia que llegue al terreno judicial serían onerosos por hacerlo en territorio estadounidense".
Por Gabriela Jiménez y Viridiana Mendoza
Ciudad de México, 30 de agosto (EconomíaHoy/SinEmbargo).- Eliminar el Capítulo 19 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), como es voluntad de Estados Unidos, dejaría a México en una desventaja legal tal que sería mayor el costo de permanecer en el acuerdo que el de retirarse, dijo a EconomíaHoy el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz.
Bajo las reglas actuales del TLCAN, el Capítulo 19 establece que las controversias o disputas comerciales que se generen cuando algún productor o exportador se sienta víctima de prácticas desleales deberán resolverse mediante el establecimiento de paneles binacionales independientes y no en tribunales nacionales.
Eliminar este capítulo "es un objetivo que tiene Estados Unidos", dijo el también presidente de la Comisión de Estudios Económicos de la Concamin. Según los objetivos que Trump envió a su Congreso antes del inicio del proceso de renegociación, se plantea que tanto México como Canadá renuncien al capítulo 19 y que "el sistema que prive sea más apegado al derecho estadounidense".
Lo anterior pone a México en desventaja porque, de admitirse, "implicaría dirimir las disputas comerciales en tribunales estadounidenses, si se acepta algo que esté apegado al derecho de ese país, habría que pensar en que ellos ya trabajan con ese marco, sus abogados son los expertos, hasta los costos de cualquier tipo de discrepancia que llegue al terreno judicial serían onerosos por hacerlo en territorio estadounidense".
El mismo De la Cruz señaló durante un foro realizado en el Colegio de México el pasado 23 de agosto que "Estados Unidos tiene más fuerza negociando uno a uno por la asimetría de poder que tiene, los paneles le estorban".
Y es que, al contrario de lo que suele pensarse, México es una economía mucho más abierta al comercio internacional que la de Estados Unidos, el gran abanderado del libre comercio. Sólo en el caso del TLCAN, la aportación del acuerdo a la economía del vecino país del norte es del 1.5 por ciento del PIB, mientras que para México representa el 27 por ciento.
México ha utilizado al comercio como herramienta de crecimiento económico desde la década de los 80 y al hacerlo, se ha hecho cada vez más dependiente de Estados Unidos, su mayor socio comercial, lo que ya de inicio significa una vulnerabilidad a la hora de sentarse a negociar.
En cambio, Estados Unidos es "una economía más cerrada, en donde el comercio internacional en términos generales es sustantivamente menor al de México", explicó el experto. Al otro lado del Río Bravo el comercio libre se utiliza para posicionar a las grandes empresas en el mundo, "pero el motor del crecimiento de Estados Unidos ha sido su consumo interno, su inversión, es una economía altamente doméstica".
La ley mexicana y la estadounidense en materia comercial difieren en el tratamiento que dan a los inversionistas. En México la ley busca dar un trato igual a todo tipo de inversiones, mientras que la estadounidense busca privilegiar a sus empresas frente a las extranjeras. Así, "quedar en un marco legal que de inicio está hecho para proteger los intereses estadounidenses sí sería estar en desventaja", dijo De la Cruz.
El riesgo de quedar en desventaja judicial frente a Estados Unidos es algo que Canadá conoce bien. El propio primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se ha pronunciado a favor de un sistema de resolución de controversias justo y lo ha calificado como "esencial" para continuar en el TLCAN.
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LA LÍNEA ROJA DEL TLCAN
El capítulo relacionado con resolución de conflictos comerciales es uno de los ejes que México y Canadá deben defender en la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), así lo consideró Jean Francois Perrault, economista en jefe global para Scotiabank.
Señaló que contar con mecanismos multinacionales de resolución de conflictos es fundamental para proteger los intereses de los inversionistas extranjeros en los tres países por lo que México y Canadá deben "pelear fuertemente" para defenderlo.
En opinión del economista, los medios de comunicación y el público en general deben considerar que las declaraciones de Trump tienen menos peso del que pudiera parecer, pues los funcionarios de su gabinete han hablado incluso de que no es viable una salida de Estados Unidos del TLCAN.
"Los propios funcionarios republicanos están a favor de un nuevo TLCAN, no esperamos que el resultado de la renegociación sea particularmente negativo para México", dijo.
Explicó que aunque ha habido una insistencia sobre el tema de reducción de déficit comercial de Estados Unidos con México, no se prevé que la nueva versión del acuerdo implique un tope o reducción al déficit.
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INSUFICIENTE PARA SIGLO XXI
Ya sea que la renegociación llegue acuerdo beneficioso para todas las partes o que finalmente el TLCAN termine por desmembrarse, los tres países que lo integran necesitan pensar más allá del libre comercio como herramienta de crecimiento para el siglo que corre.
"El tratado de libre comercio actual no es suficiente", dijo De la Cruz. "Se necesita una industrialización acelerada y competitiva de todo América del Norte, es necesario desarrollar más las fortalezas que ya existen en cadenas productivas en sectores como el automotriz, la electrónica o el cómputo, desarrollar más contenido regional de forma competitiva, y eso solo se logra aprovechando las ventajas que dan los tres países en conjunto y generando un plan integral de América del Norte, es la única forma de competir frente al Pacífico Asiático".
Junto con otros 64 países, China ya trabaja en lo que será la Nueva Ruta de la Seda, una red de comercio e infraestructuras que conecte a Asia con Europa y África a lo largo de las antiguas rutas comerciales y que contempla, de inicio, la inversión de 124 mil millones de dólares por parte de China para proyectos de construcción de lazos más estrechos en finanzas, seguridad, tecnología, educación y comercio mediante la construcción de puertos, ferrocarriles, plantas de energía y otros proyectos de infraestructura.
Mientras tanto, México se encuentra casi irremediablemente anclado en la región de América del Norte y con un esquema de crecimiento reducido al comercio, pese a que desde que Trump llegó al poder con la amenaza de salirse del TLCAN, el gobierno ha hecho esfuerzos por estrechar sus lazos comerciales con otros países y regiones. Se trata, dice De la Cruz, de esfuerzos "positivos, pero insuficientes, no son integrales".
En el corto plazo, México no cuenta con la infraestructura desarrollada para ser competitivo en mercados como Europa o Asia, mientras que en América Central y Sudamérica no existe el poder de compra que se compare al de Estados Unidos, por lo que a México le queda mantener una relación sólida y más estrecha con sus vecinos norteamericanos, y aprender, para el mediano plazo, la lección de la necesidad de diversificarse.
"El esfuerzo (de diversificación) que se busca hoy con América Latina, Europa o Asia se basa en la lógica del libre comercio, no de industria, de competitividad o de productividad de empresas. Tampoco está complementado con infraestructura marítima, carretera o aérea para desplazar mercancías competitivamente. Hace falta complementar esta visión comercial. Asia, en cambio, sí trae la visión de fortalecer su actividad industrial, su sector de manufacturas, un fuerte desarrollo tecnológico, desarrollo de empresas nacionales, y con la parte comercial como complemento", lamentó.