La decisión de la apertura de los estadios de futbol será revisada tras las duras críticas que recibió el Alcalde de Río de Janeiro por haber anunciado el regreso de los hinchas, algo aún no permitido en ninguno de los países que reanudó los campeonatos suspendidos por la pandemia del coronavirus.
Río de Janeiro, 30 jun (EFE).- El Alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, dijo este martes que aún no está garantizada la apertura al público de los estadios de fútbol a partir del 10 de julio en esta ciudad brasileña, como llegó a ser anunciado.
Admitió que la decisión puede ser revisada tras las duras críticas que recibió por haber anunciado el regreso de los hinchas, algo aún no permitido en ninguno de los países que reanudó los campeonatos suspendidos por la pandemia del coronavirus.
"No está garantizado que a partir del 10 de julio tendremos hinchas en los estadios. Lo estamos analizando. Estamos haciendo estudios para ver cómo el público reacciona a eso", dijo el alcalde.
Agregó que, en caso de que los estadios sean abiertos, la "fiscalización será fundamental para impedir eventuales excesos, locuras o imprudencias".
Explicó que ya inició conversaciones con la Policía para que, si se admite el regreso del público, los uniformados garanticen que todos los hinchas estén con máscara y que no haya aglomeraciones en el transporte público.
"Así que tengamos garantía de que podemos abrir los estadios para una tercera parte de su capacidad sin correr riesgos, lo avisaremos", dijo Crivella sin anunciar fechas.
El Campeonato Carioca fue el primer torneo profesional reiniciado en toda Sudamérica tras tres meses de cuarentena en casi todos los países de la región, pese a la oposición de clubes como Botafogo y Fluminense, pero la autorización inicial preveía partidos en estadios sin público y con estrictos protocolos de seguridad.
El pasado viernes, sin embargo, la Alcaldía publicó un decreto en una edición extraordinaria del Diario Oficial del municipio en el que fijó el 10 de julio como la fecha en que los estadios de esta ciudad pueden abrir sus puertas al público.
De acuerdo con el decreto, lo estadios podrán recibir hasta la tercera parte de su capacidad y los hinchas sólo podrán comprar las entradas por internet y tendrán que guardar en las tribunas una distancia de cuatro metros cuadrados por persona.
Tal reglamentación permite que hasta 22 mil hinchas acudan a un partido en el Maracaná (el 33 por ciento de su capacidad para 78 mil 838 espectadores), 14 mil en el estadio Nilton Santos y 7 mil en el Sao Januario, los tres mayores estadios de Río de Janeiro.
La medida fue calificada como precipitada e imprudente por especialistas médicos y hasta los dirigentes de algunos clubes manifestaron su contrariedad.
"Eso es inusitado. Ningún país en el mundo hasta ahora ha autorizado una cosa de esas. Le aconsejo a los que quieran ir a los estadios en este momento que lleven un rosario y que recen mucho para que no ocurra nada", aseguró Carlos Augusto Montenegro, expresidente del Botafogo y actual líder del Comité Gestor del Fútbol del club de Río de Janeiro.
Crivella alegó que el Consejo Científico que auxilia a la Alcaldía en el proceso de flexibilización gradual de las medidas de distanciamiento social impuestas en marzo para frenar el avance de la pandemia le recomendó la apertura de los estadios al público pero que, en este caso, tendrá en cuenta otros factores.
Entre tales factores citó los impactos de la medida en el sistema de transportes y en la propia seguridad pública.
"Quería aclarar que una cosa es que el Consejo Científico apruebe una liberación y otra que el alcalde esté de acuerdo. Hay que evaluar cada paso", dijo.
Río de Janeiro inició hace dos semanas un proceso gradual de desescalada pese a que los números de muertes y casos confirmados continúan creciendo y aún se ignora cuándo se llegará al pico de la curva de contagios.
Según el último boletín de la secretaría regional de Salud, Río de Janeiro es el segundo estado más afectado por el coronavirus en Brasil, con 10 mil 080 muertes y 112 mil 611 contagiados.
Y Brasil, uno de los nuevos epicentros mundiales de la pandemia, es el segundo país con más víctimas (59 mil) y más casos (1.4 millones) en el mundo después de Estados Unidos.