Los autores del estudio plantean la hipótesis de que "la domesticación transformó la anatomía de los músculos faciales de los perros específicamente para que tuvieran comunicación facial con los humanos", y que "las expresivas cejas de los perros son el resultado de una selección basada en las preferencias de los humanos". Así, al agrandar sus ojos para parecerse más a los bebés y fruncir las cejas de tal manera que se parezcan a los seres humanos estando tristes, los perros pueden chantajear emocionalmente a las personas para que les presten más atención, un rasgo que ha demostrado ser extremadamente ventajoso desde una perspectiva evolutiva.
Por Gavin Butler; traducido por Laura Castro
Ciudad de México, 28 de junio (Vice Media).- Hablemos de perros. ¿Por qué son tan adorables? ¿Qué tiene, específicamente, esta especie de animales en particular que los humanos tendemos a encontrarla tan irresistiblemente encantadora? Claro que son leales y atentos, y a veces lloriquean cuando tienen pesadillas. Se ven chistosos usando camisetas. ¿Pero cuál es la base científica real de nuestra conexión emocional con el mejor amigo del hombre?
Bueno, un nuevo estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America sugiere que los ojos de los perros tienen mucho que ver en eso, especialmente sus cejas, que les permiten realizar expresiones faciales complejas y provocar una respuesta emocional en los humanos. Los autores del estudio plantean la hipótesis de que "la domesticación transformó la anatomía de los músculos faciales de los perros específicamente para que tuvieran comunicación facial con los humanos", y que "las expresivas cejas de los perros son el resultado de una selección basada en las preferencias de los humanos".
En otras palabras: los perros domésticos han desarrollado la capacidad de hacer expresiones faciales como los "ojos de cachorro" porque eso los ha hecho históricamente más atractivos para los humanos y más propensos a recibir sus cuidados. Han evolucionado literalmente para ser "adorables".
Para examinar este fenómeno, los investigadores analizaron un conjunto de cabezas de perro y de lobo y compararon los músculos faciales de cada uno. Lo que encontraron fue que todos los perros domésticos tenían un músculo que les permitía levantar las cejas, y ese músculo era prácticamente inexistente en los lobos. Además, los datos de comportamiento recopilados de perros y lobos demostraron que los perros ejecutan un tipo particular de movimiento de cejas con mucha mayor frecuencia e intensidad que los lobos. Los investigadores creen que esto juega un papel importante en la "adorabilidad" de los perros.
El poder de este músculo que les permite levantar las cejas a los perros es la manera en que "hace que sus ojos parezcan más grandes, es decir, más infantiles y potencialmente más atractivos para los humanos", según el artículo. "Esta elevación interior de las cejas también se asemeja a un movimiento facial que los humanos hacen cuando están tristes, lo que potencialmente provoca una respuesta de cuidado y atención por parte de los humanos".
Y así, al agrandar sus ojos para parecerse más a los bebés y fruncir las cejas de tal manera que se parezcan a los seres humanos estando tristes, los perros pueden chantajear emocionalmente a las personas para que les presten más atención, un rasgo que ha demostrado ser extremadamente ventajoso desde una perspectiva evolutiva. Como dicen los investigadores: "los perros se apropiaron la respuesta de cuidado humano. El escenario evolutivo más probable es que los ancestros de los perros deben haber expresado, hasta cierto grado, características que provocaron una respuesta de cuidado y atención por parte de los humanos. Entonces, los humanos de manera consciente o inconsciente favorecieron y, por lo tanto, seleccionaron esas características".
El estudio sugiere que los perros evolucionaron para hacer ojos de cachorro precisamente porque esa expresión facial nos parece linda a los seres humanos, ya que nos recuerda, en cierto modo, a los bebés. Los perros han aprendido que tirar de las cuerdas del corazón humano es la mejor manera de obtener lo que quieren, y en los 33 mil años que han pasado desde que fueron domesticados por primera vez, han evolucionado físicamente para poder verse más tristes, más vulnerables y ser más capaces de manipular emocionalmente.
Entonces, ¿quién está paseando a quién?