En este sentido, el también profesor de Psiquiatría de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), así como investigador en el Howard Hughes Medical Institute, indica que los poetas románticos del siglo XIX argumentaban que la creatividad provenía de las enfermedades mentales, las cuales disminuyen las restricciones que nos imponen la costumbre, las convenciones, y el pensamiento racional, permitiendo al artista explorar fuerzas creadoras inconscientes.
Madrid, 30 de junio (Europa Press).– Los artistas parecen diferentes de otras personas. Como si tuvieran dones especiales de los que el resto de los mortales carecen. Hoy en día sabemos que la creatividad se origina en el cerebro y que tiene una base biológica.
“También sabemos que, si bien ciertas formas de creatividad surgen junto a los trastornos mentales, la capacidad creadora no depende de ninguna enfermedad. Además, el talento creativo es universal. Cada uno de nosotros lo expresa de distintas formas y en diversos grados”, subraya el Premio Nobel de Fisiología/Medicina en el año 2000, Eric R.Kandel en ‘La nueva biología de la mente’ (Paidós).
En este sentido, el también profesor de Psiquiatría de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), así como investigador en el Howard Hughes Medical Institute, indica que los poetas románticos del siglo XIX argumentaban que la creatividad provenía de las enfermedades mentales, las cuales disminuyen las restricciones que nos imponen la costumbre, las convenciones, y el pensamiento racional, permitiendo al artista explorar fuerzas creadoras inconscientes.
“Los románticos no se equivocaban del todo. Para la mayoría no es fácil invocar la capacidad creadora innata. Los científicos, aunque aún tengan que destapar los mecanismos biológicos de la creatividad, han descubierto algunos de sus precursores, uno de los cuales parece estar despojándonos de inhibiciones, permitiendo que nuestra mente vague con más libertad y busque nuevas conexiones entre las ideas. Esa comunión con el inconsciente la comparten todas las personas creativas, pero llama más la atención cuando éstas padecen trastornos mentales”, advierte el Nobel.
Fundador director del Centro de Neurobiología y Conducta del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, Kandel menciona que las personas con esquizofrenia, por ejemplo, así como depresión o trastorno bipolar, suelen expresar sus dotes creativas a través del arte, de la literatura y de la ciencia.
Eso sí, este científico remarca que la idea de que la creatividad esté relacionada con las enfermedades mentales es una “falacia romántica”, ya que según explica, la creatividad no dimana de los trastornos mentales. “Tal y como señala Arnheim, las teorías psiquiátricas actuales sostienen que la psicosis no genera talento artístico, sino que, a lo sumo, libera facultades de la imaginación que, en circunstancias normales, permanecerían bloqueadas por las inhibiciones propias de los convencionalismos sociales y educativos”, añade.
¿MENTES CREATIVAS, MENTES AFLIGIDAS?
Otro investigador, Andreasen, dice que adopta un enfoque algo distinto con respecto a la cuestión de la creatividad y de las enfermedades mentales. “¿Por qué la mayoría de mentes creativas se encuentran entre las más afligidas?”, se pregunta.
El profesor de la Universidad de Columbia señala aquí que los estudios de Andreasen y los de otros muchos investigadores concluyen que la creatividad no está relacionada con el cociente intelectual, ya que muchas personas con un cociente intelectual alto no son especialmente creativas, y viceversa. “La mayor parte de las personas creativas son inteligentes, pero como dice Andreasen, no tienen por qué ser tan inteligentes”, precisa.
Lo que señala que sí averiguó Andreasen es que muchos de los escritores creativos por los que se interesó habían sufrido un trastorno del ánimo en algún momento de su vida, en comparación con sólo el 30 por ciento de los del grupo de control, quienes no eran tan creativos como los escritores, pero tenían un cociente intelectual equiparable.
De la misma manera, el Premio Nobel de Medicina recuerda que Jamison y el psiquiatra Joseph Schildkraut han descubierto que entre el 40 y el 50 por ciento de los escritores y artistas creativos que analizaron sufrían algún trastorno del ánimo, ya fuera depresión o trastorno bipolar.
Andreasen añade que también vislumbró que las personas extremadamente creativas tenían más probabilidades que las de los grupos de control de tener uno o más parientes en primer grado con algún tipo de esquizofrenia. “Ese hallazgo le hizo pensar que algunas personas especialmente creativas deben sus aptitudes a una variante subclínica de la esquizofrenia, que debilita los vínculos asociativos lo bastante como para aumentar su creatividad, pero no para hacerlas enfermar”, apostilla.
Por otro lado, menciona un reciente estudio publicado en Nature Neuroscience que pone de manifiesto que los factores genéticos que aumentan el riesgo de padecer un trastorno bipolar y esquizofrenia son más habituales en las personas que se dedican a los trabajos creativos.
“Los pintores, músicos, escritores, y bailarines tenían, por lo general, un 25 por ciento más de probabilidades de ser portadores de esas variantes génicas que las personas con trabajos considerados menos creativos, como agricultores, obreros y vendedores”, agrega.
Dicho lo cual, Kandel sentencia que las personas que padecen algún trastorno cerebral suelen acceder con más facilidad a ciertos aspectos del inconsciente que aquellas otras que no tienen ninguna enfermedad mental. “Esa diferencia es especialmente significativa cuando hablamos de creatividad. De igual modo, la facilidad que tienen los enfermos mentales para acceder a la creatividad de su mundo inconsciente puede ser emulada, como intentaron demostrar los surrealistas”, sentencia el Premio Nobel de Medicina.