La familia de Mariela Vanessa Díaz Valverde, joven estudiante desaparecida, acusa que la pasividad de PGJ-CdMx ha provocado que se pierda información que podría ser relevante en la búsqueda, como el caso de los videos del último lugar donde pudo haber estado por última vez. Por esa razón, los familiares llevaron el caso ante la PGR; sin embargo, ahí tampoco han obtenido respuesta.
Han pasado más de dos meses y Mariela Vanessa está clasificada como persona “extraviada y no como “desaparecida”.
“Tenemos esperanza pero con esos retrasos de las autoridades cada día que pasa es más difícil” reclama su hermana Gabriela.
Ciudad de México, 30 de junio (SinEmbargo).- La familia de Mariela Vanessa Díaz Valverde, estudiante de segundo semestre de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de México (UNAM), denunció que las autoridades capitalinas se mantienen renuentes a investigar y buscar efectivamente a la joven como persona desaparecida.
La “pasividad” de la dependencia capitalina, acusan, ya provocó la pérdida de información que podría ser relevante en la búsqueda, como la de los videos ubicados en el área del último rastro.
Mariela Vanessa lleva dos meses desaparecida y su familia no cree que la joven se haya ido por su propia voluntad, pues “no tiene a dónde [ir]” y, además, sus anteojos, ahorros, y sus cosas siguen en casa.
No obstante, en el Ministerio Público del Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes (Capea) no lo ven así: la ausencia de Mariela está clasificada como “extravío y no como desaparición”.
“La siguen catalogando como ausente porque no han arrojado ninguna incidido delictivo, dicen ellos”, reclama su hermana Gabriela Díaz.
Gabriela explica que al estar “en la calidad de ausente no es la misma búsqueda que se hace si fuera persona desaparecida. Como ellos no descartan nada, creen que ella sigue bien por ahí, bien como si nada”.
“No es posible que hasta la fecha no tengamos nada aún, no hay respuesta, nadie desaparece así nada más. Sólo queremos saber dónde está. No sabemos si está bien”, agrega.
Gabriela explica que Vanessa es una chica introvertida, tímida y “muy reservada”, a quien le gusta escribir.
La joven dice que su hermana manifestó algo inusual: “días antes de su desaparición jamás la vi rara, ni preocupada. Normal. Como cada días, con las preocupaciones normales, de fin de la escuela, de final de semestre, pero de ahí en fuera nunca me dio nada de que alguien la estuviese hostigando de alguna forma”.
“PERDIERON INFORMACION”
Gabriela se cuestiona el cómo las autoridades van a encontrar indicios para determinar si su hermana está en riesgo o hay algún delito que cambiar su status, si de principio no ha visto una investigación seria y acusa que “se ha perdido mucha información que pudo haber ayudado con el paradero de mi hermana”.
Gabriela ejemplificó que los agentes no fueron a pedir los videos de las cámaras particulares, solo hasta que la familia lo solicitó.
“Nosotros pedimos ver los videos, y las cámaras del C2, pero no hicieron los trámites oportunos y con el tiempo que se perdió, no se pudo obtener las imágenes”, apunta.
Añade que el personal de la instancia capitalina “no ha visto sus conversaciones [de Vanessa]. Nada”.
Tanto los familiares de Vanessa como Víctor Caballero, su abogado, denuncian que la procuraduría capitalina toma con apatía la información que ellos mismos recabaron.
El litigante explica que la familia entregó la computadora para que tuvieran información a la Policía Cibernética, pero que el análisis de la unidad de investigación consistió solo en “hacer una descripción de la computadora, y revisar el historial”.
El abogado señaló que la Policía no ingresó a la redes sociales de Mariela porque tenían las contraseñas.
Hace semana y media, añade Gabriela, las autoridades remitieron la computadora a la Procuraduría General de la República (PGR) y aún no respuesta de la dependencia federal. “Tampoco hay respuesta del perfil psicológico de Mariela”, abunda.
Los trámites y procesos, recrimina la joven, son para determinar apenas si ella en realidad huyó por su cuenta y aún no resuelven.
RECVICTIMINAR
Mariela desapareció la mañana del 27 de abril. La alumna de la UNAM salió de su casa en al colonia Fuego Nuevo, Delegación Iztapalapa, Ciudad de México. Su hermana menor, que estaba en cama, escuchó cuando la joven se marchó alrededor de las 8 de la mañana.
La familia notó que algo estaba mal cuando llegó la noche y la joven no retornaba a casa. Lo que era muy inusual.
“Mi mamá llega del trabajo y se preocupa porque no ve a mi hermana. Ya eran 10 de la noche”, ilustra la familiar.
Después de varias llamadas infructuosas al celular de la chica, la madre acudió a la escuela a buscarla, sin embargo, el plantel ya estaba cerrado.
Posterior a eso, se dirigió al Ministerio Público en donde le comentaron que ella debía de llamar a Locatel y, esperar, para poner la denuncia formal.
“Nosotros Sabemos que algo malo le pasó, en ese momento, que no es algo normal que ella falte a la casa. Tenemos un poco esperanza porque su celular seguía sonando, pensamos que las autoridades iban a actuar en tiempo y forma, pero no fue así”, lamenta.
Gabriela recordó que la familia entregó al MP los datos de geolocalización de su celular y fue hasta tres semanas después cuando ingresaron a la zona del Cerro de la Estrella con binomios caninos para buscar algún rastro de Mariela.
La joven manifiesta que su hermana y su familia han sido revictimizados y relata que cuando pidieron rastrear el celular y entregaron a las autoridades la computadora de la joven, los funcionarios mostraron resistencia para aceptar los aparatos.
“Nos vieron con cara de ¡Qué exageradas! Aceptaron la computadora pero así como de ‘pues ya que…’”, ilustra.
La entrevistada afirma que aún esperan encontrar a la joven estudiante: “Tenemos esperanza pero con esos retrasos de las autoridades cada día que pasa es más difícil” puntualiza.