Las armas fantasmas constituyen una fracción del armamento de los cárteles. Pero México no puede permitirse el lujo de ensamblar en el país una gran cantidad de armas fantasmas, dado el aumento de la potencia de fuego y la violencia armada por parte de los grupos criminales.
Por Scott Mistler-Ferguson
Ciudad de México, 30 de abril (InsightCrime).– El caso de un ciudadano estadounidense que recibió piezas de contrabando de AR-15 en México y ensambló las armas para dos de los cárteles más violentos del país es un indicio de que dichas armas de fuego, conocidas como “armas fantasma”, podrían convertirse en parte de los arsenales de los cárteles.
Andrew Scott Pierson, de Oklahoma, se hacía enviar de contrabando diversas piezas de armas AR-15 a su taller de mecánica en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, México, donde las convertía en armas funcionales utilizadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel del Noreste (CDN), como lo indica un memorando de sentencia presentado ante un tribunal federal de Estados Unidos en Arkansas. El pasado 20 de abril, Pierson recibió una sentencia de 12 años de prisión por su papel en la conspiración de tráfico de armas, mediante la cual pedía que las partes de armas de fuego encontradas en Internet le fueran enviadas a Laredo, Texas, para luego hacerlas pasar por la frontera.
Hoy la corte del distrito este de Arkansas dictó sentencia contra el 🇺🇸 Andrew Scott Pierson por su papel en abastecer de armas al cártel del Noreste y el CJNG. Estamos comprometidos con la #SeguridadCompartida y con trastornar el tráfico de armas.https://t.co/xmR9PDelzt
— Embajador Ken Salazar (@USAmbMex) April 21, 2022
Cuando las autoridades allanaron el taller de Pierson en 2018, descubrieron una gran cantidad de piezas y maquinaria utilizada para fabricar las llamadas “armas fantasma”, como prensas de doblado de metal para receptores de rifles de asalto y receptores AR-15 y AK parcialmente fresados.
Las armas de asalto venían incluso con una marquilla falsa de Colt, el principal fabricante de armas en Estados Unidos.
Los cárteles de México ya han utilizado armas ensambladas en el país previamente. En 2020, en el atentado contra el jefe de la Policía de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, los hombres del CJNG utilizaron algunas armas que fueron fabricadas en el país, según un informe de Milenio del pasado mes de marzo en el que se consultó a funcionarios de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (US Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives, ATF).
En esa ocasión, más de dos docenas de hombres armados emboscaron el vehículo blindado de Harfuch, disparándole más de 400 veces con rifles de asalto y lanzagranadas.
Según el informe de Milenio, la ATF afirma que los grupos criminales de México, incluido el CJNG, están obteniendo armas ensambladas en su propio país.
“En años recientes hemos encontrado armas que se fabricaron en México y que fueron etiquetadas con marcas estadounidenses para aumentar su valor, pero estas son caseras”, afirma Timothy Sloan, jefe de la ATF en México, en un informe de Milenio.
Ya en 2017, Milenio informaba que se habían hallado siete armas caseras en el estado de Michoacán. Todas llevaban el logotipo pirata de Colt.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Las armas fantasmas constituyen una fracción del armamento de los cárteles. Pero México no puede permitirse el lujo de ensamblar en el país una gran cantidad de armas fantasmas, dado el aumento de la potencia de fuego y la violencia armada por parte de los grupos criminales.
Las armas fantasma se han convertido en sinónimo de armas de fuego que no llevan número de serie y que se ensamblan utilizando kits comprados en línea. El componente más importante en su fabricación es un receptor inacabado, la pieza inferior del arma que contiene el mecanismo de disparo. Aunque la administración del presidente Joe Biden ha prometido controlar la fabricación y venta de dichas piezas, los receptores, que se suelen conocer como “receptores del 80 por ciento”, no se consideran armas de fuego y no están sujetos a las mismas regulaciones. Sin embargo, con pocas modificaciones se pueden convertir en armas con pleno funcionamiento.
Si bien la mayoría de las veces se compran en línea, los receptores de armas fantasma también pueden ser fresados por personas que posean los equipos adecuados, como una máquina CNC Ghost Gunner hallada por las autoridades en el taller de mecánica de Pierson.
Sin embargo, Ioan Grillo, autor del libro “Blood Gun Money”, le dijo a InSight Crime que las armas fantasma representan apenas un pequeño porcentaje del armamento de los carteles.
Si bien dichas armas solo se pueden relacionar con un crimen mediante análisis balístico, todavía no son las preferidas por los grupos del crimen organizado de México. Según Grillo, siguen siendo relativamente poco confiables en comparación con las armas de fuego que se fabrican en Estados Unidos y que han pasado por procesos de comprobación y verificación.
“No tienen una necesidad real de hacerlo en este momento”, dice Grillo refiriéndose a las armas fantasma fabricadas por los grupos criminales. Los carteles “todavía pueden comprar muy fácilmente armas de fuego ensambladas y serializadas en tiendas de Estados Unidos y traerlas a México”.
La fabricación y ensamble de armas en México no es un fenómeno nuevo. Este tipo de armas fueron descubiertas ya en 2014 en Jalisco, el estado natal del CJNG. Sin embargo, la modificación de rifles y lanzagranadas para hacerlos más letales es mucho más común entre los carteles, según explica Grillo. “Algo muy común es convertir rifles semiautomáticos en rifles totalmente automáticos”, dice. Asimismo, disponen de armerías donde pueden ajustar los lanzagranadas para disparar granadas de fragmentación más grandes.