Ricardo Anaya Cortés, candidato de “Por México al Frente”, no se niega a la posibilidad de abrazar a militantes y simpatizantes de cualquier partido político para llegar a la Presidencia de la República. Ante el rumor de una posible mega alianza entre PAN y PRI, según él, están descartados “los acuerdos cupulares”.
Analistas consultados por SinEmbargo coinciden que la fuerza electoral del frentista no le alcanza para vencer a Andrés Manuel López Obrador y que ya es muy tarde para pactar con el PRI. La opción de Anaya, dicen, es luchar por el voto útil de priistas y aliados del tricolor, porque su candidato, Jose Antonio Meade Kuribreña, no levanta.
En dos meses, plantearon los expertos, todo puede pasar. Aunque para ganar, Anaya requeriría de un pacto y del voto corporativo que emane de él, además del voto útil. Pero no hay garantías de que pueda lograrlo y que, de hacerlo, le asegure llegar a Los Pinos.
Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).- Los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) podrían unir fuerzas para vencer al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Pero este tipo de dinámica, refirieron politólogos, podría darse sólo por debajo del agua y no garantizaría la victoria.
Los académicos entrevistados por SinEmbargo explicaron que lo que no se logre por medio del voto corporativo -el que está dirigido por las cúpulas de los partidos políticos- tampoco se logrará con el voto útil -el sufragio movilizado para evitar que un candidato indeseado llegue a un determinado puesto- que sólo es determinante en elecciones cerradas.
El candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, Andrés Manuel López Obrador, se mantiene hasta ahora como el puntero en las encuestas electorales. Y su más cercano oponente en la carrera presidencial es Ricardo Anaya Cortés, de la unión partidista “Por México Al Frente”.
Faltan dos meses para la elección presidencial y López Obrador mantiene una ventaja de hasta 20 puntos en las encuestas. Para derrotar al político tabasqueño, desde hace días, integrantes del equipo de Anaya sugirieron la posibilidad de una alianza de fuerzas contra “el peje”, incluidos los representantes de la coalición “Todos Por México” (PRI, PVEM y Panal).
Hoy, el país amanece con especulaciones sobre un posible vínculo entre Ricardo Anaya Cortés y Jose Antonio Meade Kuribreña (de “Todos Por México”). El rumor vivificó luego de que el panista comentara, en un foro a puerta cerrada realizado por Citibanamex el pasado viernes, que está “absolutamente abierto” a incluir a otros a su campaña para que lo ayuden a vencer a López Obrador. Presionado por el entrevistador Leonardo Curzio Gutiérrez, no descartó entonces cerrar filas con el PRI y con el Presidente Enrique Peña Nieto.
Una simple mirada a la matemática detrás de la idea, muestra el atractivo que tiene para los impulsores del “nunca López Obrador”. Particularmente los inversionistas que piensan que las políticas defendidas por el izquierdista ex Jefe de Gobierno del otrora Distrito Federal, dañarían la economía. López Obrador tiene un 46.6 por ciento de apoyo en el Barómetro Electoral Bloomberg más reciente. Anaya y Meade tienen un 46.5 por ciento en conjunto (es importante destacar que el Barómetro aún no ha sido actualizado porque no se han publicado nuevas encuestas nacionales desde el 20 de abril).
Anaya, no obstante, recapituló ayer. Dijo estar dispuesto a recibir en su proyecto a toda la ciudadanía -militantes y no militantes de cualquier índole- para “unir fuerzas” y vencer a López Obrador. Según el político queretano no sugirió “un asunto de acuerdos cupulares” con el Presidente Enrique Peña Nieto, “ni con los líderes, ni con los candidatos” de otros partidos, sino un llamado a la sociedad para que lo apoye con su voto.
Sin embargo, Jorge Castañeda, uno de los principales asesores de Anaya, ya había deslizado la posibilidad de un acercamiento con el partido tricolor en la contienda electoral, sobre todo si José Antonio Meade Kuribreña no repunta en las encuestas.
“No quiero descartar nada, los números son lo que son y creo que podemos encontrar en las búsquedas nuevos acercamientos y afinidades”, dijo el ex Canciller en entrevista con el periodista René Delgado de Reforma.
Al igual que su candidato, a las pocas horas, negó una negociación con el partido oficial.
“Cuando hay un enemigo mayor”, no es descabellada la idea de pensar una alianza entre el PRI y el PAN, explicó el doctor José Fernández Santillán, analista político del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). No obstante, refirió que no sería suficiente una alianza para ganarle a López Obrador porque “no es solamente la suma de votos”. También necesitarían “desenmascarar a López Obrador” (o acabar con el mito que es).
Con Fernández coincidió el doctor José Antonio Crespo, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), quien dijo que, dada la confrontación entre estos dos partidos, ve “difícil” un acuerdo, por más tácito que sea.
El especialista en sociología política pronosticó que si se da, no sólo sería “tardío” sino “ineficaz”, ya que el voto del PRI y del Partido Nueva Alianza (Panal) tiene “más identificación ideológica con López Obrador” que con el PAN. Esos priistas de base y el Panal del magisterio, dijo, “tienen la misma matriz ideológica de López Obrador, que es el priismo previo al neoliberalismo de los sesenta o setenta”.
Para el maestro Felipe de la O Lopez, especialista en demoscopía y opinión pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “la estrategia de Anaya es posicionarse como el segundo viable, cosa que también está haciendo el candidato del PRI [Jose Antonio Meade Kuribreña]”.
En ese talante, comentó que es más lógico pensar en la atracción del voto útil que en un engranaje tan complejo como una posible “declinación”, que requeriría una movilización de toda una estructura y que no garantiza el voto efectivo a favor del PAN. Apuntó que lo que Anaya busca es impulsar la idea del “frente amplio”; atraer votantes indecisos de parte del PRI; y reflejar que él es el “segundo viable” para captar el voto útil (no sólo del PRI, sino en general).
“La idea del voto útil responde a la necesidad de atraer algunos de los electores y algunos de los líderes políticos, de cada uno de esos partidos, para posicionarse de cara a la elección”, explicó el analista. Los votantes que vean que su primera opción no tiene posibilidad de victoria, elegirán al “segundo menos malo” y allí, dijo, entra la posibilidad de Anaya de ganar votos.
En su balance, Fernández, Crespo, de la O, además del doctor Carlos Luis Sánchez y Sánchez, analista político de la FCPyS de la UNAM, observaron un difícil caldo de cultivo para la unión PRI y PAN, aunque no imposible. “Eso no quita que los candidatos, como suelen hacer, llamen al voto útil de las bases de otros partidos para votar por ellos, haya o no haya acuerdo con la cúpula. Lo ha hecho López Obrador; lo está haciendo Anaya; Meade también está diciendo ‘bienvenido el voto útil de los panistas… pero para mí’”, agregó Crespo.
No obstante, según Sánchez y Sánchez, “el voto útil sólo es decisivo cuando la elección está cerrada”. Y sobre el voto corporativo -por ejemplo, el del PRI- mencionó que “sí podría terminar apoyando a Anaya”, aunque como explicaron los otros analistas, siempre está la posibilidad de que en el secreto de las urnas, hasta el voto clientelar y corporativo se decida por el político tabasqueño. Esa falta de garantías, explicaron, las vimos en 2006, cuando a pesar del acuerdo entre Felipe Calderón Hinojosa y Elba Esther Gordillo, muchos de los votos del magisterio fueron a parar con el obradorismo.
EL “PRIAN” ¿CONTRAATACA?
No obstante que Ricardo Anaya Cortés haya negado la posibilidad de un acuerdo entre el PAN y el PRI, o que los mismos priistas -como el ex Gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdés- desechen la idea de cerrar fuerzas con el blanquiazul, parte del imaginario público alberga la idea de una posible mancuerna entre ambos partidos, lo que se conoce como “PRIAN”.
Según Fernández Santillán, “el ‘PRIAN’ nace con Carlos Salinas de Gortari” para llevar al cabo reformas constituciones porque “ya no le alcanzaban los votos del PRI”. Diego Fernández de Cevallos, Luis H. Álvarez y Carlos Castillo Peraza “fueron los que negociaron esta vinculación y este apoyo”, recordó.
La resultante fue un programa pragmático de coalición que se repitió con Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa. Con Peña Nieto, en cambio, existió el “Pacto Por México” en 2012, “que fue un acuerdo parlamentario al que le faltó un gobierno de coalición. Es decir, que los acuerdos firmados se transformaran también en un gobierno compartido, incluyente”.
Además, como señala Crespo del CIDE, el problema actual es que “hay una confrontación que no habíamos visto entre el PRI y el PAN desde 1988. Me refiero a antes de la elección, que dificulta el que haya estos acuerdos. Acuerdos que sí asumimos que existieron en otras elecciones y aquí es muy difícil porque se han golpeado, se han hecho daño” ambos partidos.
Los desencuentros entre los dos institutos políticos, coincidieron Fernández y Crespo, “sólo benefician a AMLO”. Y como dijo Fernández, la opción del voto útil será opción si Anaya “cambia su actitud frente al PRI y frente al Presidente de la República, que dijo que lo metería a la cárcel. Eso fue una torpeza porque se pone al Presidente no a la defensiva, sino al ataque contra él”.
A pesar de las dificultades, el analista del ITESM recordó que aún “hay una franja entre los partidarios de López Obrador, que más o menos será como un 30 por ciento, que todavía puede cambiar su voto”. Esto concuerda con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky que indica que, el 42.2 por ciento de los votos a favor de AMLO, hasta abril de 2018, eran “volátiles”.
Además hay un colchón electoral, refiere la casa encuestadora.
“De los 75 puntos porcentuales que declaran alguna preferencia, existe 19 por ciento del total de ciudadanos que afirma que aún puede modificar su preferencia en la campaña. Ese es el elemento que permite afirmar que no hay ningún resultado seguro y a ese grupo es al que se dirigen los candidatos y partidos”, dice.
Estos sufragios volátiles ascienden a 16 millones, que son suficientes para decidir una elección, concordaron los especialistas. Pero a dos meses de la elección presidencial, dijeron, es muy difícil que Anaya pueda cosecharlos todos. Además falta ver que el 32 por ciento de los votos volátiles del panista -según la tendencia electoral de momento- se queden con él.
Por el momento, el voto duro de AMLO (18.7 millones de votos según Mitofsky) supera al de sus adversarios Anaya (13.5 millones) y Meade (12.1 millones). En dos meses, señalaron los expertos consultados, todo puede pasar; pero para ganar, Anaya requeriría de un pacto y del voto corporativo que emane de él, además del voto útil. Aunque no hay garantías de que pueda lograrlo y que, de hacerlo, le asegure llegar a Los Pinos. Mientras tanto, en el imaginario colectivo, el PRIAN está vigente.