Virus de la intrascendencia, editado por Corvus, es un libro de cuentos con una estructura y temática kafkiana. Lo onírico se funde con la realidad, e irrumpe lo fantástico. SinEmbargo, habló con su autor.
Ciudad de México, 30 de marzo (SinEmbargo).– Martín Kitch está de regreso con una antología de 17 historias pesadillescas que se enmarcan en los 100 años de la muerte del escritor bohemio Franz Kafka, relatos en donde los personas “están enclavados en la intrascendencia, pero siempre buscando un drama profundo, simbólico, interior de los personajes”.
“Son personajes que de una u otra manera son trágicos. Pareciera que hay una normalidad, que hay una situación pesadillesca siempre, muy simbólica, pero los personajes se debaten en dilemas internos que los van convirtiendo precisamente en esta situación del título: Virus de la intrascendencia (Corvus)”, compartió el autor en entrevista con SinEmbargo.
Los personajes de Kitch en la mayoría de las historias están sujetos a los designios de la violencia, ya sea que la ejerzan o que de alguna manera la padecen. “Estas historias están enmarcadas en esta época de grandes cambios, de violencia, de personajes que sucumben ante una realidad muy adversa, que están marcados de un conflicto permanente”.
“Está allí de una u otra manera la violencia que de una u otra manera se les impone y siempre están en este juego, en este dilema, de cómo enfrentar esos avatares de esta época, están ahí inmersos en juegos profundos, pero también es muy simbólica esta violencia a veces, es decir, a mí me interesa mucho lo que se está leyendo en la profundidad de las historias o lo que el lector pueda interpretar con estas historias, marcadas de una u otra manera en situaciones complejas y adversas”.
—¿Cómo fueron naciendo estas historias, desde hace cuánto te acompañan?
—Estas historias siempre me han acompañado, al final de cuentas uno va creando una Literatura con respecto a un estilo. A mí me interesa en especial el lenguaje, tejiéndolo de manera fina, rigurosa, que las historias estén envueltas en una atmósfera interesante, que fluya, que realmente el lector se vaya compenetrando a lo que yo busco, que es el asombro. A mí me interesa que el lector de una u otra manera a partir del lenguaje, a partir de esa armonía, los lectores entren a un mundo muy complejo, muy onírico, pesadillesco y, entonces, la manera adecuada que yo tengo para seducir a los lectores, en primera instancia, es el lenguaje.
Las historias, de igual forma, quedan impregnadas de una atmósfera de cambios, cual si fueran Gregorio Samsa. Su transformación sea cual fuera implica que se encierren en ellos mismos, ya sea en su vida, en su entorno, en sus aspectos violentos, en sus dudas.
“siempre hay una situación movediza, personajes que están a cada momento metamorfosisándose, por decir así, o en esa transformación constante. hay connotaciones fundamentales de estos personajes que a diario, en su situaciones, se van transformando a ellos mismos, en su propia realidad, pero sí hay un cambio constante de su entorno, de ellos mismos”.