Después de casi seis meses apartado del circuito por lesión y 476 días después de ganar su último Roland Garros, Rafael Nadal consiguió elevar su cosecha de títulos a veintiuno, más que nadie en la historia de este deporte.
Melbourne (Australia), 30 ene (EFE).- En una final épica que formará parte de la historia del tenis, el español Rafael Nadal se sobrepuso a la pérdida de los dos primeros sets contra el ruso Daniil Medvedev para conquistar el Abierto de Australia por 2-6, 6-7(5), 6-4, 6-4 y 7-5 y convertirse en el primer jugador de la historia que gana 21 títulos Grand Slam.
“Ha sido una de las gestas más emocionales de mi carrera. Es increíble, un mes y medio no sabía si iba a jugar a tenis de nuevo y ahora estoy aquí con este trofeo”, comentó tras finalizar el encuentro, pasada la una de la madruga y que duró cinco horas y 25 minutos de partido.
El balear completó una de las gestas más inverosímiles de la historia del deporte después de llegar al major aussie tras seis meses sin competir por lesión y superar en la final en cinco sets, que duraron cinco horas y 24 minutos, al favorito Daniil Medvedev, y de esta manera superar la barrera de los 20 grandes compartida con el suizo Roger Federer y el serbio Novak Djokovic.
Se sobrepuso tanto al inicio demoledor del moscovita, como al traspié psicológico de perder un segundo set en el que desperdició un 5-3 favorable, para acabar reencontrándose con un tenis brillante que desfondó a Medvedev en la quinta manga.
Nadal se convirtió en el primer tenista en remontar dos sets de desventaja en la final del Abierto de Australia desde la gesta del local Roy Emerson en 1965.
Un imperial Medvedev en el inicio redujo a Nadal a una tímida versión tenística después de sumar un único juego al servicio, el inaugural que duró siete minutos, sin conceder una pelota de rotura.
No funcionó la insistencia del balear con su derecha alta sobre un revés aniquilador del ruso que mantuvo al sexto favorito alejado de cualquier posición para hacer daño en pista.
Medvedev, que sumó tan sólo cinco errores no forzados en la primera manga, conectó cinco juegos de forma consecutiva después de robarle en blanco los últimos juegos al saque del español.
Nadal, que mejoró su servicio considerablemente en el primer tramo de su choque ante Berrettini en semifinales, cerró la primera manga con unos alarmantes ocho puntos con el saque.
Al contrario, el ruso cuajó cuatro servicios directos y se apuntó un 82 por ciento de primeros en juego que amansaron los gritos iniciales animando al tenista de Manacor.
En el inicio del segundo, Nadal celebró con energía un punto por primera vez en cinco juegos y devolvió la ilusión a un público entusiasmado con presenciar el título slam número 21.
Pudo intimidar el servicio del frío Medvedev cuando el marcador lucía un 3-1, después de llevarse el peloteo más largo de lo que llevaban de partido, con un intercambio de hasta cuarenta golpes.
El balear, que ganó en dinamismo para utilizar más su derecha y dominar, no aprovechó una ventaja de 5-3 y saque, después de que el moscovita rompiera tras un fatídico y eterno juego que contó hasta con la invasión de un espontáneo.
La mujer que saltó a la pista por una de las esquinas de la Rod Laver mostró un cartel de apoyo a los refugiados que se alojan en el mismo centro que se hospedó el serbio Novak Djokovic tras la cancelación de su visa.
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Ambos tenistas mantuvieron sus saques y enviaron el partido a un juego de desempate en el que el vigente campeón del major neoyorquino se lo apuntó al salvar e imponerse a dos mini roturas de desventaja.
Nadal acumuló en el segundo set 14 golpes ganadores y 20 errores no forzados que se vieron eclipsados por los 17 y 13 de su contrincante.
El campeón de 20 grandes desaprovechó una pelota rotura en el primer juego del tercer set y ambos tenistas blindaron sus servicios en los primeros juegos.
Medvedev siguió desbaratando el plan de Nadal por acortar los puntos con subidas a la red al acumular un sinfín de pasantes por ambos flancos.
Sin embargo, cuando el de Manacor se asomó al abismo después de ofrecer un 0-40 con su saque en el 2-3, su pundonor característico relució para traerle de vuelta al juego y a la final.
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El moscovita, que mantuvo su concentración herméticamente hasta ese momento, perdió por primera vez los nervios con una grada que insistía con la remontada de un Nadal que pegó un zarpazo en forma de pasante de derecha, para lograr una rotura que le acabó dando el tercer set.
En el cuarto set, Nadal se avanzó al romper cuando el marcador lucía un 1-1 y el ruso, que parecía exhausto tras recibir tratamiento médico en el muslo, reavivó al replicarle con otro break.
Las sensaciones de pelota eran mucho más limpias para el balear y aprovechó su nueva adrenalina para repetir una inverosímil pasante cruzada con su drive que levantó al público de sus asientos.
Los nervios de Medvedev florecieron por segunda vez después de decirle al juez de silla australiano que no insistiera con sus intentos por hacer callar al público porque estos eran “idiotas”.
Finalmente, el español sacó un crucial 15-40 con su servicio, con el 4-3 a su favor que acabaría siendo vital para llevarse la segunda pelota de set que dispuso, con un servicio en blanco.
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En el set definitivo, cuando todo parecía visto para la sentencia tras un giro inesperado a favor de Nadal, el moscovita sacó un 30-0 al resto para ejecutar una rotura que provocó una tímida sonrisa de desesperación en el rostro de Nadal.
Sin embargo, la determinación del sexto favorito no aflojó e intimidó de nuevo a Medvedev para volver a poner en bandeja un título 21 que acabaría sellando al confirmar un brillante juego al servicio, que cerró con una volea cruzada.
Tiró la raqueta, lanzó la pelota con el pie a la grada y festejó con el puño para celebrar su condición de mejor jugador de la historia con mayor número de títulos de Grand Slam.
Se acercó a la red para felicitar el esfuerzo titánico de Medvedev, que volvió a demostrar su candidatura para dominar el circuito en los próximos años, y se dirigió a fundirse en un abrazo con cada uno de los miembros de su equipo.
Se convirtió en la cuarta persona con mayor títulos de Grand Slam en una lista liderada por la australiana Margaret Court con 24, la estadounidense Serena Williams con 23 y la alemana Steffi Graf con 22.
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También se confirmó como el segundo jugador de la Era Open, por detrás del serbio Djokovic, en ganar cada uno de los campeonatos major por partida doble.
También pasó a ser el tercer tenista más veterano en alcanzar la gloria en un slam con 35 años y 241 días y se situó por detrás del local Ken Rosewall con 37 años y 62 días y Federer con 36 años y 173 días.
Tras sus coronas en el Melbourne Summer Set y en el Abierto de Estados Unidos, el balear se hizo con el título número 90 en el circuito y se quedó por detrás de Jimmy Connors (109), Federer (103) y Lendl (95).
La gesta del español eclipsó la baja de un Djokovic que no disputó la competición después de que el Gobierno australiano le cancelara por segunda vez su visado, por ser considerado una amenaza para la comunidad antivacuna del país oceánico.