Ciudad de México, 30 de enero (SinEmbargo).- El Consejo Mundial de Boxeo presume que esta disciplina tiene su origen en el año 6000 antes de cristo. Como la vida misma, todo empezó en África. En el actual territorio de Etiopía se realizaban combates que se fueron difundiendo hacía varias civilizaciones. El arte de los puños fue uno de los primeros deportes en hacerse presente en una justa olímpica, hasta que la influencia del cristianismo provocó una decaída pasional entre los que lo practicaban. Fue hasta 1711 cuando se utilizó por primera vez la palabra boxing para referirse a esta actividad. Una historia llena de magnetismo que perdura hasta nuestros días. Es por esta importancia que varios legisladores han pedido a Jesús Mena, director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), realizar un homenaje al recién fallecido José Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
A quien muchos pugilistas le decían “papá”, fue venerado con un premio Guinness cuando cumplió 35 años al frente del organismo boxístico en 2010. Un hombre entregado a la milenaria disciplina desde que cumplió 16 años, cuando se convirtió en miembro de la comisión de boxeo en San Luis Potosí, ha dejado un legado tan grande como el hueco administrativo que significa su partida. En 2007 había sido inducido en el selecto Salón de la Fama del box debido a su labor significativa para promover el arte de los puños alrededor del mundo. A la par de su función tuvo ciertas controversias que lo acusaron de corrupto. Don José siempre se defendió y desde el organismo nunca pudieron afectar la reputación.
El Pleno de la Comisión Permanente lanzó un comunicado donde le hace la petición pública a Mena para que realice el reconocimiento póstumo a quien consideran una figura importante del deporte mexicano. Cuando José Sulaimán tomó el mando del CMB, el organismo tenía solo 21 países miembros, hoy en día, suman 164. La labor de propaganda fue gracias a un crecimiento en las peticiones pasionales de millones de seres humanos. A la par del crecimiento de numerosos campeones, la fama del mandatario mexicano fue creciendo ganándose el respeto de boxeadores, promotores e inversionistas.
Alcanzando una época como boxeador amateur, fue desde los escritorios donde su legado cobró una fuerza sin precedentes, no sin antes probar como réferi, juez y promotor. Su alcance tuvo grandes repercusiones. En su sepelio, Julio César Chávez, ídolo absoluto del boxeo mexicano lo describió como una figura paterna. La multitudinaria despedida estuvo llena de reporteros quienes se preguntaban el destino del CMB. Los reflectores apuntan a su hijo Mauricio quien se desmarcó de inmediato de los rumores. El adiós de un personaje tan venerado no ha pasado desapercibido por el congreso quienes se han puesto en la tarea de reconocerlo. Mientras en muchas partes del mundo es satanizado, el box tiene una relevancia importante en territorio mexicano, casi como un asunto de estado.
José Sulaimán Chagnón está en boca de los legisladores. En plena crisis desde Michoacán, los esfuerzos por reconocer a un emblema pugilístico. Para la Comisión, desde que el mexicano fue electo presidente en 1968, “hubo una enorme preocupación del CMB por el boxeador, su salud e integridad física, algo que no fuera un tema muy importante para quienes dirigieran al boxeo mundial con anterioridad a Sulaimán”, puntualiza el comunicado. Desde la CONADE se espera algún pronunciamiento mientras el CMB se ha puesto un plazo de tres meses para definir a su nuevo mandatario.
