Arly Velásquez, el único atleta mexicano en los Juegos Paralímpicos de Sochi 2014

30/01/2014 - 1:00 am
Foto: Facebook
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Ciudad de México, 30 de enero (SinEmbargo).– La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) realiza un control antidopaje a cada atleta que representará a México en cada justa de importancia. Para Sochi 2014, el proceso no tuvo ninguna excepció. Hubertus von Hohenlohe, único deportista nacional en la justa rusa y quien ha alcanzado revuelo mediático por su excéntrica forma de vida, llegó con un look de cantante pop al laboratorio del organismo para realizar los exámenes de rutina. A su lado, un joven sonriente en silla de ruedas lo saludó. Arly Velásquez iba a lo mismo que el dueño de los reflectores los últimos días, pero con miras a la competencia paralímpica que se llevará acabo tras la justa convencional.

La edición 11 de los Juegos Paralímpicos invernales tendrá participación nacional de la mano de un solo atleta. Entre el 7 y el 16 de marzo, Sochi albergará la justa, siendo la primera ciudad rusa en hacerlo. A diferencia de lo que pasa con Hubertus, quien solo va con la convicción de competir, Velásquez se encuentra entre los primeros 15 del mundo en Monoski. A sus 25 años, sigue manteniendo la sonrisa intacta después de un largo camino lleno de baches que a otro hubiesen derrumbado por completo. Fuerte en lo mental, fu su amor por el deporte lo que lo catapultó como un atleta de alto rendimiento con la nieve de superficie.

Originario de Cancún, se enamoró del deporte desde que era muy niño. Su capacidad para aventurarse en nuevas disciplinas le dieron un toque de adrenalina extra. A los 11 años comenzó a incursionar en el downhill. Un descenso en bicicleta de montaña le daría los motivos suficientes para entender la vida de otro modo. Un chip competitivo se le metió en el cuerpo y ni el duro golpe algunos meses después, lo hicieron desistir de su más grande pasión. Antes de cumplir los 13 sufrió una caída mientras bajaba por el terreno dispar con sus manos en su bicicleta. El diagnóstico fue contundente. Las lesiones en la columna vertebral y la médula espinal, interrumpieron su paso triunfal con varios campeonatos juveniles. “Tuve que dedicar casi tres años a la rehabilitación”, declaró al diario La Afición.

Entonces fue cuando su mente tomó el rumbo de su vida no dejándolo caer en depresiones. Consciente de su nueva condición física, probó con otras disciplinas como basquetbol, lanzamiento de disco o jabalina. “También experimenté pista de 100, 200 y 400 metros. Handcycle de 12 y 40 kilómetros. Tenía que superar el hecho de que no podía volver a subirme a una bicicleta”, cuenta. Testarudo, fue hasta 2009 cuando encontró su nueva pasión. En una prueba para los Juegos Olímpicos invernales de Vancouver, tomó el monoski y su vida tuvo un nuevo sentido. “Este deporte es el más desarrollado para personas con algún tipo de discapacidad”, aclara. Con grandes virtudes físicas, clasificó a la justa canadiense.

Un accidente le cambió la vida. Su mayor logró fue no abandonarse. Sus atributos deportivos se adaptaron igual o mejor que su nueva condición. “Perdí el control de las piernas, pero gané armonía con mi alma”, afirma. Hubertus se topó con él y se mostró contento de no estar solo en la aventura. El príncipe de origen alemán, le prometió hacerle un diseño de charro igual al suyo con el que se aparecerá en Sochi desde el próximo mes. Velásquez hará su debut un mes después, en sus segundos Juegos Paralímpicos, con ganas de seguir incrementando un legado honorable hecho desde lo que para muchos pudo haber sido el fin.

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