El principal ingreso proviene del turismo y, debido a la pandemia, apenas unas 40 mil personas visitaron el año pasado los poco más de 10 santuarios invernales de las mariposas, un considerable descenso respecto a los 80 mil visitantes de años anteriores.
Por Lissette Romero
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de noviembre (AP).— Agricultores comunales y guías turísticos de la zona esperan una recuperación en el número de mariposas monarca —y de turistas— en sus territorios de invierno en el centro de México tras un mal año para ambos en 2020.
Según los expertos, es demasiado pronto para calcular el número de mariposas, las cuales migran cada año desde Estados Unidos y Canadá hacia los bosques ubicados al occidente de la capital mexicana. El próximo mes se realizará un sondeo informal para determinar la cifra.
Las mariposas se han convertido en una importante fuente de ingresos para los campesinos que poseen buena parte de los bosques de pinos y abetos en los que las monarca se agrupan. Algunas de estas mariposas, fácilmente distinguibles por su color anaranjado y negro, ya comenzaron a llegar a los bosques mexicanos en esta época del año.
Después de un devastador descenso en el número de turistas debido a la pandemia de la COVID-19 el año pasado, y una caída del 26 por ciento en el número de mariposas, el agricultor y guía turístico Silvestre de Jesús Cruz, de 49 años, tiene puestas sus esperanzas en que la temporada de este año sea mejor en ambos sentidos.
“El año pasado fue un poco más difícil… porque hubo menos personas. Muy poca gente vino. Este año se ve que se va a poner bueno”, declaró.
“Ese es el sostén de muchas familias de aquí del ejido [terrenos colectivos para uso de la comunidad]”, dijo De Jesús Cruz, quien ha sido guía durante 21 años. “No solamente nosotros como guías, sino también las personas que andan abajo en el estacionamiento ofreciendo su comida. Son muchas personas”.
En la temporada baja —las mariposas llegan en noviembre y comienzan su trayecto hacia el norte aproximadamente en marzo— De Jesús Cruz planta maíz y avena en su pequeña parcela.
Pero su cosecha no le genera mucho dinero. Su principal ingreso proviene del turismo y, debido a la pandemia del coronavirus, apenas unas 40 mil personas visitaron el año pasado los poco más de 10 santuarios invernales de las mariposas ubicados en terrenos montañosos, un considerable descenso respecto a los 80 mil visitantes de años anteriores.
Este año ya comenzaron a llegar algunos turistas.
Martha Echeverría, residente de la Ciudad de México y practicante de yoga, señaló que un gran atractivo de la reserva de El Rosario es la tranquilidad. A los visitantes se les pide permanecer en silencio para no perturbar a las mariposas, y eso hace que el lugar sea tan silencioso que es posible escuchar el crujir de las ramas de los abetos y el sonido del viento.
“Amo el silencio que te provoca el bosque”, dijo Echeverría. “Es impresionante”.
De Jesús Cruz explica que los guías están tomando precauciones adicionales debido a la pandemia, como requerir el uso de mascarillas y revisar la temperatura de los visitantes antes de que se les permita el ingreso.
Eso genera algunos desafíos particulares, dado que los turistas deben caminar varios cientos de metros en senderos inclinados para llegar a las zonas sumamente protegidas en donde se agrupan las mariposas, en un área que ya de por sí es elevada.
Ricardo Rodríguez, un turista del estado de Puebla, logró llegar a la cima sin problemas a pesar de no ejercitarse regularmente, pero comentó que le gustaría que hubiera un poco más de espacio para poder retirarse la mascarilla ocasionalmente.
“Es una medida de seguridad para todos, pero en una parte del ejercicio se te llega a sofocar y entonces a lo mejor sería hacer planeación en la subida”, indicó. “Que vayan un poco más distanciados para que uno pueda quitárselo un rato y pueda oxigenar un poco mejor”.
Debido a una amplia serie de factores, el número de mariposas monarca se redujo el año pasado. Los expertos dicen que la sequía, el clima extremo y la pérdida de hábitat —en particular del algodoncillo en el que depositan sus huevos—, así como el uso de pesticidas y herbicidas, y el cambio climático son una amenaza para la migración de la especie.
La tala ilegal y la pérdida de follaje debido a las enfermedades, sequías y tormentas también siguen afectando a las reservas.
Gloria Tavera, directora regional del Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas, dijo que es demasiado pronto para determinar si este año habrá un repunte en el número de mariposas, o de turistas.
“Nosotros sabremos en diciembre, una vez que inspeccionemos todas las colonias [de mariposas]”, declaró.